A los tibios los vomitará la tierra Imprimir
Escrito por Wilma E. Reverón Collazo / Copresidenta del MINH   
Jueves, 24 de Agosto de 2017 16:33

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Pensando en cuál sería el tema de esta columna con tanto que nos atacan desde todas partes, alguien me envió un fragmento de una entrevista que Jorge Ramos (CNN), le hace a un líder del KKK (Triple caca le deberíamos llamar). Ramos le pregunta al supremacista blanco, (después de haberle asegurado que los blancos son superiores y que deportarían a 11 millones de seres humanos “ilegales” que se estima que hay en Estados Unidos), si usaría la violencia. El KKK le contesta: “Usaría todas las armas que estén a mi alcance. (pausa) Usaría la soga”. Hay un silencio ensordecedor. Ramos se repone y sólo alcanza a dar las gracias por permitirle entrevistarlo.



Desde entonces siento un dolor inmenso. Este supremacista con sólo mencionar la posibilidad de “usar la soga” ha logrado crear un sentimiento de terror en mi ser que ha exacerbado todo el dolor por los acontecimientos que estamos viviendo como pueblo y parte de la humanidad.

Puerto Rico pasa por un momento crítico en su desarrollo. Esta crisis puede dejarnos fortalecidos como pueblo o sumirnos aún mas en la impotencia. Mientras el país se hunde, los trabajadores, administradores y profesionales se empobrecen, hay una elite que sigue viviendo en la jauja a espaldas del pueblo. Contratos a los amigos del alma, sueldos astronómicos para administradores nombrados por extranjeros a pagarse del limitado presupuesto que se supone sea para beneficio del pueblo de Puerto Rico.

Lo peor de todo es que el pueblo sigue en “LA LA LAND” y el desgobierno de Rosselló lo alimenta con sus estupideces y cuentos infantiles sobre la estadidad. Ésa es claramente una estrategia de diversionismo.

Desde la izquierda, a su vez, parecería que aún no nos hemos dado cuenta que nos va la vida a todos, y con eso quiero decir a la humanidad completa. Hablo aquí como una militante más. Como dice la canción de Ana Belén: “Me mata la estupidez”. Tener que gastar tiempo y energía en defender quioscos, en evitar que desarmen los esfuerzos unitarios que con tanto cuidado y trabajo se arman es agotador, frustrante y alarmante. Es alarmante porque refleja una incapacidad de entender el momento y como decía Martí, “Hacer lo que hay que hacer en cada momento”.

Es momento de cerrar filas como tan eficientemente lo ha hecho la derecha global siempre. La unidad y apoyo en todas y cada una de nuestras luchas es más importante que cada una de nuestras organizaciones o nuestras posiciones de liderato.

Somos afrodescendientes, latinoamericanos, de pueblos originarios y descendientes de europeos, cristianos, ateos, judíos, musulmanes, puertorriqueños, caribeños. Tenemos que tener la capacidad de trascender nuestra unicidad y diferenciación y crear una empatía colectiva que nos sensibilice y prepare para la defensa del otro en el colectivo. La soga nos puede tocar a cualquiera de nosotros, a cualquiera de nuestros seres queridos que han emigrado en busca de su sustento. Somos una sola nación de 8 millones. Nos hermanamos con 600 millones de latinoamericanos y caribeños. Somos internacionalistas. La lucha contra el neoliberalismo es una lucha global como globales son sus arquitectos.

En estos momentos EEUU es una bomba de tiempo, y es La Madre de las Bombas. El fascismo en EEUU se fortalece y expande con una rapidez sólo comparable a la que vivió el pueblo alemán. El discurso de superioridad racial combinado con el antisemitismo y anticomunismo es lugar común y peligrosísimo pues apela a las masas sin educación que en EEUU ronda en los 40 millones de personas que buscan a quién inculpar por su falta de acceso al llamado sueño americano.

EEUU es como el Titanic y si se hunde se lleva todo lo que esté a su alrededor. Puerto Rico, herido de muerte ya, no podría sobrevivir. Por eso nuestra lucha por la soberanía es la lucha por la sobrevivencia no sólo como nación sino que físicamente como pueblo. Una crisis en EEUU de grandes proporciones afectaría el flujo de comida a Puerto Rico, tan sencillo como eso. Tan sólo el evento de Charlottesville ha creado una caída de la bolsa de valores. Futuros acontecimientos pueden causar un tsunami en la economía. Esto en conjunto con los ataques terroristas en Barcelona y Finlandia estremece la economía mundial y nosotros somos parte de esa economía por nuestra dependencia de EEUU.

Habrá quien diga que esto es una exageración, o el adjetivo favorito de la cultura macharrana, es una histérica. Éstos son procesos que ciertamente no ocurren de un dia para otro. En Alemania tardó décadas desde la Primera Guerra Mundial, que pudieron ponerle coto por un par de décadas, hasta que de momento adoptó un ritmo vertiginoso que desencadenó en la Segunda Guerra Mundial. Pero los signos están todos ahí.

Hay que romper la soga que nos ata a EEUU. Hay que redoblar esfuerzos en la denuncia del colonialismo. Tenemos que radicalizar nuestras respuestas a las actuaciones de la Junta de Control Fiscal y sus títeres del patio. Tenemos que arreciar los esfuerzos de educación al pueblo. Tenemos que llevar nuestro mensaje soberanista al pueblo de EEUU y al mundo entero.

Ahora el 1ro de septiembre miles de hogares verán reducido su ya menguado sustento. ¡Qué pasa que no estamos en la calle¡ ¡Qué pasa que no paramos este país¡ ¿Vamos a esperar que llegue el 1ro de septiembre para quejarnos? Si es verdad que el gobernador no está de acuerdo con la reducción de la jornada laboral tendría que instruir a todos los trabajadores del gobierno, policías incluidos, que se unan a un paro nacional.

Pasemos de la resistencia a la acción, arreciemos la lucha. Salgamos de los lamentos borincanos. No vale la dejadez, el cansancio, la indiferencia ni la frustración. A los tibios los vomitará la tierra.  (Claridad)