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45 años después, Tricontinental es trinchera de lucha por la libertad PDF Imprimir Correo
Escrito por Julio A. Muriente Pérez - Copresidente Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH)   
Miércoles, 17 de Noviembre de 2010 01:42

tricontinentalprHemos estado aquí desde el principio

Los luchadores por la independencia de Puerto Rico estuvieron presentes en la Primera Conferencia Tricontinental de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y América Latina, celebrada en La Habana del 3 al 15 de enero de 1966.

 

El muy respetado dirigente independentista Juan Mari Brás—fallecido recientemente—, encabezó la delegación del Movimiento Pro Independencia (MPI) que asistió a ese trascendental evento, concebido para fortalecer la lucha contra el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, y la solidaridad entre nuestros pueblos.

Desde la tribuna tricontinental, Mari Brás ofreció un impactante discurso a las más de ochenta delegaciones del Tercer Mundo presentes allí, en el que afirmó, entre otras cosas, que,

Nuestro pueblo es parte integrante de la América Latina, explotada y hambreada, que hoy reagrupa sus fuerzas y empieza a librar la batalla definitiva por su liberación. Como parte de esa América, somos solidarios de todas las luchas que en distintos niveles de desarrollo se desencadenan en nuestros pueblos. Consideramos que en la medida en que se intensifica la lucha en cada país, mayor obligación tenemos de definir y concretar esa solidaridad.

Si algún pueblo tiene interés en la derrota definitiva del imperialismo es el puertorriqueño, cuya existencia misma está envuelta en la impostergable necesidad de liquidar a ese monstruo que impide a buena parte de la humanidad alcanzar sus metas de bienestar y progreso. Sabemos que la lucha que nos espera es dura y larga, pero no hay posible alternativa. Tenemos la plena convicción de que Puerto Rico será libre por el esfuerzo de su pueblo y con la solidaridad de los pueblos de Nuestra América y el mundo.


Cinco meses después—el 31 de mayo de 1966—y en cumplimiento de los acuerdos de aquella Conferencia, se constituyó el Secretariado Ejecutivo de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y América Latina, OSPAAAL. Le correspondió al Movimiento Pro Independencia (MPI) de Puerto Rico el honor de ser electo al Secretariado Ejecutivo, junto con las delegaciones del FNL de Viet Nam del Sur, República Popular Democrática de Corea, Siria, Pakistán, República Árabe Unida, Movimiento de Liberación de las Colonias Portuguesas de África, Congo (Leopoldville), República de Guinea, Venezuela, República Dominicana, Chile y Cuba, que fue designado Secretario General de OSPAAAL.

Una de los proyectos de ese gran esfuerzo solidario, que comenzó a cobrar forma de inmediato, fue la producción de un órgano de divulgación de las luchas que libraban nuestros pueblos.

Así, bajo la dirección del Secretariado Ejecutivo de la OSPAAAL, surgió el Boletín Tricontinental, conocido a partir de su edición número 4 como Tricontinental. Lo que en sus comienzos fue un modesto folleto ansioso de pregonar las luchas que se libraban en tres continentes, habría de convertirse con el pasar del tiempo en una de las más prestigiosas revistas de análisis político e ideológico y, como desde siempre, de  firme solidaridad e internacionalismo.

De manera que, en más de un sentido, cuando los puertorriqueños nos referimos a la revista Tricontinental o a OSPAAAL, estamos hablando de nosotros mismos. Cuando nos detenemos a escribir estas líneas para celebrar junto a millones de hermanos y hermanas en todo el planeta el aniversario 45 de esta querida publicación y de esta respetada organización, celebramos a la misma vez cuarenta y cinco años de nuestra propia existencia.

Asumimos la revista Tricontinental y asumimos a la OSPAAAL en primera persona, como parte orgánica de nosotros mismos. Sobre todo, porque desde estas páginas y desde esta organización, como desde el Pueblo, Gobierno y Partido cubanos nos ha sido ofrecida la solidaridad más desprendida, la más intensa, la más hermanada, que haya podido recibir jamás el pueblo puertorriqueño en lucha por su independencia nacional.

Así que, cuarenta y cinco años después celebramos la solidaridad y el internacionalismo, celebramos a Cuba y su Revolución que es también nuestra, celebramos la continuidad de la lucha con sus triunfos y sus fracasos y sobre todo con la seguridad de que vamos avanzando palmo a palmo.

La indeseable vigencia del colonialismo

Mucho ha cambiado el planeta cuarenta y cinco años después, y otro tanto se ha mantenido inalterado, o incluso ha retrocedido. Por eso las palabras de Juan Mari Brás en la Primera Conferencia Tricontinental, mantienen en su esencia una extraordinaria pertinencia. Por eso la predica liberadora publicada en la revista Tricontinental desde esos días de 1966 hasta el presente, gozan de una vigencia indiscutible. Cuarenta y cinco años después nuestros pueblos han avanzado significativamente en sus aspiraciones libertarias. A la vez, cuarenta y cinco años después la agenda está cargada de asuntos pendientes de solución.

