COVID19, riesgos económicos, sociales y lo que podemos hacer Imprimir
Escrito por Martha Quiñones Domínguez | MINH   
Jueves, 12 de Marzo de 2020 10:32

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Ante la posibilidad de que llegue aquí la nueva cepa de coronavirus la mejor política pública es la prevención, el control y la respuesta oportuna y mejorar el sistema de salud pública para resistir estos embates. Los costes económicos de una enfermedad viral van más allá de los daños directos en los sectores sociales y económicos afectados. Sus consecuencias económicas se pueden multiplicar con rapidez en especial ante una economía debilitada, que ha recibido los embates de dos eventos naturales (huracanes y sismos) y ahora se sumaría la amenaza del coronavirus.



Para Puerto Rico la epidemia COVID-19 puede tener un duro impacto social y económico que se tiende a subestimar. Los efectos no se distribuyen de manera equitativa en la economía, algunos sectores podrían beneficiarse financieramente, mientras otros sufrirán en forma desmedida. Pero las primordiales repercusiones socioeconómicas del coronavirus son para los individuos infectados, sus hogares y sus comunidades que tendrá efectos desiguales ante la respuesta a la epidemia.

Los principales costos de las epidemias son para el sistema de salud, público y privado, con el tratamiento médico de los infectados, los costos por hospitalización y control clínico-terapéutico de los pacientes, la lucha contra el coronavirus y la vigilancia de laboratorio, costos que colapsa el sistema de salud y del control de los brotes. Estos costos podrían colapsar un sistema de salud como el nuestro que no tiene recursos para afrontar una epidemia.

Para los trabajos, la epidemia causa ausentismo laboral de los enfermos y sus cuidadores o disminuyen su eficacia en el trabajo, lo cual merma y altera la productividad. A eso se une el temor a la infección, que puede originar cierre de escuelas, empresas, comercios, transporte y servicios públicos lo que perturba las actividades económicas y otras socialmente valiosas. Y se une que con la Reforma Laboral se han eliminado derechos, como día de enfermedad o que las personas que están en contrato pueden perder los mismo. Esto hace que si sientes los síntomas como quieras vayas a trabajar, en especial cuando no tienen plan médico. Y peor aún perder el empleo es estar vulnerables a no tener ingresos para afrontar los costos (que en cada deducible se van mucho) y pagar las cuentas regulares como la renta, el auto, etc. O sea que sentimos en mismo miedo que tuvimos luego del huracán María en el 2017.

Las farmacéuticas se beneficiarán con sus productos necesarios para la respuesta al brote. Las aseguradoras de salud probablemente asuman costos, al menos en el corto plazo. Los más afectados son los pobres que sufrirán los costos desproporcionadamente, podrían tener menos acceso a servicios médicos y menos ahorros para protegerse de catástrofes financieras (poder pagar hipotecas, la renta, los préstamos, comprar los necesario, etc.), como ha ocurrido con los huracanes y los temblores.

¿Quiénes pueden afrontar los costos en salud que representa el virus? ¿A quién el gobierno le dará prioridad en los tratamientos? ¿A quién los hospitales privados le darán prioridad en los tratamientos? ¿Cómo las farmacéuticas pondrán a disposición los medicamentos? Otras preguntas están relacionadas con los empleos. Las compañías ¿seguirán pagando facturas médicas, incluido el pago de los salarios a los empleados enfermos en especial en esta época de desprotección que ha causado la Reforma Laboral? ¿Responderá EEUU con prontitud ante una emergencia en la Isla o arrastrarán los pies? ¿Por qué la administración (Gobernadora y Secretario de Salud) deben esperar que le manden directrices de EEUU, es que no saben lo que tienen que hacer?

Ciertamente, el riesgo epidémico es complejo, por eso el uso de las herramientas apropiadas para responder comienza con la prevención, control y la respuesta oportuna. Es necesario invertir dinero para crear sistemas de salud públicos consistentes, invertir en una vigilancia fiable de la enfermedad entre la ciudadanía proveniente de informes oficiales de vigilancia, informes periodísticos y reportes sanitarios. Además, es necesario estar preparados para adoptar medidas iniciales que limiten la propagación de una enfermedad ante un brote u tener tratamientos disponibles. A esto se une hacer uso de las tecnologías para poder seguir el rastro de brotes y epidemias.

Mientras, a nivel macroeconómico la desaceleración económica puede ser una de las consecuencias más temidas y sus efectos en el Producto Interno Bruto (PIB) o Producto Nacional Bruto (PNB), afectando el presupuesto.

