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Los sucesos en Ucrania: ¿quién juega la última carta? PDF Imprimir Correo
Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH Comité Ejecutivo   
Viernes, 28 de Febrero de 2014 01:45

ucraniaEn días recientes, mientras los latinoamericanos hemos estado pendientes del desarrollo de los sucesos en la República Bolivariana de Venezuela, en Ucrania se da un golpe de Estado que echa abajo el gobierno constitucional existente en esta exrepública soviética.



Mientras esto ocurre, en Siria, se mantiene la presión por parte de grupos respaldados por Estados Unidos y la Unión Europea para el derrocamiento armado del también gobierno constitucional de este país árabe. En los tres escenarios existe un actor común: la inteligencia estadounidense y la política seguida por este país con el propósito de manejar, como lo diseñara bajo la Administración Bush su Secretario de la Defensa, Donald Rumsfeld, diferentes conflictos simultáneos a escala mundial.

Mientras Estados Unidos aún no despega su bota militar del territorio iraquí o afgano; mueve sus tentáculos en diferentes países africanos a través del Comando de África (AfricaCom) movilizando diversos conjuntos de fuerzas especiales y asesoras para diferentes gobiernos afines a sus intereses; continúa ofreciendo apoyo y asistencia a los grupos fundamentalistas mercenarios vinculados con Al Qaeda en Siria; y alienta a la oposición fascista y golpista venezolana contra el gobierno del presidente electo Nicolás Maduro. En Ucrania, con el apoyo de la Unión Europea, estimula y contribuye a que un grupo de manifestantes de la derecha de este país, en medio de movilizaciones controladas, se hagan del poder político destituyendo al Presidente Constitucional y arrebatando el poder de su parlamento.

Si alguien tenía dudas sobre quiénes estaban detrás de las manifestaciones desarrolladas en Kiev, la capital ucraniana, lo único que tienen que constatar hoy es cuáles son los grupos que al presente han asumido el control policiaco en dicha capital ante el vacío de poder creado por los recientes sucesos. Se trata de grupos paramilitares derechistas, como es ¨Causa Común¨, y las organizaciones neonazis ucranianas del llamado ¨Sector de Derechas¨, del cual participan organizaciones como ¨Una-Unzo¨, ¨La Sech¨ y ¨Tridente¨. Todas ellas, en conjunto, se conocen como las Fuerzas de Autodefensa del Maidán.

Ucrania es un país ubicado en la frontera más oriental de Europa dentro de la región conocida como Eurasia. Con un tamaño similar al de España y Portugal unidas, Ucrania cuenta con una extensión territorial de 603,628 kms.2; es decir, más de 55 veces el tamaño de Puerto Rico, con una población de 44.8 millones de habitantes y con el segundo ejército más grande de Europa después de la Federación Rusa. Habiendo sido una de las repúblicas de la extinta Unión Soviética, desde su Declaración de su Independencia el 24 de agosto de 1991, Ucrania se ha debatido entre los intereses de una parte de su población de origen eslavo, que se considera a sí misma como europea; frente a otra porción similar que sigue considerándose vinculada con la hoy Federación Rusa. La Península de Crimea que da al Mar Negro, integrada a Ucrania como República Autónoma, cuenta con una población aproximada de 2 millones de personas mayormente rusas. Es hoy la base de la Flota Rusa del Mar Negro.

Ucrania tiene fronteras al Norte, con otra exrepública soviética llamada Belarus o Bielorusia: al Oeste con Polonia, Rumanía y Moldavia; al Sur con el Mar Negro y al Este con Rusia. En su suelo se libraron importantes combates durante la lucha antifascista en la Segunda Guerra Mundial. Considerada desde la antigüedad como el ¨granero de Europa¨ por la fertilidad de sus suelos, Ucrania representó junto al resto de los países del llamado ¨Campo Socialista¨ un importante bastión de seguridad para la Unión Soviética y los países del ¨Pacto de Varsovia¨, frente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte liderada por Estados Unidos y los países europeos victoriosos en la Segunda Guerra Mundial y hoy parte de la Unión Europea.

