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El triunfo del pueblo griego: primera gran derrota a la propuesta neoliberal en Europa en el Siglo 21 PDF Imprimir Correo
Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH   
Martes, 07 de Julio de 2015 07:28

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«Grecia, a pesar de sus similitudes económicas con Puerto Rico, tiene una gran diferencia: Grecia es un Estado soberano. Allí las decisiones políticas del país las toma el pueblo sin la injerencia de un Tribunal Federal o sin la injerencia política de un poder extranjero como es el caso de Estados Unidos en Puerto Rico. Grecia no tiene un problema de estatus político colonial, sujeto sus poderes políticos a la soberanía de otro país.»

 

Nos dice I. Blauberg en su libro Diccionario Marxista de Filosofía, que el término ¨democracia¨ procede el griego democratia, que significa ¨poder del pueblo¨. Para aquellos o aquellas para quienes la palabra ¨marxista¨ sigue provocando un susto, o sencillamente es un término anatemizado, el Diccionario de la Lengua Española también nos define el término democracia como ¨Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno¨; ¨Predominio político del pueblo en el gobierno de un Estado¨.

Desde nuestras primeras nociones en el estudio de la historia universal, a la hora de identificar cómo se gobiernan los pueblos, se nos trae la noción de que la democracia, criatura política de la Grecia Antigua particularmente en Atenas, era aquella donde los ciudadanos se reunían en una especie de asamblea desde la cual tomaban de manera participativa y directa muchas de las decisiones que tenían que ver con sus vidas. Era el mecanismo a través del cual, como expresara Juan Jacobo Rousseau, se establecía el contrato social que define las obligaciones de la ciudad-Estado con sus ciudadanos.

El principio de la democracia directa evolucionó con el tiempo a formas distintas de ejercicio ciudadano. Entre aquellos procesos que aportaron al desarrollo de la democracia se destacan a partir del inicio del período de la Ilustración en siglos siguientes, la Revolución Francesa en Europa, la Revolución Americana en las trece colonias inglesas en América y la Revolución Haitiana en el Caribe. La formación de estados burgueses parieron históricamente hablando, diferentes formas de democracia representativa, sustituyendo así la noción de democracia directa originalmente desarrollada en Grecia en la Antigüedad. Durante el pasado siglo, y en años más recientes, particularmente al calor de nuevas luchas y procesos sociales, han abierto las puertas en el debate político diferentes manifestaciones de cómo es posible la transición desde una democracia representativa a diferentes manifestaciones de democracia participativa.

Para Blauberg, sin embargo, no existe propiamente la ¨democracia en general¨ sino que lo que existen son ¨formas concretas de democracia¨. Para él, su contenido está subordinado al ¨carácter del régimen social¨, es decir, en la sociedad de clases, la democracia ¨constituye la dictadura de la clase dominante, y es utilizada en interés de ésta.¨ De lo anterior podemos formular al menos dos presupuestos pertinentes al tema que nos proponemos discutir: existen formas de ejercicio democrático, que se evidencian en la manera en que el pueblo en general participa de los procesos políticos y de toma de decisiones sobre asuntos medulares; y existen marcos para el ejercicio de tales manifestaciones de participación ciudadana, vinculadas éstas a la prevalencia del modo de producción y de las relaciones de producción específicas y la correlación entre clases sociales.

Así por ejemplo, el reciente referéndum efectuado en Grecia, convocado por el Gobierno encabezado por Alexis Tsipras, constituye una manifestación de ejercicio de democracia. En la consulta promovida por el Gobierno, el pueblo ha manifestado su voluntad de manera directa rechazando las exigencias que pretende imponerle los organismos financieros de la Unión Europea como condición a nuevos préstamos para enfrentar la crisis por la que atraviesa el país y responder de aquellos préstamos anteriormente conferidos. A pesar de su resultado, nunca estuvo contemplado en la consulta una modificación del modo de producción principal en Grecia ni de las actuales relaciones de producción en el país helénico; es decir, la consulta no presuponía un cambio en la naturaleza capitalista del Estado.

En la consulta, con la participación de alrededor del 65.5 % de los electores hábiles para votar, el NO a las medidas neoliberales del capital financiero europeo obtuvo el 61.31% de los votos frente al SÍ a dichas medidas, que obtuvo el 38.69% de los votos. El referéndum, sin embargo, también tenía otra lectura. La Unión Europea, los sectores del capital financiero y los partidos de la oposición en Grecia pretendieron convertir la contienda en un SÍ o NO al gobierno de Alexis Tsipras. Todavía en vísperas de la votación, los grandes medios de comunicación internacionales, a pesar de las tendencias que a nivel de la población se tornaban evidentes, hablaban de un virtual empate entre ambas fuerzas, aprovechando las noticias que propagaban para infundir el temor entre la población griega de apoyar la propuesta del NO. A la vez, promovían el retiro de dinero de los bancos y la descapitalización del país, mientras a la vez, procuraban atenuar el apoyo creciente que en otros países europeos despertaban las simpatías de sus poblaciones, también golpeadas por sus propios gobiernos, con las propuestas del gobierno griego.

