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La nominación presidencial en el Partido Republicano: lucha de la derecha contra la derecha PDF Imprimir Correo
Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH   
Domingo, 30 de Agosto de 2015 19:54

eeuu

Un ramillete de 16 precandidatos presidenciales en Estados Unidos se disputa la nominación por parte del Partido Republicano para las elecciones de noviembre de 2016.



El periódico español El País en una de sus ediciones electrónicas el pasado mes de julio nos ofrecía una aproximación en torno a cuál es el pensamiento político de cada uno de tales candidatos, incluyendo entre ellos a una mujer. Sobre Ted Cruz, nacido en Canadá y actualmente senador por Texas, indica el diario que es partidario del libre mercado, impulsa una política exterior agresiva contra el terrorismo y a favor de los intereses globales de Estados Unidos, país para el cual cree, tiene una misión histórica que cumplir. El Senador Rand Paul por Kentucky es de aquellos que rechazan la intervención del Estado en asuntos económicos así como su intervención en la vida privada de los ciudadanos. El Senador Marco Rubio, quien representa al estado de la Florida, rechaza todo tipo de normalización en las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos a la vez que promueve una política exterior de Estados Unidos a partir de su visión intervencionista y hegemónica.

Ben Carson es un médico afroamericano de Detroit que se hizo famoso oponiéndose a la reforma de salud promovida por el Presidente Obama. Carly Fiorina es una empresaria reconocida por varios años por la revista Fortune. Sin experiencia política, es una republicana que apoya todo tipo de involucramiento militar de Estados Unidos en materia de política exterior, aunque a nivel interno del país apoya algunas causas progresistas, entre ellas, los matrimonios de personas de un mismo sexo. Otro precandidato, Mike Huckabee se nomina por segunda vez. Forma parte de la derecha conservadora cristiana siendo un fuerte opositor a la comunidad gay en Estados Unidos. Promueve una mayor injerencia de Estados Unidos en los conflictos en el Medio Oriente. Por su parte Rick Santorum, un exsenador y excongresista por Pennsylvania que también aspiró a la nominación presidencial, es un católico conservador tradicional, antigay y favorecedor de un mayor involucramiento de Estados Unidos en el Medio Oriente, incluyendo el envío de 10 mil tropas para enfrentar en tierra al Estado Islámico.

George Pataki es un exgobernador de Nueva York que promueve su campaña entre el conglomerado que vota de origen latino y asiático. Como los demás, también favorece el incremento de la participación de Estados Unidos en el Medio Oriente. Promueve la reducción del gobierno y una mayor eficiencia. Lindsey Graham es actualmente senador. Ha sido militar y se considera muy cercano a los llamados ¨Halcones de la Guerra¨ en Estados Unidos. En las encuestas es posiblemente el precandidato menos considerado. Rick Perry por su parte es un exgobernador el estado de Texas. También revalida en sus aspiraciones a la nominación a la presidencia de Estados Unidos. Mantiene un discurso enfocado hacia el mejoramiento económico y la salida de Estados Unidos de la recesión, manteniendo una posición favorable a los derechos de los inmigrantes.

Jeb Bush, hermano de George Bush, es gobernador de la Florida. Frente a los demás precandidatos, se le considera un conservador moderado. Casado con una mexicana, Bush tiene empatía con un sector conservador de la comunidad latina en Estados Unidos. En las encuestas ha resultado muy favorecido en sus aspiraciones a la nominación como candidato a la presidencia por el Partido Republicano. Bobby Jindal es un candidato hijo de inmigrantes provenientes de India. Es actualmente gobernador de Luisiana. Se le considera de una parte reformador y de otra, conservador. Como otros republicanos, se opone a los matrimonios de parejas de un mismo sexo. En materia de política exterior, favorece que Estados Unidos provea armamento a los kurdos como parte de su lucha contra el Estado Islámico.