Desde la caída de la Unión Soviética a comienzos de la década de 1990, Rusia intentó mantener unidas las antiguas repúblicas que conformaban el anterior Estado soviético dentro de un modelo de integración alterna, que vino a llamarse la Comunidad de Estados Independientes. Así las cosas, estableció con algunas de ellas acuerdos y tratados, que aunque no necesariamente supusieran una unión política, sí conllevaban algún tipo de unidad económica, aduanera y militar. El modelo inicial desarrollado, del cual participaron Belarus y Kazakstán, ha ido dando pasos a lo que sería eventualmente la Unión Económica Euroasiática, prevista para el año que viene, donde Ucrania vendría a jugar un importante papel. Lo anterior es así, toda vez que el gobierno constitucional en Ucrania se encontraba mucho más cerca de adhesión a este agrupamiento económico que lo que deseaban los intereses de la Unión Europea y Estados Unidos. Para éstos últimos siempre estuvo presente el interés porque Ucrania se mantuviera dentro de su órbita económica. Así se facilitaría frenar la expansión de un mercado hegemonizado por la Federación Rusa, y en consecuencia, la vinculación de Ucrania con sus intereses geopolíticos.

El ensayo para lo ocurrido en Ucrania recientemente tuvo como ensayo los sucesos desarrollados antes en Georgia, otra exrepública de la Unión Soviética. Entonces, el conflicto armado habido en el año 2008, involucró además, varias regiones como Abjasia, Osetia del Norte y Osetia del Sur. En el caso de Georgia, también el interés de Occidente era su solicitud de ingreso a la Unión Europea y la OTAN, y en consecuencia, el fortalecimiento de este país, también fronterizo con Rusia, con este otro bloque económico y militar.

La doctrina de seguridad de la Federación Rusa no podía permitir entonces ni permite ahora, desde el punto de vista de sus intereses en la región, tal tipo de intervención dentro de su zona de influencia. Es por esto que ahora, dentro del drama del conflicto ucraniano, el presidente Putin ha sido enfático en que no permitirá, dentro de la realidad, donde existen divisiones étnicas, nacionales y religiosas, la balcanización del territorio.

El presidente Vladimir Putin ha indicado que no permitirá la ocupación de la península de Crimea donde está la base de Sebastopol, sede la Flota Naval del Mar Negro, por parte de potencias extranjeras. Ha señalando que en todo caso Crimea, que como indicamos, disfruta de un estatuto especial que le considera como República Autónoma, seguirá siendo parte de la Federación Rusa.

La población tártara originaria de Crimea, dada su alta colaboración durante la Segunda Guerra Mundial con los nazis, fue objeto de grandes deportaciones en masa fuera del territorio. Al presente su población es un 58% rusa, un 24% ucraniana y solo un 12% tártara. Como cuestión de hecho, el presidente del Consejo Superior de la República Autónoma de Crimea, Vladimir Konstantinov, ha indicado en la Duma Estatal Rusa, que ¨Crimea plantearía la cuestión de la separación de Ucrania en caso de que se diera  un cambio de autoridades legítimas.¨ Más aún, al presente la Duma Estatal prepara un proyecto de ley dirigido a simplificar o facilitar el proceso mediante el cual los ciudadanos ucranianos y ruso parlantes en otros territorios de la extinta URSS accedan a la ciudadanía rusa.