El temor y pánico por la propagación afecta negativamente la economía: las cancelaciones de viajes y eventos, las restricciones al movimiento de personas (turistas y viajes empresariales), la limitación del movimiento de mercancía y trabajo, las ventas y compras al extranjero, en especial en las islas que dependemos del comercio internacional para abastecernos. Ante el temor las personas evitan actividades que lo expone en riesgo, como ir a restaurantes, a cines, usar el transporte, quedarse en hoteles, ir a tiendas y escuelas, sintiendo el impacto en el comercio. Ya los mercados financieros sienten el efecto de la crisis de salud que se han visto afectadas. También se limita la cadena de suministros que hacen las empresas para fabricar bienes, se limitan o buscan otras alternativas. De no encontrar sustituto, se suspende operaciones o se retrasa la reanudación de la producción y la venta de bienes generan problemas de flujo de dinero.

El miedo se apodera de la gente ante el coronavirus y se detiene el consumo, la economía se detiene. El consumo privado es un componente muy importante en el PIB o PNB de la economía de cualquier país, si el mismos disminuye se afecta la economía.

No cabe duda de que la epidemia del coronavirus y una posible cuarentena perjudica al crecimiento económico del año y su posible efecto sobre la economía dependerá de la duración y del grado de expansión de la epidemia. Por eso debemos ser diligentes en prevenir, controlar y dar respuesta a los brotes y epidemias.

Todavía enfrentamos los efectos del huracán María y de los temblores que afectaron y siguen afectando la economía.  Por eso debe atajarse esta epidemia. Por eso es importante las políticas preventivas y de tratamiento rápido para recuperarse relativamente pronto. Recuerden que, si la epidemia llega, el daño que sufra el PIB o PNB y la sociedad en general puede ser mucho mayor.

Podemos estudiar precedentes de otras epidemias, su efecto sobre la economía, la forma apropiada de reaccionar y su manifestación en el PIB. Hay que priorizar en los gastos sociales como si fuera una inversión, la expansión fiscal se impone a través de bajadas de impuestos para dar impulso a los sectores económicos y sociales más afectados por huracanes y temblores a lo que se uniría la epidemia. Sin embargo, actualmente, jugar esa estrategia es complicado, pues la Junta de Control alegara que estamos con déficit fiscal.  Pero ahí es que se toman las decisiones sabias de política pública, es mejor prevenir que tener que remediar. Y fortalecer nuestro sistema de salud, así como debemos proteger nuestros estudiantes en las escuelas.
Pensemos en crear, un Sistema de Salud Universal

Ante el reto del virus del COVID19, creo que es oportuno que comencemos la discusión seria y profunda sobre el sistema de salud que podemos crear. Ya tenemos experiencia de crear un buen sistema de salud (Sistema de Salud Arbona1) que fue copiado en otros países y era la envidia de muchos. Si ese sistema podía tener algunas deficiencias que hoy con los adelantos tecnológicos podemos resolverlos, cómo se hace en cualquier país. Piensa, un país pobre y colonizado creó un Sistema de Salud Universal basado en la prevención, control e investigación de enfermedades. Sistema que fue destruido por los administradores colonizados que obedecen, que fue destruido por la visión neoliberal que le pedían que le recortara presupuesto para destruirlo y luego lo privatizaran, basado en la salud como negocio.

Hoy comenzamos la discusión de lo que podemos crear. En especial cuando vemos que para los administradores actuales las decisiones se dan si los EEUU le dicen, las pruebas se hacen allá y hay que esperar. O sea, para la política pública ante la amenaza del COVID19 hay que depender de que nos digan qué podemos hacer. Y lo peor todavía no proveen los kits necesarios para hacer los análisis en Puerto Rico. Así es con todas las epidemias primero son ellos y si sobra, para sus colonizados.

La misma historia después del huracán, no sabían qué hacer y tenían que esperar por sus amos del norte. Ahora igual, y lo peor hacen el espectáculo mediático de crear miedo y terror. Política de control social.

Pero cuando miramos al pueblo, ingenioso, ya está tomando precauciones y su inventiva ha recurrido a los antiguos remedios caseros, con hierbas, con prevención posible y a bajo costos. Saben que al pobre no los atenderán de la misma forma, que no va haber productos, que los dejaran solos. Pero aún hay gente, que esperan por el Gobierno, bendita ignorancia.

Vemos a nuestros médicos y especialistas en salud diestros y asertivos buscando soluciones, preocupados por sus pacientes. Esperando por un Sistema de Salud acertijo y que dé instrucciones claras y precisas. Que ofrezca talleres de qué van hacer y cómo van actuar. Mientras se tienen que educar buscando videos en internet, o llamando a colegas en otras regiones para poder enfrentar la situación con cuidado médico y preventivo.