Uno de esos asuntos no resueltos definitivamente es el grave problema del colonialismo.

En verdad, escribir u opinar sobre el colonialismo en pleno siglo veintiuno podría lucir anacrónico o falto de propósito. Para mucha gente esa forma de dominación es algo superado por la humanidad; y en efecto ha desaparecido de buena parte del planeta.

Consideremos nada más que desde 1966, año en que se fundó OSPAAAL-Tricontinental, han surgido desde las luchas anticoloniales más de cuarenta naciones independientes. Entre estas, Angola, Argelia, Tanzanía, Sierra Leona, Zimbabwe, Singapur, Bahamas, Granada, Trinidad y Tobago, Malta, Fiji, Papua Nueva Guinea y Samoa. Desde 1960, año en que la ONU aprobó la Resolución 1514 (XV), conocida como la Carta Magna de la Descolonización, han alcanzado su independencia más de cincuenta antiguas colonias. 

Pero todavía hoy el colonialismo prevalece y afecta a millones de seres humanos en varios continentes. Aunque es un problema trascendido históricamente, se mantiene como problema político.

La lista de casos de dominación colonial incluye: Sahara Occidental, Palestina, Malvinas, Puerto Rico, Gibraltar, Samoa americana, Bermuda, Islas Caimán, Nueva Caledonia, Aruba, Bonaire, Curazao, Martinica, Guadalupe, Guayana Francesa, San Martín, Islas Vírgenes estadounidenses e Islas Vírgenes británicas.

Reconociendo este problema no resuelto, la ONU proclamó los años 1991 al 2000 como la Primera década por la erradicación total del colonialismo y los años 2001 al 2010 como la Segunda década. Asimismo, se apresta a declarar los años 2011 al 2020 como la Tercera década por la erradicación total del colonialismo.

Pero ese reconocimiento reiterado encierra en sí mismo la contradicción de que la comunidad internacional ha sido incapaz de erradicar ese flagelo, primero que todo por la ausencia de voluntad mostrada al respecto por las potencias colonialistas.

Más serio aún, en demasiados foros y cancillerías ha ido ganando fuerza la idea de que el colonialismo es ya, definitivamente, cosa del pasado. Que, por lo tanto, ni siquiera es preciso mencionarlo.

En nuestro caso particular, es cierto que desde la década de 1970 el Comité de Descolonización de la ONU ha aprobado decenas de resoluciones reconociendo el derecho inalienable del pueblo puertorriqueño a su autodeterminación e independencia. Es cierto también que la Organización de Países No Alineados se ha expresado reiteradamente en el mismo sentido.

Pero cuando los Jefes y Jefas de Estado de treinta y tres países de América Latina y el Caribe se reunieron en Cancún, México los días 22 y 23 de febrero de 2010, en la denominada Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, aprobaron la Declaración de Cancún—extenso documento en el que se analiza la situación subcontinental desde diversos puntos de vista— en la que no dedicaron ni una letra, ¡ni una letra!, al tema del colonialismo. Que es como decir que, para esos 33 gobiernos, a las alturas de 2010  el colonialismo en América Latina y el Caribe no existe, ha sido trascendido.

Esta omisión inexcusable no sería todo lo grave que es, si además no sucediera que la mayoría de los pueblos que aún enfrentan el colonialismo en el planeta, se localizan precisamente en Nuestra América y sobre todo en el Caribe, y que ello ocurre precisamente cuando varios de esos países están conmemorando doscientos años de su independencia y del fin del colonialismo en lo que hoy son sus naciones.

¿Cómo explicar esa madeja de contradicciones, ese desfase entre lo que se dice en un foro y se aprueba en otro, entre lo que se omite en un contexto y se promueve en el otro? ¿Cómo entender esa disonancia interpretativa y política sobre el colonialismo? ¿Cómo superar esa situación en la que los perjudicados somos quienes luchamos por la autodeterminación, la descolonización y la independencia, que vamos siendo invisibilizados ante los ojos de la humanidad?

No todo es negativo


No todo es negativo. En abril de 2009 se celebró en Trinidad y Tobago la Cumbre de las Américas, convocada por Estados Unidos. Al iniciarse los trabajos el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, hizo una expresión extraordinariamente importante:

“Otro pueblo que no está aquí presente a diferencia de Cuba, una nación independiente, solidaria, ese otro pueblo está sometido todavía a las políticas colonialistas…me refiero al hermano pueblo de Puerto Rico. Llegará el día en que los pueblos latinoamericanos y caribeños como ya está aconteciendo, donde ya se ha incorporado Cuba al Grupo de Río, donde estamos trabajando para construir una gran alianza, una gran unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños, llegará el día en que ahí también, en esa gran alianza, estará el pueblo de Puerto Rico. Tengo la convicción, tengo la seguridad, que ese día llegará.”