En un acto desarrollado en días recientes, un grupo de personas en uniforme y armadas entró en el parlamento y en el salón del consejo de ministros forzando una votación mediante la cual se efectuaría un referéndum el próximo 25 de mayo coincidiendo con las elecciones presidenciales, donde la pregunta sería: ¨¿Está usted por la independencia estatal de la República Autónoma de Crimea en el conjunto de Ucrania sobre la base de tratados y acuerdos?¨

Sobre el particular, basta recordar lo ocurrido en Osetia de Sur, una república autónoma en la región del Cáucaso con una superficie de apenas 3,900 kilómetros cuadrados (menos de la mitad de la superficie de Puerto Rico) y con una población de apenas 82 mil personas de las cuales 58 mil eran osetas y 22 mil georgianos, que al disolverse la Unión Soviética reclamaron su condición de República Autónoma y más adelante el de república independiente. En 1992 Osetia del Sur en referéndum optó por integrarse con Osetia del Norte, lo que provocó la decisión de Georgia de invadir Osetia del Sur. En aquel entonces, luego de un armisticio se estableció una fuerza de paz integrada por tropas rusas, georgianas y osetas. El 12 de noviembre de 2006, sin embargo, se efectuó otro referéndum donde participó el 91% de la población que participó, el 99% votó por independizarse de Georgia e integrarse con Osetia del Norte. En 2008 Georgia optó por atacar militarmente a Osetia del Sur. La respuesta rusa fue inmediata procediendo a invadir Osetia del Sur, llegando hasta la frontera con Georgia, e infligiendo a dicho país una derrota militar a pesar el apoyo logístico prestado por Estados Unidos y la Unión Europea. Ese mismo puede ser el panorama del futuro en Crimea.

La presencia de Estados Unidos en la crisis ucraniana ha estado presente desde el momento mismo de su independencia. De acuerdo con Victoria Nuland, Subsecretaria de Estado de Estados Unidos, desde 1991 su país ha invertido más de $5 mil millones en Ucrania. En el marco de las recientes protestas, la posición de Estados Unidos fue la de auspiciar las manifestaciones violentas por parte de los grupos que promovían la salida del presidente constitucional elegido en 2010, Viktor Yanukovich. Se ha indicado que ya desde el inicio de los sucesos que llevaron a la desintegración de la Unión Soviética, Zbigniew Brzezinski, entonces Asesor de Seguridad Nacional del presidente James Carter, había elaborado un documento conteniendo los estatutos para una Ucrania independiente. Por su parte Anders Fogh Ramussen, Secretario General de la OTAN, manifestó el miércoles pasado que Ucrania era ¨un amigo sincero¨ y un ¨aliado cercano¨ de esta alianza militar.

Por lo pronto, la Federación Rusa ha dispuesto un operativo militar cautelar donde el Presidente Putin ha ordenado la movilización de 160 mil tropas en caso de ser necesaria su utilización, que incluye al II Ejército del Distrito Centro y mandos de las diferentes ramas de la Fuerza Aérea, incluyendo lo que se conoce como ¨aviación estratégica¨. Mientras esto ocurre, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia llama la atención en torno a su preocupación sobre el curso seguido por fuerzas que cataloga como ¨extremistas¨ en Ucrania hacia algunas ¨confesiones religiosas¨, esto en clara referencia a la Iglesia Ortodoxa Rusa, donde indica que sacerdotes de esta denominación han recibido ¨amenazas contra su integridad física y sobre la destrucción de los templos bajo su responsabilidad¨.

Desde su asilo temporal en Rusia, el presidente constitucional de Ucrania reafirma que continúa considerándose ¨el jefe legítimo del Estrado ucraniano, elegido de acuerdo con la libre voluntad de los ciudadanos ucranianos.¨ Para Yakunovich, las leyes que en estos momentos se presta a aprobar el parlamento ucraniano ¨son ilegítimas¨.

Los sucesos en Ucrania y los cambios que vienen desarrollándose desde el pasado 21 de noviembre de 2013 cuando se suspendieron negociaciones de un acuerdo comercial con la Unión Europea y se dispararon las protestas, como proceso histórico apenas comienzan y están aún muy lejos de soluciones definitivas. Habrá aún que esperar mucho para ver el desenlace de este conflicto.