Pensemos, si unimos a nuestros médicos, especialistas en salud e investigadores y aún pueblo que espera instrucciones rápidas y eficientes para actuar, entendemos que podemos diseñar un sistema de salud apropiado, que prevenga enfermedades y que controles vectores. Antes las unidades de salud pública en cada municipio enviaban sus equipos de especialistas a educar al pueblo, y hacían una labor titánica, en escuelas, iglesias, centros comunales, en donde pudieran reunir a la gente. El cuidado médico y preventivo regional izado e integrando hospitales, unidades de salud pública y otros. Hoy podemos mejorar ese proceso y además de ir al pueblo a educar, podemos educar a través de la tecnología para llevar instrucciones claras al pueblo.

Podemos tener equipos de investigación en las universidades -tanto la UPR como las privadas- y en proyectos privados en los hospitales investigando, previniendo y creando medicamentos y métodos para controlar y tratar enfermedades y epidemias, además de buscar cura para las que tenemos. A eso le podemos unir el conocimiento que existe en medicinas alternativas y con hierbas. De ahí sale el nuevo conocimiento que podemos desarrollar para posicionarnos como mercado en el Caribe en medicina. Además, podemos hacer alianzas con otros países para tener investigaciones en conjunto para el diseño y creación de medicamentos y curas. No hablo que crear negocios con la enfermedad, sino con la prevención.

No lo tenemos porque la COLONIA es el impedimento y el capitalismo busca cómo lucrase de esta epidemia. La colonia que impone que desde Washington te digan lo que debes hacer, y lo peor tenemos administradores que NO TIENEN CAPACIDAD DE PENSAR y ACTUAR en defensa del pueblo y lo que hacen es improvisar y atemorizar. Pero tenemos un pueblo que si sabe y está dispuesto a trabajar. Podemos crearlo porque tenemos la experiencia, el conocimiento y la gente. Pero hay que superar el impedimento que es la colonia, descolonizar la mente y sacar los miedos.

Qué podemos hacer

Superar la dependencia y él no se puede. Todavía seguimos pensando que EEUU nos salvará, el problema de la dependencia se encaja en nuestras mentes e imposibilitan que podamos pensar, que podemos hacerlo. Yo creo en nuestra gente, creo en nuestros especialistas, creo que si lo hicimos antes lo hacer de nuevo.

El único pensamiento debe ser lograr el mejor sistema de salud universal para el pueblo. crear un sistema de salud público mejor, con investigación y creación de nuevos medicamentos, estudio de enfermedades -en especial las del Caribe y el trópico-, investigar los efectos del cambio climático en la salud y prevenir, además de educar y explicar al pueblo. Necesitamos creer en nosotros mismos para potenciar la capacidad de hacer, crear y establecer política pública clara, de prevención, de control de enfermedades y de estudio de las consecuencias.

Podemos, ya una vez creamos un sistema de salud bueno, pero el egoísmo, ambición y traición de los administradores coloniales lo destruyeron. Hoy se impone terminar con la dependencia de Washington, y desarrollar un sentido patrio de prevención de enfermedades. Ya el Dr. Heriberto Marín (UPR Ciencias Médicas) y un equipo han estudiado los costos de un Sistema de Salud Universal y demuestran que es más económico y eficiente que lo que tenemos. Comencemos a diseñar el sistema y discutirlo con el pueblo. Podemos, yo sueño, los que tienen el conocimiento que comiencen a construir ese Puerto Rico posible.

En todo este problema la INDEPENDENCIA ES LA SOLUCIÓN. Pensemos, la independencia es la solución para tener la soberanía y la libertad para hacer todo esto. Sin agendas coloniales que nos impiden hacerlo, sin agendas capitalistas de explotación, sino con el único pensamiento de lograr el mejor sistema de salud universal para el pueblo. Podemos como República Libre y soberana, crear un sistema de salud público mejor, con investigación y creación de nuevos medicamentos, estudio de enfermedades -en especial las del Caribe y el trópico-, investigar los efectos del cambio climático en la salud y prevenir, además de educar y explicar al pueblo. Debemos emular lo que hace China, los países Escandinavos o Cuba que tienen la capacidad de hacer, crear y establecer política pública clara, de prevención, de control de enfermedades y de estudio de las consecuencias.

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1 El Sistema de Salud Arbona en https://www.pressreader.com/puerto-rico/el-nuevo-dia1/20140520/282183649085933
El plan Arbona, la reforma y la salud mental en http://www.vozdelcentro.org/2014/05/04/593-el-plan-arbona-la-reforma-y-la-salud-mental/


La autora es Catedrática y Doctora en Económicas y Empresariales