Chris Christie es gobernador del estado de Nueva Jersey. Se considera un republicano carismático, aunque como los demás, también se opone a la comunidad gay y al matrimonio de personas de un mismo sexo. Como los demás, también sostiene un discurso intervencionista en materia de política exterior. Scottt Walker es el actual gobernador de Wisconsin. Está vinculado con al ala más conservadora del Partido Republicano. Se opone al aborto, a las pastillas anticonceptivas, al matrimonio de personas de un mismo sexo, a la reforma migratoria, a los derechos laborales y a las uniones obreras. John Kasich es gobernador de Ohio aunque es natural de su vecino estado Pennsylvania. Proviene de una familia trabajadora y goza de una larga experiencia como senador estatal y congresista. Se le considera moderado, de profundas convicciones religiosas. Como parte de su discurso ha promovido un sistema fiscal independiente, la ampliación de los servicios médicos accesibles para la clase media en Estados Unidos y una mayor inversión presupuestaria en las Fuerzas Armadas.

Finalmente, está el ya conocido en Puerto Rico, el multimillonario Donald Trump. Este ha utilizado su experiencia en los medios para montar un espectáculo con un discurso antiinmigrante, antilatino y en el caso particular de los puertorriqueños, mostrando un constante desprecio hacia nosotros. Es también un firme promotor del intervencionismo en política exterior.

Tal es el menú que presenta el Partido Republicano en lo que concierne a las aspiraciones a la nominación presidencial para 2016. Si alguno de estos candidatos sale electo presidente de Estados Unidos, el vencedor en las elecciones del 8 de noviembre estaría jurando como Presidente de dicho país el 20 de enero de 2017. Hasta ahora, entre los precandidatos demócratas figuran la exsenadora y ex-Secretaria de Estado, Hillary Clinton; el senador por el estado de Vermont, Bernie Sanders, a quien se le considera socialista; Jim Webb, senador por el estado de Virginia y ex-Secretario de la Marina; Martin O´Malley, actual gobernador de Maryland; y Lincoln Chafee, gobernador de Rhode Island.

El Partido Republicano de Estados Unidos (Old Grand Party o GOP) fue fundado el 20 de marzo de 1854 en Wisconsin tras la desaparición del anterior Partido Whig, que había sido el segundo partido más grande en Estados Unidos luego del Demócrata. Su nombre fue dado en recordación de Thomas Jefferson, quien antes había sido fundador del también desaparecido Partido Demócrata Republicano de Estados Unidos. A diferencia de lo que hoy representa dicho partido en la política estadounidense, los fundadores del Partido Republicano eran antiesclavistas, abolicionistas, personas que impulsaban una política proteccionista dirigida a limitar las importaciones de bienes y mercancías a Estados Unidos a los fines de promover su industria nacional del capital extranjero y a proteger una mayor participación del gobierno federal en la economía del país invirtiendo en programas sociales, obras públicas e infraestructura. Como partido antiesclavista, gozaba de rechazo en los estados del Sur que dependían básicamente del modo de producción esclavo. En la primera contienda presidencial que participó en 1856 fue derrotado su candidato, el exsenador por California John C. Freemont. Fue Abraham Lincoln, el candidato a las elecciones de 1860, quien ganó por primera vez una elección para el Partido Republicano. Durante estas elecciones, el Partido Demócrata se dividió presentando los estados del sur un candidato y los del norte a otro candidato.

La presidencia de Lincoln estuvo matizada por la Guerra Civil estadounidense. No obstante, concluida la sangrienta contienda en 1865, desde 1867 y hasta 1933, con la excepción de dos términos, el Partido Republicano ganó todas las elecciones siguientes. Entre 1933 y 1953 los republicanos fueron el partido de oposición en Estados Unidos habiendo prevalecido en las elecciones el Partido Demócrata. Se trata de un período en el cual las administraciones demócratas introdujeron en Estados Unidos múltiples reformas económicas, laborales y sociales que les ganaron el mote, aún más dentro del marco de la Guerra Fría, de reformas socialistas.