Los sucesos en Ucrania: ¿quién juega la última carta?

Alejandro Torres Rivera

28 de febrero de 2014

En días recientes, mientras los latinoamericanos hemos estado pendientes del desarrollo de los sucesos en la República Bolivariana de Venezuela, en Ucrania se da un Golpe de Estado que echa abajo el gobierno constitucional existente en esta exrepública soviética.

Mientras esto ocurre, en Siria, se mantiene la presión por parte de grupos respaldados por Estados Unidos y la Unión Europea para el derrocamiento armado del también gobierno constitucional de este país árabe. En los tres escenarios existe un actor común: la inteligencia estadounidense y la política seguida por este país con el propósito de manejar, como lo diseñara bajo la Administración Bush su Secretario de la Defensa, Donald Rumsfeld, diferentes conflictos simultáneos a escala mundial.

Mientras Estados Unidos aún no despega su bota militar del territorio iraquí o afgano; mueve sus tentáculos en diferentes países africanos a través del Comando de África (AfricaCom) movilizando diversos conjuntos de fuerzas especiales y asesoras para diferentes gobiernos afines a sus intereses; continúa ofreciendo apoyo y asistencia a los grupos fundamentalistas mercenarios vinculados con Al Qaeda en Siria; y alienta a la oposición fascista y golpista venezolana contra el gobierno del presidente electo Nicolás Maduro. En Ucrania, con el apoyo de la Unión Europea, estimula y contribuye a que un grupo de manifestantes de la derecha de este país, en medio de movilizaciones controladas, se hagan del poder político destituyendo al Presidente Constitucional y arrebatando el poder de su parlamento.

Si alguien tenía dudas sobre quiénes estaban detrás de las manifestaciones desarrolladas en Kiev, la capital ucraniana, lo único que tienen que constatar hoy es cuáles son los grupos que al presente han asumido el control policiaco en dicha capital ante el vacío de poder creado por los recientes sucesos. Se trata de grupos paramilitares derechistas, como es ¨Causa Común¨, y las organizaciones neonazis ucranianas del llamado ¨Sector de Derechas¨, del cual participan organizaciones como ¨Una-Unzo¨, ¨La Sech¨ y ¨Tridente¨. Todas ellas, en conjunto, se conocen como las Fuerzas de Autodefensa del Maidán.

Ucrania es un país ubicado en la frontera más oriental de Europa dentro de la región conocida como Eurasia. Con un tamaño similar al de España y Portugal unidas, Ucrania cuenta con una extensión territorial de 603,628 kms.2; es decir, más de 55 veces el tamaño de Puerto Rico, con una población de 44.8 millones de habitantes y con el segundo ejército más grande de Europa después de la Federación Rusa. Habiendo sido una de las repúblicas de la extinta Unión Soviética, desde su Declaración de su Independencia el 24 de agosto de 1991, Ucrania se ha debatido entre los intereses de una parte de su población de origen eslavo, que se considera a sí misma como europea; frente a otra porción similar que sigue considerándose vinculada con la hoy Federación Rusa. La Península de Crimea que da al Mar Negro, integrada a Ucrania como República Autónoma, cuenta con una población aproximada de 2 millones de personas mayormente rusas. Es hoy la base de la Flota Rusa del Mar Negro.

Ucrania tiene fronteras al Norte, con otra exrepública soviética llamada Belarus o Bielorusia: al Oeste con Polonia, Rumanía y Moldavia; al Sur con el Mar Negro y al Este con Rusia. En su suelo se libraron importantes combates durante la lucha antifascista en la Segunda Guerra Mundial. Considerada desde la antigüedad como el ¨granero de Europa¨ por la fertilidad de sus suelos, Ucrania representó junto al resto de los países del llamado ¨Campo Socialista¨ un importante bastión de seguridad para la Unión Soviética y los países del ¨Pacto de Varsovia¨, frente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte liderada por Estados Unidos y los países europeos victoriosos en la Segunda Guerra Mundial y hoy parte de la Unión Europea.

