Los pueblos no abandonan a sus combatientes Imprimir
Escrito por José E. Rivera Santana / MINH   
Martes, 17 de Enero de 2017 22:38

oscar-hija-nieta

Son tantos los sentimientos y las emociones que las palabras y las frases se quedan cortas para recoger y expresar lo que representa este momento en su justa dimensión. La conmutación firmada por Barack Obama representa muchísimo más que el propio hecho de la excarcelación de Oscar López Rivera. De inmediato, la reflexión nos conduce a un horizonte nuevo, a un paisaje inmenso que se abre.

 

 



La excarcelación de Oscar es una victoria gigante para Puerto Rico, para todo nuestro pueblo. Su conquista fue resultado de la pasión y la fuerza de toda nuestra gente.

Se movilizaron los sectores más diversos a nivel internacional: presidentes de países, premios nobel, líderes religiosos, como el Papa Francisco, destacados artistas, reconocidos intelectuales, deportistas, entre otros.

Y todo eso ocurrió y fue posible porque detrás de Oscar estaba su pueblo, en nuestra inmensa diversidad, tanto acá en el archipiélago como en Estados Unidos, como en cualquier otro lugar del planeta donde hubiera un boricua.

Oscar representa la fuerza y el poder de la unidad de los puertorriqueños. Nuevamente, como en Vieques, se confirma que cuando esa unidad se articula tras reclamos de justicia y de reivindicaciones nobles, no puede ser ignorada y triunfa. ¡No hay poder, ni gobierno que pueda contra un país entero reclamando sus derechos!

También, Oscar representa la perseverancia, aún en momentos en que parecía que tras la noche no habría amanecer. La insistencia se mantuvo, el optimismo no decayó, las iniciativas no cesaron y la creatividad multiplicó las acciones. Por eso, es imperativo el agradecimiento a aquellas compañeras y compañeros que asumieron la tarea de organizar el grito por la excarcelación de Oscar, durante largos años, sin descansar, en una demostración ejemplar de generosidad y amor.

Oscar representa, además, algo que yace en lo más profundo de nuestros sentimientos, muchas veces de forma inconsciente. Es un sentimiento que nos identifica con aquellos hombres y mujeres que representan el coraje, el valor y la determinación, y que actúan aún a riesgo de sus vidas.

Ese sentimiento se expresó y quedó demostrado cuando hace cuatro décadas nos movilizamos con gran fervor patriótico para lograr la excarcelación de los cinco nacionalistas confinados por más de 25 años: Lolita Lebrón, Oscar Collazo, Andrés Figueroa Cordero, Irving Flores y Rafael Cancel Miranda. Entonces como ahora, se valida ese sentimiento: sencillamente, los pueblos no abandonan a sus combatientes.



Fuente: El Nuevo Día