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El origen del vergonzoso oficio de administrar la colonia más antigua del planeta PDF Imprimir Correo
Escrito por Amado Martínez Lebrón   
Lunes, 24 de Noviembre de 2014 07:30

muñozDurante el periodo que le sirve de pretexto a la Segunda Guerra Mundial, Puerto Rico ya era parte central del proyecto de defensa de los Estados Unidos y se consideraba una base importante para la seguridad del Caribe.




Embocadura

Durante el periodo que le sirve de pretexto a la Segunda Guerra Mundial, Puerto Rico ya era parte central del proyecto de defensa de los Estados Unidos y se consideraba una base importante para la seguridad del Caribe. La Segunda Guerra Mundial se inicia oficialmente en 1939 y Estados Unidos se une en 1941 tras el ataque a Pearl Harbor. Durante el año 1941 también, se inicia en Vieques la expropiación de 26 mil cuerdas de tierra de un total de 33 mil, y se asignan 35 millones de dólares para construir una base militar. El Gobierno Federal, que había estado invirtiendo en promedio 35 mil millones de dólares al año en la isla, en el contexto de la guerra dispara su inversión a más de 110 mil millones de dólares en 1943 hasta un máximo de $133,600 millones en 1945. Una vez finalizada la guerra, los gastos federales bajan nuevamente a menos de 50 mil millones al año (Dietz, 224).

Empezando la década de 1940 los alemanes ya se encontraban amenazando la transportación marítima en el Atlántico, y como preparación para la guerra, Estados Unidos organiza una serie de maniobras militares que le hicieron descubrir la necesidad de fortalecer su presencia en la zona del Caribe. Jorge Rodríguez Beruff describe la coyuntura de la guerra desde los intereses militares estadounidenses de la siguiente forma:

De este proceso de planificación militar se pueden destacar…: 1) la preocupación central con la seguridad en el Caribe y con la defensa del canal [de Panamá]; 2) el interés por la seguridad de México y Brasil [el primero por la cercanía con EEUU y el segundo por la amenaza de Alemania]; 3) en el resto de los países, los objetivos principales eran mantener el apoyo político y económico, la estabilidad interna y la seguridad del aprovisionamiento. (Rodríguez Beruff, 41-42)

Puerto Rico cae directamente en el primer y segundo objetivo y por eso se construyeron nuevas bases y se agrandaron las viejas, pero cayó también en el tercero, y se fomenta una economía de subsistencia en la Isla, para mantener la paz social y depender menos de las importaciones. Cuando Estados Unidos entra en la guerra “ya habían convertido el Caribe en un ‘mare clausum’, con una gran concentración de fuerzas terrestres, navales y aéreas” (Rodríguez Beruff, 43). Durante la Segunda Guerra Mundial más de 65,000 puertorriqueños estuvieron activos, de los cuales 23,000 fueron voluntarios. En el 1950, con la intervención del ejército norteamericano en el conflicto de Corea, los puertorriqueños activos fueron 61,000.

Postexto

Durante la Segunda Guerra Mundial era un objetivo militar fomentar en Puerto Rico una economía que dependiera lo menos posible de las importaciones y por eso se crean y se implementan: la Ley de Tierras, las reformas administrativas, la Junta de Planificación, la Compañía de Fomento y pasa la producción de energía y el manejo del agua, de manos privadas a las públicas. Luego de terminada la guerra, y con el inicio de lo que se conoció como Operación Manos a la Obra, se abandona la producción local, se vuelve a la dependencia en la importación y se trata de incorporar la colonia al mercado internacional incentivando casi de forma exclusiva la manufactura.

Operación Manos a la Obra se considera popularmente hasta hoy, como el proyecto económico que constituyó “el esfuerzo por industrializar el país” (Picó, Historia General, 262). Sin embargo, su objetivo principal era evitar el colapso económico de la isla una vez finaliza la guerra y tras la pérdida repentina de los fondos federales que sostenían el sistema de reformas que le dio el triunfo al muñocismo. En las décadas que le siguieron al programa de Fomento Industrial que inició en 1947, cientos de fábricas se establecerían en la isla exentas de contribuciones, creando más de 130 mil empleos. Un trabajador estadounidense en el año 1950 se ganaba en promedio $1.50 la hora, mientras que en la Isla un puertorriqueño se ganaba 42 centavos (Dietz, 266). La cantidad de empleos que crea Operación Manos a la Obra en dos décadas es casi la misma que la suma de soldados puertorriqueños activos en la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea.