Desde la caída de la Unión Soviética a comienzos de la década de 1990, Rusia intentó mantener unidas las antiguas repúblicas que conformaban el anterior Estado soviético dentro de un modelo de integración alterna, que vino a llamarse la Comunidad de Estados Independientes. Así las cosas, estableció con algunas de ellas acuerdos y tratados, que aunque no necesariamente supusieran una unión política, sí conllevaban algún tipo de unidad económica, aduanera y militar. El modelo inicial desarrollado, del cual participaron Belarus y Kazakstán, ha ido dando pasos a lo que sería eventualmente la Unión Económica Euroasiática, prevista para el año que viene, donde Ucrania vendría a jugar un importante papel. Lo anterior es así, toda vez que el gobierno constitucional en Ucrania se encontraba mucho más cerca de adhesión a este agrupamiento económico que lo que deseaban los intereses de la Unión Europea y Estados Unidos. Para éstos últimos siempre estuvo presente el interés porque Ucrania se mantuviera dentro de su órbita económica. Así se facilitaría frenar la expansión de un mercado hegemonizado por la Federación Rusa, y en consecuencia, la vinculación de Ucrania con sus intereses geopolíticos.

El ensayo para lo ocurrido en Ucrania recientemente tuvo como ensayo los sucesos desarrollados antes en Georgia, otra exrepública de la Unión Soviética. Entonces, el conflicto armado habido en el año 2008, involucró además, varias regiones como Abjasia, Osetia del Norte y Osetia del Sur. En el caso de Georgia, también el interés de Occidente era su solicitud de ingreso a la Unión Europea y la OTAN, y en consecuencia, el fortalecimiento de este país, también fronterizo con Rusia, con este otro bloque económico y militar.

La doctrina de seguridad de la Federación Rusa no podía permitir entonces ni permite ahora, desde el punto de vista de sus intereses en la región, tal tipo de intervención dentro de su zona de influencia. Es por esto que ahora, dentro del drama del conflicto ucraniano, el presidente Putin ha sido enfático en que no permitirá, dentro de la realidad, donde existen divisiones étnicas, nacionales y religiosas, la balcanización del territorio.

El presidente Vladimir Putin ha indicado que no permitirá la ocupación de la península de Crimea donde está la base de Sebastopol, sede la Flota Naval del Mar Negro, por parte de potencias extranjeras. Ha señalando que en todo caso Crimea, que como indicamos, disfruta de un estatuto especial que le considera como República Autónoma, seguirá siendo parte de la Federación Rusa.

La población tártara originaria de Crimea, dada su alta colaboración durante la Segunda Guerra Mundial con los nazis, fue objeto de grandes deportaciones en masa fuera del territorio. Al presente su población es un 58% rusa, un 24% ucraniana y solo un 12% tártara. Como cuestión de hecho, el presidente del Consejo Superior de la República Autónoma de Crimea, Vladimir Konstantinov, ha indicado en la Duma Estatal Rusa, que ¨Crimea plantearía la cuestión de la separación de Ucrania en caso de que se diera un cambio de autoridades legítimas.¨ Más aún, al presente la Duma Estatal prepara un proyecto de ley dirigido a simplificar o facilitar el proceso mediante el cual los ciudadanos ucranianos y ruso parlantes en otros territorios de la extinta URSS accedan a la ciudadanía rusa.