Un año después, el 18 y 19 de abril de 2010, los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) se reunieron en Caracas, donde celebraron la IX Cumbre de Presidentes y jefes de Estado y de Gobierno y aprobaron el Manifiesto Bicentenario de Caracas. En este documento, “…los países del ALBA manifestaron su apoyo al pueblo de Puerto Rico en su lucha por la independencia y la soberanía nacional frente al imperialismo estadounidense”. Asimismo, varias delegaciones llamaron la atención sobre el problema del colonialismo en el Caribe.

La resolución sobre la condición colonial de Puerto Rico considerada en 2010 por el Comité de Descolonización de la ONU—que históricamente ha sido presentada por Cuba— fue coauspiciada por varios países que forman parte del ALBA. Ello representa un paso importante en la aspiración por alcanzar una dimensión latinoamericana de la solidaridad con nuestra lucha anticolonial.

En este momento histórico los países del ALBA tienen ante sí el reto enorme de convertirse en la línea del frente en la lucha contra el colonialismo, por la autodeterminación e independencia en América Latina y el Caribe. Es reto y necesidad, en la medida en que no serán completamente libres unos mientras no lo sean todos.

Cada pueblo construye su libertad

Cada pueblo construye su libertad. No hay sustitutos para ese gran propósito De acuerdo. La solidaridad internacional nunca va a suplantar la lucha nacional. Pero ésta puede hacer la diferencia, sobre todo si el pueblo que lucha lo hace en condiciones francamente desiguales e injustas, como es el caso de la lucha anticolonial en el siglo veintiuno, lo mismo en el Sahara Occidental, que en Palestina o Puerto Rico.

Máxime si esos pueblos y sus territorios han sido o son utilizados para agredir a países que han alcanzado su independencia. El presidente venezolano ha denunciado en numerosas ocasiones la utilización de Aruba, colonia holandesa, para lanzar operativos de espionaje contra su país. En 1961 parte de los mercenarios que atacaron Cuba se entrenaron en Puerto Rico, colonia estadounidense, cuyo territorio también fue utilizado como base de agresión contra República Dominicana (1965) y Granada (1983).

Uno de los factores retardatarios de la independencia de la patria Saharaui es el interés de la OTAN de controlar esa región a través de Marruecos. La ocupación colonial de Palestina y la creación del Estado de Israel ha ido dirigida al control tanto del pueblo palestino como de los pueblos de la región por parte de las grandes potencias capitalistas.

La anexión por Francia de Martinica, Guadalupe y la llamada Guayana Francesa en 1946, así como la intención de holanda de anexar su colonia de Bonaire; el control colonial de británicos y estadounidenses de parte de las islas caribeñas y la anunciada intención de los británicos de saquear riquezas naturales pertenecientes al pueblo argentino en las Malvinas, implica que Europa, ahora acompañada por Estados Unidos, nunca se ha ido del Caribe, nunca se ha ido de Nuestra América, nunca ha renunciado a dominar, no sólo las colonias que mantiene hoy, sino a todos nuestros pueblos, cuya independencia verdadera en el fondo se resiste a reconocer.

45 años después, reafirmemos nuestra voluntad solidaria


En este contexto resultan indiscutibles la vigencia y la pertinencia de la solidaridad como fue concebida al constituirse en 1966 la Organización de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y América Latina—OSPAAAL—; y la revista Tricontinental. Se ha afirmado, y lo reconocemos, que estamos en un cambio de época; que se presenta ante nosotros una coyuntura continental y planetaria cargada de esperanzas renovadas, que exige formas nuevas para adelantar tareas inconclusas e iniciar tareas nuevas, y que nos invita a fortalecer el entusiasmo y la confianza en el porvenir.

Estos cuarenta y cinco años de OSPAAAL y Tricontinental, tan colmados de experiencias de todo tipo, constituyen una columna principal del cambio de época. Que, después de todo, no hemos llegado hasta aquí, al siglo veintiuno, con ganas de vivir y de triunfar, contra viento y marea y esencialmente victoriosos, por casualidad.

Nos corresponde a todos y todas completar la tarea inconclusa del Libertador Simón Bolívar, de Mandela, Arafat, Albizu Campos, Machel, Neto, Lumumba, de Fidel.

Como hombres y mujeres del siglo veintiuno, aquel siglo de luchas y victoria que evocara el Che, dispongámonos a continuar avanzando. Sin tregua. Por la independencia y la libertad. Por el amor profundo que le tenemos a la humanidad, que es nuestra razón de ser.

A los hermanos y hermanas de Tricontinental, un abrazo fuerte y agradecido, desde esta tierra Betancina y Martiana,  al celebrar 45 años de existencia fructífera. ¡Felicidades!

 

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