La carne

A principios de 1940 la Isla tenía 1.86 millones de habitantes, el 3.5% de la población eran soldados. Según el censo de 1940 alrededor de 566,000 personas o el equivalente al 30% de la población vivía en zonas urbanas (Dietz 245). Diez años más tarde, durante el 1950, el total de la población urbana alcanzó los 900,000 habitantes. La población rural se redujo a 59.5% y la urbana asciende al 40.5%. “Son las grandes empresas las que atraen población al sur de la península saturnina: los talleres del tren […], la fundición Abarca, la fábrica de fertilizante Ochoa, la cervecería Corona” (Picó, Santurce 24).

Para finales de la década de 1940 y principios de la de 1950, llegan en busca de empleo muchos trabajadores diestros a las zonas urbanas provenientes de las centrales azucareras, de los talleres de tabaco y de los muelles, entre otros. La ciudad empieza a recoger la población desocupada del campo porque la economía del país abandona la agricultura junto con las reformas de principios de 1940. Hacia Estados Unidos “durante la década del cuarenta, emigraron 150,000 puertorriqueños y puertorriqueñas, mientras que 400,000 lo hicieron durante la década del cincuenta” (Maldonado 91).

Reformarte

Durante la década de 1940 y con la Ley de Tierras, las reformas administrativas, la Junta de Planificación y la Compañía de Fomento, entre otras maniobras políticas, el Partido Popular Democrático (PPD) parecía lanzarse como líder a enfrentar el problema de la pobreza y la injusta distribución de tierras y riquezas, apoyado por el Gobierno Federal. Al menos eso es lo que nos enseñan. Sin embargo, el proyecto de reformas que se dio en esa época, respondía claramente a los intereses de los EEUU y no era consecuencia de ninguna conciencia reivindicativa de Muñoz o el Partido Popular Democrático. Para empezar a entender esa relación de explotación colonial que administró el PPD quizás ayude ver sus antecedentes.

En la década de 1930 en el contexto de la Gran Depresión, con la Puerto Rico Emergency Relief Administration (PRERA) y la Puerto Rico Reconstruction Administration (PRRA) se da una respuesta de emergencia a la miseria que crearon las compañías azucareras en la Isla y con esa respuesta el Gobierno Federal de EEUU inició la tradición de implementar políticas estatales como solución temporera a problemas sociales creados por el propio sistema de explotación colonial. Lo que se puede llamar el Nuevo Trato en Puerto Rico, es un importante precedente de las reformas futuras, porque con la intervención del Gobierno Federal se encuentra una manera de aplacar la miseria, sin tener que tocar para nada la infraestructura productiva del país. Los recursos siguieron en manos de las mismas corporaciones ausentistas, pero con la manutención se aplacaba el rencor de clase. Así, se dejó enajenada mayormente a la población de la tierra, mientras se le permitía tener sus latifundios de monocultivos a empresas norteamericanas que sacaban todas sus ganancias fuera de la Isla.

La costumbre de ventilar presión creando alternativas de ayuda social o atendiendo el interés de un grupo marginado desde el Estado, para evitar luchas políticas, empezó como la conocemos hoy, durante la década de 1930. El Mercado Capitalista provocó la Gran Depresión en general, pero la explotación colonial y latifundista, con los monocultivos de la caña en específico, eran sus representantes en Puerto Rico. Por ejemplo, la pobreza era principalmente la razón para las grandes luchas de los trabajadores de la caña; y mientras por un lado, mataban a nacionalistas que reconocían y denunciaban la opresión colonial; por el otro, nos regalaban comida y medicinas. Tenían una isla llena de recursos humanos para el trabajo o la guerra, y no dejarnos morir seguía siendo un beneficio para EEUU.

Por el amo

Si como vimos, parecería que Muñoz y el Partido Popular Democrático venían con un plan revolucionario de reforma agraria, todo ese proyecto fue meramente una extrapolación a Puerto Rico de las políticas económicas de guerra que se implementaron de forma especial en todos los territorios de Estados Unidos. La plataforma del PPD no se originó ni tan siquiera en la Isla, aunque Luis Muñoz, Carlos Chardón y su partido hubieran sido herramientas políticas para su implementación, y aun cuando de forma indirecta parecieron beneficiarnos como país.

