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Mensaje en actos en Cuba por natalicio de Filiberto Ojeda Ríos PDF Imprimir Correo
Escrito por Elma Beatriz Rosado   
Viernes, 26 de Abril de 2013 05:39

tarja«Para los puertorriqueños, el honor que la hermana Cuba le rinde a Filiberto con la tarja que lleva su nombre en la Tribuna Antiimperialista es muy significativo. El muro latinoamericano presidido por Simón Bolívar acoge a Filiberto como uno de los revolucionarios que luchó y combatió por su Patria y por Nuestra América.»

 

 

 

Mensaje de Elma Beatriz Rosado para la
Actividad en Conmemoración del
Octogésimo Natalicio de Filiberto Ojeda Ríos
Tribuna Antiimperialista, La Habana, Cuba
26 de abril de 2013


Un abrazo muy especial a todos los compañeros y compañeras presentes en este día. Con particular afecto los saludo a todos, agradeciendo esta ceremonia de recordación para Filiberto Ojeda Ríos, en su octogésimo natalicio. Distingo muy particularmente a la Misión de Puerto Rico en Cuba, al compañero Edwin González, Delegado y al compañero José Berríos, Delegado Alterno, así como a todos los integrantes del equipo de trabajo de la Misión, quienes han colaborado para llevar a cabo esta conmemoración.

muralInevitablemente, siento una inmensa nostalgia y me pienso aquí con ustedes, donde una noche celebráramos una vigilia para Filiberto, siguiendo el ritual de las vigilias mensuales que se llevaban a cabo en Puerto Rico. Para los puertorriqueños, el honor que la hermana Cuba le rinde a Filiberto con la tarja que lleva su nombre en la Tribuna Antiimperialista es muy significativo. El muro latinoamericano presidido por Simón Bolívar acoge a Filiberto como uno de los revolucionarios que luchó y combatió por su Patria y por Nuestra América.

Mientras este símbolo permanece intacto en La Habana, en Caracas han vandalizado y destruido el busto de Filiberto que se encontraba en el Paseo de los Insignes, en la Avenida Bolívar. Ha sido producto de las acciones ruines de fuerzas opositoras al proceso revolucionario bolivariano, así como fuerzas contrarias a la hermandad entre los pueblos latinoamericanos. Luego de las recientes elecciones en que fuera vencedor el presidente Nicolás Maduro, esos grupos opositores han desatado acciones deleznables contra quienes apoyan la Revolución. Peligran también los médicos cubanos, porque están siendo acechados por esos mismos grupos que no reconocen que la revolución que está siendo defendida es una de humanidad. "Patria es humanidad", nos dijo José Julián. Martí mismo señala a quienes están detrás de esas fuerzas retrógradas que pretenden hacer daño contra nuestros símbolos, y también contra nuestros hermanos.

filibertoMuchos no comprenden. No comprenden los sentimientos de amor y de humanidad que guían a los revolucionarios. Pintan a los revolucionarios como si no fueran humanos. Los acusan de terroristas. Así como acusaron a Filiberto. Entonces, en un día en que se celebra el natalicio de Filiberto, quiero plasmar unas pinceladas de su esencia. No voy a hablarles de su lucha patriótica y aguerrida que todos conocen. Voy a hablarles de su naturaleza sencilla, de su corazón y de sus anhelos.

Comparto con ustedes esta pequeña semblanza sobre el hombre, el ser humano. Es una imagen de ese revolucionario que creía en el Amor.

Filiberto era un alma en plena libertad. Filiberto amaba la vida con intensidad. En él predominaba el amor; su amor por la humanidad, por la persona humana. Sentía y padecía las injusticias que se cometían contra cualquier ser humano. Se identificaba con los desvalidos, con los oprimidos. Aspiraba a un mundo justo y de igualdad. Tenía una enorme capacidad para la comprensión y también para la compasión.

Filiberto tenía una energía contagiosa, sentía y vivía cada momento de su existencia.

Su sentido del humor era admirable.

Hurgaba en lo profundo de los secretos de la vida para comprenderla con mayor capacidad y poder convertirse en un mejor ser humano.

Filiberto era un hombre honesto, con principios, con valentía y arrojo. Siempre fue exigente consigo mismo y luchó por sus ideales, sin ambages ni componendas.

Cuidaba de sí con rigurosidad. Se mantenía en excelente condición física, ejercitándose constantemente para estar preparado para el que fuera su destino. Fue fuerte hasta el último momento, y no solo en fortaleza física. También fue fuerte en solidez espiritual y emocional. Su espíritu también estaba preparado. Enfrentó la muerte con aplomo, con valor, dispuesto a una lucha aguerrida y directa. Hombre de madera recia, jamás temió a la muerte.

Leía incansablemente, con dedicación y entendimiento, y llegaba a conclusiones fundamentales, de esas que le dan dirección a nuestra existencia.

Escribía constantemente, investigaba, conceptualizaba y redactaba con profundidad de pensamiento, revisando cada palabra y cada dato que presentaba.

Siempre quiso escribir cuentos. Alguna vez escribió poesía. Y en una ocasión comenzó una composición musical que me dedicara. Pero, sobre todo, escribía cartas hermosas y sentidas.

Amaba la música, la sentía fortalecedora de su espíritu. En especial, amaba el cantar de Nuestra América, ese canto que une a los pueblos latinoamericanos en uno solo.

La música, el arte, la poesía, fueron luceros en su firmamento espiritual. Y su sentimiento de amor lo plasmó para siempre a través de la canción de Silvio Rodríguez, Te amaré. Canción que nos dedicábamos mutuamente en un abrazo. Las canciones de Silvio siempre fueron especiales para él, pero sobre todo, Te amaré, que era su canción preferida.

Le encantaba hablar de Cuba y de vez en cuando su acento se sentía cubano. Honraba la Revolución Cubana, que lo inspiró en sus inicios como revolucionario, y la Revolución Bolivariana que lo inspiró en sus últimos años con una energía renovadora.

Cuidaba de la tierra, de los árboles, de los animales, pero sobre todo, se preocupaba por sus hermanos y hermanas. En especial, por aquellos privados de libertad. Como lo está hoy Oscar López Rivera, como lo está hoy Norberto González Claudio, y como lo están hoy nuestros hermanos cubanos, Antonio, Fernando, Gerardo, Ramón y René. Todos privados de libertad por el gobierno de Estados Unidos, inclusive René, quien no disfruta de libertad, porque lo mantienen alejado de su hogar.


Esa es la imagen de Filiberto. Imagino que escuchar esa descripción puede haber evocado los nombres de otros revolucionarios conocidos. No es de extrañar. Porque como dijo Ernesto: "El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor." Y tenemos la dicha de contar con muchos revolucionarios verdaderos.

¡Honor para nuestros héroes revolucionarios!
¡Libertad para Puerto Rico!
¡Que viva la unidad latinoamericana!

 

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