Es importante reafirmar que la actual crisis de Grecia no fue provocada por el actual gobierno griego. De hecho, el gobierno de Tsipras apenas lleva en el poder cinco meses. Los defensores de las medidas de choque impulsadas por los organismos financieros internacionales y por la Unión Europea en Grecia son precisamente los responsables de una crisis en dicho país que lleva ya décadas de desarrollo gradual. Quienes han sufrido los efectos de esa crisis, sin embargo, han sido las clases trabajadoras, por los jubilados, los empleados públicos y los sectores de menor capacidad económica. En unos pocos años, la pobreza extrema en Grecia se ha disparado de apenas un 4% a casi un 40% de la población.

Aquellos que por años se cebaron de dinero mediante la corrupción, el clientelismo, en transacciones financieras e hipotecarias, en los contratos ofertados por el gobierno para aquellos que a su vez sostenían los partidos políticos usufructuarios del poder del Estado, son los mismos que hoy continúan su campaña de miedo contra el pueblo ante el contundente rechazo al paquete neoliberal del pasado domingo.

Los problemas económicos de Grecia no son tan distantes de los problemas que en los pasados años ha venido sufriendo otros países europeos como España, Portugal e Italia. De la misma manera, en dichos países los beneficiarios de la degradación de la calidad de vida del pueblo, los usufructuarios de millones de euros mal habidos desde el poder público y la corrupción, y los que hoy se empeñan en atacar con nuevas medidas neoliberales en perjuicio de la educación pública, la salud, la seguridad, la vivienda, los salarios y las pensiones de los trabajadores para su propio beneficio, en dichos países también son los verdaderos causantes de la crisis.

Puerto Rico también vive momentos de crisis como no se había dado desde la fundación del Estado Libre Asociado en 1952. Los problemas que hoy enfrenta Puerto Rico tampoco son tan distantes de la realidad griega. Vivimos en un país que está más que nunca en una profunda crisis económica. Durante la pasada década cientos de miles de profesionales han emigrado hacia Estados Unidos por falta de empleos; decenas de miles de puestos de trabajo calificados se han perdido al cerrar sus operaciones una gran cantidad de empresas de alta tecnología; los índices de deserción escolar (casi un 50% de los jóvenes en edad escolar) y desempleo (14.3% en el año 2013) han llegado a niveles tales que comparan con aquellos existentes hace medio siglo. Problemas sociales como la adicción a drogas, donde se calcula existen 186 mil usuarios de drogas fuertes; delincuencia generalizada con 21 asesinatos por cada 100 mil habitantes; crimen organizado; la incapacidad del Estado en brindar seguridad, educación pública de calidad y salud a sus ciudadanos, forman parte también de la realidad puertorriqueña.

Puerto Rico tiene una deuda pública muy superior a su PIB. La deuda privada, estimada en no menos de $50 mil millones coloca a cada puertorriqueño al momento de nacer adeudando la suma de $17,000.00. La deuda pública consolidada, para un país de 3.5 millones de habitantes, alcanza la astronómica cifra de $167,846 millones. Esta deuda conlleva que cada uno de los puertorriqueños adeude a los organismos financieros internacionales en el mercado de bonos, la suma aproximada de $47,845.00. Mientras más crece la deuda privada y pública, los servicios a la población se reducen dadas las insuficiencias fiscales que tiene el país y su gobierno.

En Puerto Rico cada día la población se torna más vieja. El 50% de las personas de edad avanzada vive en la pobreza. Vivimos colectivamente en medio de la incertidumbre, la corrupción, la desesperanza y el deterioro continuo de nuestra calidad de vida.

La vitrina de la democracia que Estados Unidos pretendió establecer en nuestro país sencillamente se encuentra hecha añicos.

¿Qué dicen los datos? Anualmente los puertorriqueños compramos directamente a Estados Unidos $22,600 millones en mercancías y bienes producidos en dicho país. Las empresas multinacionales de Estados Unidos en Puerto Rico, por su parte, obtienen en rendimientos de capital por sus inversiones, es decir, ganancias netas anuales, que ascienden a $34 mil millones de dólares. Si a lo anterior se suma el costo que nos imponen las leyes federales, obligándonos a que todos los productos provenientes desde Estados Unidos tengan que transportarse en barcos de matrícula estadounidense y que hayan sido construidos en Estados Unidos, tal exigencia representa un incremento adicional en el costo anual de dichos productos valorado en $1,500 millones de dólares, todo ello para un total anual de beneficios económicos de $58,100 millones de dólares.