En el año 1941, como señalan Bernabe y Ayala: “Tugwell himself [gobernador de Puerto Rico de 1942 a 1946] saw his task as ensuring that U.S. military bases in Puerto Rico would not find themselves isolated in a ‘hostile environment’” (144). Rexford G. Tugwell, quien pensaba que la planificación intensa evitaba revoluciones, para cumplir con su misión, ayudó a construir el PPD. La relación que tuvo Tugwell con el Partido Popular, se inició con el éxito de su reclamo en los tribunales de Estados Unidos contra el acaparamiento de tierras mientras fue Secretario de Agricultura (Scarano 716). Este funcionario fue enviado a la Isla en 1941 para velar por el mandato contra el latifundio y luego fue nombrado gobernador por Roosevelt en 1942 (Bernabe and Ayala 144).

La victoria lograda contra los latifundios de todas formas debe ponerse en perspectiva, ya que de un lado, a inicios del siglo 20, una empresa agrícola latifundista hubiera tenido el poder político suficiente como para detener cualquier proyecto en su contra (Trías Monge 25). Por ejemplo, fueron las industrias agrícolas latifundistas entre otras, usando su mollero político, las que atizaron la guerra contra España en el 1898. Además, y como establece Quintero Rivera, la producción de azúcar en Puerto Rico ya había alcanzado su punto más alto alrededor de la mitad de la década de 1920 y desde ahí va dibujando una picada drástica hasta ser sustituida casi totalmente por la manufactura entre 1960 y 1970 (266). En 1940 y según la Junta de Planificación de Puerto Rico, la industria de manufactura contaba con alrededor de 55 mil trabajadores. Pocos años más tarde ya existían más de 100 mil trabajadores empleados en la manufactura (Dietz 194).

En ese contexto la “lucha” de Tugwell contra los latifundios aunque pareció ponerlo en alianza con el PPD y del lado de los obreros agrícolas, fue principalmente una defensa de los nuevos intereses del Estado Federal amenazado por la guerra. Aquí sería relevante mencionar que el modelo de explotación económica de la época, se caracterizaba principalmente por la creación de alianzas con los políticos locales para imponer sus agendas.

…alliance could only survive as long as the multinational provided the dictators with economic stability for the country. However, when the multinational proved to be incapable of doing that, the dictators allied with the working class to confront the multinational and extract higher rents from it. (Marcelo Bucheli Good dictator, Bad dictator).

Para el 1940 el poder político empezaba a debatirse en nuevas esferas económicas y la amenaza de guerra establecía las prioridades. En otras palabras, el PPD se dedicó a arremeter contra las empresas ausentistas junto a Tugwell, cuando al gobierno de EEUU le convenía explotar la Isla de otra forma, dentro del marco de una guerra mundial y desde los objetivos militares que ya vimos al principio. El PPD usa ese contexto para canalizar un sentimiento político generalizado que les permitió convertir la colonia, valiéndose de un nacionalismo cultural, pusilánime e inofensivo, en una especie de corporación federal en donde los nativos podían aspirar a puestos administrativos de carrera.

La gula y la diarrea

Empezando la década de 1930 la principal causa de muerte en la Isla era la diarrea (Scarano 602). En 1939, además, cuando explotó la Segunda Guerra Mundial, EEUU se encontraba lidiando en su vientre, con una cantidad de luchas obreras sin precedente como consecuencia de la miseria que creaba el sistema. La clase trabajadora estaba siendo influenciada a su vez por el avance de la ideología comunista y en el calor de la lucha política le dieron forma, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico, a uniones, grupos comunitarios, organizaciones políticas y partidos con agendas abiertamente de clase y revolucionarias. Durante los años 1940-41 el Partido Comunista en Estados Unidos tenía más de 70 mil miembros y se iniciaba la era de persecución política que luego se llamaría el macartismo.