Si bien a partir de 1953 no se desmanteló el proyecto de reformas hecho por los demócratas, su impacto disminuyó en manos de los republicanos. Sin embargo, con el ascenso al poder de Ronald Reagan en 1981, la derechización que asumió el Partido Republicano representó un giro de timón contras múltiples medidas reformadoras de años anteriores en lo social, en lo económico, en el papel regulador del Estado en los procesos económicos y en materia de política exterior. Se trataba de un regreso a los principios del liberalismo económico del siglo XIX (hoy conocido como neoliberalismo); a crear un discurso oficial dirigido a fomentar el libre mercado como contraposición a la intervención el Estado en tales procesos económicos; el papel del Estado en la economía, criticando el tamaño del gobierno y sus programas sociales de bienestar.

El Partido Republicano hoy, y sectores dentro del mismo como el llamado Tea Party, representan una organización conservadora, neoliberal, reaccionaria, guerrerista, hegemonista, tradicional y opositora a los cambios sociales, incluyendo aquellos que fomentan la igualdad entre los seres humanos, independientemente de prejuicios o formalismos convencionales y religiosos. Es un partido que en alguna medida, reniega de los fundamentos bajo los cuales surgió en la política estadounidense.

La panorámica que presentamos sobre el perfil ideológico de los precandidatos no es sino un reflejo de los principios que defiende dicha agrupación. De hecho, algunos de sus voceros podrían ser aún más reaccionarios y conservadores que los que hasta ahora aspiran a la nominación. En dicho partido conviven sectores fascistas, sectores defensores de la supremacía blanca en un país multicultural, multirracial y multiétnico; sectores que no creen el federalismo como sistema de gobierno en Estados Unidos; y sectores para los cuales, la supremacía hegemónica y expansionista de Estados Unidos a escala global, debe ser la agenda inmediata de dicho país, independientemente de las consecuencias que ello conlleve para el resto de los países en el mundo.

El agotamiento de la Administración demócrata con Barack Obama a su cabeza; su incumplimiento con importantes compromisos contraídos con el pueblo estadounidense en asuntos tales como el cierre de la Prisión de Guantánamo, la Reforma Migratoria, la distensión del Medio Oriente y la creación de un Estado Palestino independiente, la Reforma Integral de Salud con un Plan Médico universal para todos los estadounidenses; y en el caso de nosotros los puertorriqueños, allanar el camino hacia un verdadero proceso de libre determinación y la excarcelación del prisionero político puertorriqueño Oscar López Rivera, no son sino algunas manifestaciones de la falta de compromiso real de la administración demócrata, más allá de la labor de torpedo que ha representado la extrema derecha republicana en dicho país.

Un eventual y probable triunfo republicano en las elecciones en Estados Unidos en noviembre de 2016 tiene el potencial de empujar aún más hacia la derecha extrema a Estados Unidos en momentos muy peligrosos para la estabilidad mundial y regional. De otro lado, la derechización que ha venido produciéndose en Estados Unidos en el Partido Demócrata tampoco supone un alivio a las preocupaciones que legítimamente podrían surgir con un gobierno futuro republicano, en tanto en cuanto cada vez se hacen más similares los programas de ambos partidos. En Puerto Rico las opciones entre un Partido Popular Democrático que históricamente se ha plegado al discurso y al programa demócrata bajo su actual liderato, tampoco hace mucha diferencia con relación al discurso conservador en el seno del Partido Nuevo Progresista, donde comparten visiones líderes que en dicho partido, en la política estadounidense, se consideran republicanos o demócratas. Por lo pronto, en el año que viene estaremos recibiendo sin decoro alguno la visita de diferentes precandidatos en busca de recursos económicos para sus campañas. Esa es parte de nuestras desgracias como pueblo.

 

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