Los datos también demuestran la falsedad del discurso colonial según el cual, sin Estados Unidos y sus transferencias monetarias los puertorriqueños, no podríamos desarrollarnos como país independiente. En lo que concierne a las llamadas ¨transferencias monetarias federales a Puerto Rico¨, de un total anual estimado en $13,530.00, aproximadamente $8,902 millones son ¨transferencias devengadas¨; es decir, se trata de ¨aportaciones¨ por las que ya los puertorriqueños han cotizado o hemos pagado por servicios prestados a Estados Unidos, por lo que, en consecuencia, representan derechos ya adquiridos por nosotros. Entre estas transferencias se encuentran los pagos del Seguro Social, las pensiones a veteranos de sus fuerzas armadas y los pagos salariales a los empleados del Gobierno Federal que trabajan en Puerto Rico. El restante de estas asignaciones se divide en $2,704 millones en aportaciones del gobierno de Estados Unidos al gobierno de Puerto Rico; y $1,923 millones correspondientes a programas de asistencia social distribuidas directamente a individuos y familias, como es el caso del ¨Programa de Asistencia Nutricional¨ y los fondos dirigidos al Departamento de Educación u otros Departamentos del Gobierno de Puerto Rico.

Si se toma en consideración el presupuesto consolidado anual del Gobierno de Puerto Rico, el cual asciende a $28,114,745 millones, encontraremos que apenas alcanza para atender a su población dado los compromisos ya contraídos: el 23.43% se consume en nómina gubernamental; el 18.85% en subsidios corporativos y personales; 16.02% en el pago de la deuda pública; el 10.29% en compras de materiales; el 6.40% en compras de servicios; y el 4.24% en mejoras permanentes. El restante 19.75% se distribuye en facilidades y pagos por servicios públicos, donativos y subsidios, servicios profesionales, otros gastos operacionales, gastos de transportación, compras de equipo, aportaciones a entidades no gubernamentales, anuncios y pautas en los medios de comunicación, asignación para el pareo de fondos federales y el pago de la deuda de años anteriores.

Como indicamos antes, cada año decenas de miles de personas abandona el país hacia Estados Unidos en busca de empleo. En los últimos quince años han sido fundamentalmente los jóvenes y profesionales quienes emigran. Los precios de los productos de consumo incrementan día a día mientras las personas se estancan en sus niveles de ingreso; surgen menos oportunidades de empleo y la mayor parte de los que se crean no sustituyen los perdidos. Gran parte de los empleos que se crean en estos momentos son a jornada parcial o empleos precarios. La tasa de participación de la fuerza de trabajo se limita a un 40.1%, decrecimiento día a día el producto bruto real. El barco de la colonia hace agua y amenaza con hundirse en un contexto donde el capitán y su tripulación carece de los poderes políticos necesarios que le posibilite al menos, conducirlo a puerto seguro.

Grecia, a pesar de sus similitudes económicas con Puerto Rico, tiene una gran diferencia: Grecia es un Estado soberano. Allí las decisiones políticas del país las toma el pueblo sin la injerencia de un Tribunal Federal o sin la injerencia política de un poder extranjero como es el caso de Estados Unidos en Puerto Rico. Grecia no tiene un problema de estatus político colonial, sujeto sus poderes políticos a la soberanía de otro país.

La condición colonial que nos impone nuestra subordinación al poder político de Estados Unidos, si bien opera en Puerto Rico como una limitación en la búsqueda y encuentro de alternativas a la crisis, no imposibilita empujar para la búsqueda de soluciones a la crisis a corto, mediano y largo plazo. Para ello, sin embargo, es necesario el compromiso, la voluntad y la decisión de nuestros dirigentes de responder con sus acciones a las necesidades del pueblo y no de los bonistas y del capital financiero. Si bien es necesario entrar en un proceso de reestructuración de nuestra deuda, tal proceso no puede ser degradando aún más nuestro sistema de salud, la educación pública en todos los niveles, la seguridad de nuestros ciudadanos, los servicios sociales a la población, las pensiones de los jubilados y las aportaciones en los sistemas de retiro para nuestros empleados, los derechos y protecciones en el empleo a partir del principio de la justicia social y adecuados salarios y calidad de vida. ¡Es necesario mirarnos en el espejo de Grecia!

Como indica el renunciante Ministro de Finanzas del gobierno griego, al anunciar su dimisión y compromiso con su gobierno: ¨El esfuerzo sobrehumano para honrar al pueblo valiente de Grecia y el famoso OXI (NO) que (los griegos) les dieron a los demócratas de todo el mundo acaba de empezar.¨ De ahora en adelante, la agenda del pueblo griego, como debería ser la del pueblo puertorriqueño, es defender las conquistas alcanzadas, con la fuerza que sólo el pueblo es capaz de dar e impulsar.


 

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