En Puerto Rico, Bernabe y Ayala enumeran entre algunas luchas importantes de la época: la huelga de 1937 contra Red Manufacturing Co., una fábrica de botones cerca de Villa Palmeras; la huelga de White Star Line en San Juan en donde murieron 4 obreros; y en el año 1938 la huelga de más de 7,500 trabajadores de los muelles (138). Las luchas, el desarrollo de la izquierda mundial mirando a Rusia como líder, así como la persecución y la crisis, despertaron movimientos políticos por todo Estados Unidos, pero también en Puerto Rico. De 1934 a 1936 más de 70 mil huelguistas estuvieron activos en más de 40 huelgas en la Isla (Dietz 181).

No obstante, cuando inicia la Segunda Guerra Mundial con el reclutamiento militar se reduce significativamente el desempleo y se activa la propaganda de solidaridad con el Estado. Los movimientos políticos de izquierda en Estados Unidos pierden fuerza por la persecución, pero también, muchos se alinean con los reformistas porque empieza a mejorar la economía como consecuencia de la guerra.

En Puerto Rico la coyuntura la aprovecha el PPD, y consigue canalizar los fondos de guerra aplacando las exigencias revolucionarias que venían en alzada. Juan Antonio Corretjer hablando de la trayectoria de Muñoz hasta el “Proyecto de Constitución” del año 1950, se preguntaba:

¿Dónde está el mandato recibido por Luis Muñoz Marín? Pues en Wáshington, que es donde siempre lo mandan, a él y a su partido populero. Lo que su electorado le dio –conjuntamente con la división entre sus opositores– no fue más que una simple oportunidad para usufructuar un presupuesto. Eso fue todo (Corretjer 31).

El PPD logra apaciguar las luchas obreras y promueve la solidaridad con el Gobierno estadounidense en el contexto de la guerra, administrando con instrucciones detalladas el presupuesto federal que se triplica del año 1943 al 1946. Entre otras cosas el Partido Popular se gana al movimiento obrero luchando contra las corporaciones ausentistas y termina siendo visto por los trabajadores como una fuerza de progreso. La Central General de Trabajadores que reclamaba tener 80 mil miembros en 1940, recibió el apoyo del PPD durante y luego de la huelga de 1942 y ese apoyo redundó en éxito electoral para el partido (Bernabe and Ayala 147). Las reformas que se dieron de 1941 a 1945 no llegaron sin oposición, claro está, pero la fuerza política y social de los nuevos tecnócratas populares, el ímpetu del movimiento obrero, el desarrollo de un plan de guerra que impactó la economía local, la debilidad económica de los opositores, así como la guerra en sí, permitieron que la línea asociada con el muñocismo se impusiera fácilmente.

El jardín de la victoria

En 1940 Alemania había tomado a Francia e iniciaba un ataque aéreo contra Inglaterra que duraría todo un año. También en ese mismo año asesinaron a León Trotsky en México, lo que se podría interpretar, junto al rol que jugó la Unión Soviética en la guerra, como la consolidación del estalinismo en Rusia. En 1941 los japoneses atacan a Pearl Harbor y en 1942 empieza el “Manhattan Project”, de donde nacieron las armas nucleares de destrucción masiva que le pondrían el punto final a la guerra en Hiroshima y Nagasaki en 1945. También, de 1941 a 1945 se diseñaron programas de agricultura de autosubsistencia por todo los Estados Unidos y Canadá, en respuesta a los bloqueos militares de Alemania y como plan de contingencia ante los estragos que provocaba la guerra.

En las ciudades estadounidenses se promovía la recolección de metales para armamento y se fomentó la agricultura en terrenos urbanos y en lotes baldíos. Los “Victory Gardens”, como se le llamaron a las fincas urbanas, en el 1942 llegaron a suplir hasta el 40 por ciento de los vegetales consumidos en el “home front”.1 En las zonas rurales estadounidenses se explotó el cáñamo:

… las fuerzas armadas decidieron filmar Hemp for Victory, una película de propaganda para convencer a los agricultores americanos de la necesidad de producir la mayor cantidad posible de mariguana para satisfacer las […] necesidades de la rentable economía de guerra. En 1942, a los japoneses invadir las Filipinas, apoderándose así de la principal fuente de cáñamo de Manila para los E2U2 [sic], el gobierno americano decide distribuir 400,000 libras de semillas de cannabis entre los agricultores desde Wisconsin a Kentucky, que terminarían produciendo 42,000 toneladas de fibra de cáñamo de ahí hasta el final de la guerra, fibra que entre muchas otras cosas se usó para hacer sogas para barcos, botas militares, paracaídas y lona (Escribano 25).