En un acto desarrollado en días recientes, un grupo de personas en uniforme y armadas entró en el parlamento y en el salón del consejo de ministros forzando una votación mediante la cual se efectuaría un referéndum el próximo 25 de mayo coincidiendo con las elecciones presidenciales, donde la pregunta sería: ¨¿Está usted por la independencia estatal de la República Autónoma de Crimea en el conjunto de Ucrania sobre la base de tratados y acuerdos?¨

Sobre el particular, basta recordar lo ocurrido en Osetia de Sur, una república autónoma en la región del Cáucaso con una superficie de apenas 3,900 kilómetros cuadrados (menos de la mitad de la superficie de Puerto Rico) y con una población de apenas 82 mil personas de las cuales 58 mil eran osetas y 22 mil georgianos, que al disolverse la Unión Soviética reclamaron su condición de República Autónoma y más adelante el de república independiente. En 1992 Osetia del Sur en referéndum optó por integrarse con Osetia del Norte, lo que provocó la decisión de Georgia de invadir Osetia del Sur. En aquel entonces, luego de un armisticio se estableció una fuerza de paz integrada por tropas rusas, georgianas y osetas. El 12 de noviembre de 2006, sin embargo, se efectuó otro referéndum donde participó el 91% de la población que participó, el 99% votó por independizarse de Georgia e integrarse con Osetia del Norte. En 2008 Georgia optó por atacar militarmente a Osetia del Sur. La respuesta rusa fue inmediata procediendo a invadir Osetia del Sur, llegando hasta la frontera con Georgia, e infligiendo a dicho país una derrota militar a pesar el apoyo logístico prestado por Estados Unidos y la Unión Europea. Ese mismo puede ser el panorama del futuro en Crimea.

La presencia de Estados Unidos en la crisis ucraniana ha estado presente desde el momento mismo de su independencia. De acuerdo con Victoria Nuland, Subsecretaria de Estado de Estados Unidos, desde 1991 su país ha invertido más de $5 mil millones en Ucrania. En el marco de las recientes protestas, la posición de Estados Unidos fue la de auspiciar las manifestaciones violentas por parte de los grupos que promovían la salida del presidente constitucional elegido en 2010, Viktor Yanukovich. Se ha indicado que ya desde el inicio de los sucesos que llevaron a la desintegración de la Unión Soviética, Zbigniew Brzezinski, entonces Asesor de Seguridad Nacional del presidente James Carter, había elaborado un documento conteniendo los estatutos para una Ucrania independiente. Por su parte Anders Fogh Ramussen, Secretario General de la OTAN, manifestó el miércoles pasado que Ucrania era ¨un amigo sincero¨ y un ¨aliado cercano¨ de esta alianza militar.

Por lo pronto, la Federación Rusa ha dispuesto un operativo militar cautelar donde el Presidente Putin ha ordenado la movilización de 160 mil tropas en caso de ser necesaria su utilización, que incluye al II Ejército del Distrito Centro y mandos de las diferentes ramas de la Fuerza Aérea, incluyendo lo que se conoce como ¨aviación estratégica¨. Mientras esto ocurre, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia llama la atención en torno a su preocupación sobre el curso seguido por fuerzas que cataloga como ¨extremistas¨ en Ucrania hacia algunas ¨confesiones religiosas¨, esto en clara referencia a la Iglesia Ortodoxa Rusa, donde indica que sacerdotes de esta denominación han recibido ¨amenazas contra su integridad física y sobre la destrucción de los templos bajo su responsabilidad¨.

Desde su asilo temporal en Rusia, el presidente constitucional de Ucrania reafirma que continúa considerándose ¨el jefe legítimo del Estrado ucraniano, elegido de acuerdo con la libre voluntad de los ciudadanos ucranianos.¨ Para Yakunovich, las leyes que en estos momentos se presta a aprobar el parlamento ucraniano ¨son ilegítimas¨.

Los sucesos en Ucrania y los cambios que vienen desarrollándose desde el pasado 21 de noviembre de 2013 cuando se suspendieron negociaciones de un acuerdo comercial con la Unión Europea y se dispararon las protestas, como proceso histórico apenas comienzan y están aún muy lejos de soluciones definitivas. Habrá aún que esperar mucho para ver el desenlace de este conflicto.

 

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