Es en este marco que se deben ver las reformas agrarias que socializaron la tierra y fomentaron la agricultura en Puerto Rico. En el fondo, más que una victoria reivindicativa, las reformas parecían un intento por parte del ejército de EEUU, para convertir la Isla en un gran “Victory Garden” y así garantizar la supervivencia de las bases militares dada la posibilidad de que se viera impedida la importación de alimentos. Esto explica en parte por qué, cuando se acabó la guerra, se reducen los fondos federales y se revierten la mayoría de las reformas.

El mundo entero se polarizaba radicalmente en estos tiempos y para Estados Unidos la amenaza de perder el poder estaba hasta en su propia casa. Sufrieron el bloqueo de la guerra, pero también el tumulto de las luchas políticas internas tanto en el continente como en sus posesiones. El gobierno estadounidense se enfrentaba con la obligación de hacer cambios o perecer. Es en ese contexto y cuando estaba en decadencia la industria del azúcar, que se desarrolla la base económica del discurso político del PPD:

Surge esta alianza, alrededor del Partido Popular Democrático, con un programa, básicamente de oposición a los males e injusticias del colonialismo económico y político, representado en Puerto Rico por el poder de las grandes corporaciones azucareras norteamericanas. El PPD logró control del Senado en las elecciones de 1940 y ganó por amplia mayoría las elecciones de 1944 a 1964 (Quintero Rivera 155).

En el mismo momento en que podría parecer que ganábamos más participación política y derechos, Muñoz establecía que era incompatible ser popular y abogar por la independencia (Scarano 724-7), y pronto encabezaría su propia persecución política en nombre de EE.UU. con la Ley 53 de 1948, conocida como la ley de la Mordaza.2

El PPD dirigió y consolidó en la Isla el plan de colonización de EEUU y representa en nuestra historia el triunfo pleno del imperialismo. Las reformas políticas y sociales en las que participó, consolidaron en el poder al partido, con la creación del oficio de administrador colonial y con la instauración de alianzas que cedieron las riquezas nacionales a cambio de una triste beneficencia que arraigaron nuestra histórica dependencia al sistema federal. Si hasta el día de hoy no somos dueños ni dueñas de nuestros recursos y no tenemos poder político sobre nuestro país es porque con la tradición iniciada por el PPD le regalamos al gobierno de Estados Unidos y sus empresas, nuestras fuerzas políticas y productivas a cambio de piedritas de colores. El PPD además aniquiló la resistencia, disolvió y todavía disuelve, dentro de esa misma tradición, las luchas por la igualdad social y justicia económica en nuestro país, robándole el poco poder político, económico, social y hasta la autoestima, al mismo “pueblo puertorriqueño” que usan como “eslogan” en el vergonzoso oficio de administrar la colonia más antigua del planeta.

 




Bibliografía

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Corretjer, Juan Antonio; “El Proyecto de Constitución” en 1898-1998, 21 textos para 100 años de lucha. Ciales. Casa Ciales. 1998.

Dietz, James L. Historia económica de Puerto Rico. Río Piedras: Ediciones Huracán. 2007.

Escribano, Rafael Andrés. FUMAndoMAFÚ: materiales para la historia de la mariguana en Puerto Rico, 2009, p. 25.  (e-book) http://es.scribd.com/doc/16266524/FUMAndoMAFU-materiales-para-la-historia-de-la-mariguana-en-Puerto-Rico (consultado el 26 de junio de 2014).

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Scarano, Francisco. Puerto Rico: cinco siglos de historia. San Juan: McGraw-Hill, 1994.

Trías Monge, José. Puerto Rico: las penas de la colonia más antigua del mundo. San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2007.

1. Ver M.G. Kains en The Original Victory Garden Book publicado originalmente bajo el título de Food Gardens for Defense. New York: Stein and Day Publishers, 1942.
2. Ver de Ivonne Acosta Lespier, La mordaza. San Juan: Editorial Edil, 2008.

Fuente: 80grados

 

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