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La voz de Puerto Rico: su larga marcha PDF Imprimir Correo
Escrito por Ricardo Alarcón de Quesada   
Jueves, 12 de Febrero de 2015 22:06

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"Juan y Rubén eran continuadores de la búsqueda incesante de la solidaridad para la pequeña isla del Caribe, sometida al Imperio más poderoso jamás conocido el cual se ha empeñado además, infructuosamente, en despojarla de su cultura, su idioma, su identidad."

Algo inesperado sucedió el 28 de enero en la primera sesión plenaria de la más reciente Conferencia Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), celebrada en San José, Costa Rica: Rubén Berríos, Presidente del Partido Independentista de Puerto Rico (PIP), hablando desde el escaño nicaragüense en tiempo que le cedió el Comandante Daniel Ortega, hizo un breve y sólido alegato por la independencia de su Patria y llamó a la solidaridad concreta de la CELAC.

En la Cumbre anterior, en La Habana en 2014, se había acordado atender el caso de Puerto Rico pero estaban ausentes los que luchan por la liberación de ese territorio latinoamericano y caribeño que es colonia de Estados Unidos desde 1898.

Nunca antes los representantes de ese pueblo habían podido participar en reuniones semejantes de las tantas realizadas en el Continente durante más de un siglo.

Su presencia en otros foros, sin embargo, ha sido notable. El propio Berríos es bien conocido en la Internacional Socialista cuya Vicepresidencia ha ocupado por largos períodos.

En el Movimiento de los Países No Alineados desde la Conferencia de 1964 en el Cairo han ocupado su asiento, junto a los movimientos de liberación nacional de otros Continentes, los que en Puerto Rico siguen la corriente de la nueva lucha que durante muchos años dirigió Juan Mari Brás. Figura imprescindible de la historia latinoamericana, Juan se ganó el reconocimiento y el respeto de los líderes del Tercer Mundo con quienes compartió en sus principales eventos internacionales.

Juan y Rubén eran continuadores de la búsqueda incesante de la solidaridad para la pequeña isla del Caribe, sometida al Imperio más poderoso jamás conocido el cual se ha empeñado además, infructuosamente, en despojarla de su cultura, su idioma, su identidad. Estuvieron presentes, cabildeando sin pausa, en la Sociedad de las Naciones, primero y después de la Segunda Guerra Mundial en San Francisco y en los años fundadores de la ONU. Fue una tradición ininterrumpida que inició Pedro Albizu Campos antes de su largo encierro en las prisiones federales.

Tras incontables esfuerzos, en 1972 el Comité Especial de Descolonización reconoció el derecho inalienable de Puerto Rico a la autodeterminación y la independencia y así lo ha reiterado en informes que anualmente son aprobados por la Asamblea General. En 1973 y en varias ocasiones posteriores Mari Brás y Berríos intervinieron en los debates junto con portavoces de una amplia gama de opiniones del territorio. La batalla diplomática en la ONU fue durante mucho tiempo un empeño casi exclusivo de Cuba, aunque en los últimos años las resoluciones son promovidas por un grupo de países de la región y aprobadas por consenso, sin oposición, por todos los miembros del Comité.

A partir del triunfo de 1959 el Gobierno revolucionario convirtió el apoyo a la independencia de la isla hermana en una prioridad de su política exterior que ha sostenido consecuentemente rechazando las presiones de Washington. Para los cubanos, se trata de un compromiso ineludible que viene de los tiempos en que José Martí dirigió la lucha común de los dos pueblos.

Pese a los defectos y mutilaciones de la república pre-revolucionaria, esa solidaridad se mantuvo viva, si bien no siempre se alzó con la entereza que demandaba el mandato histórico. En Cuba hallaron refugio y ayuda los patriotas de la Antilla menor que sólo fueron reprimidos y perseguidos cuando en La Habana se impusieron los peores regímenes, especialmente durante las tiranías de Gerardo Machado y Fulgencio Batista.

El respaldo nacional a esa causa alcanzó gran relieve, en el primer tercio del Siglo XX con la labor de la Sociedad pro Independencia de Puerto Rico, fundada y dirigida hasta su muerte por el eminente intelectual cubano Enrique José Varona, quien fue también Vicepresidente de la República.

Desde su creación en 1922, la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) ha mantenido un Comité pro independencia de Puerto Rico, su único de carácter permanente, que en su tiempo lideró Fidel Castro Ruz.

En 1949, en una reunión de la OEA en La Habana, el gobierno del Presidente Carlos Prío Socarrás propuso incluir a Puerto Rico entre los territorios coloniales de cuya independencia la recién creada Organización debería ocuparse. La propuesta, respaldada por la Guatemala de Arévalo y la Argentina de Perón, generó un forcejeo diplomático prolongado y a veces sórdido en el que se impuso la voluntad norteamericana. Aunque la moción fue derrotada, vale la pena recordar que en aquel encuentro participó, como miembro de la delegación cubana, Juan Juarbe y Juarbe, dirigente del Partido Nacionalista de Puerto Rico, exilado en Cuba hasta su expulsión después del golpe de estado batistiano. El mismo Juarbe que en 1964 integraría la delegación oficial cubana a la Asamblea General de la ONU que encabezó Ernesto Che Guevara.

Durante una etapa que parecía interminable, y en la que se les obligó al silencio, Cuba trató de ser la voz de los boricuas. Por eso causa especial alegría a los cubanos lo ocurrido en San José precisamente en el aniversario del natalicio de José Martí.

Finalmente, por primera vez en un evento oficial latinoamericano al más alto nivel, Puerto Rico pudo expresarse por sí mismo.

En ocho minutos, Berríos dijo lo que había que decir. Sin Puerto Rico libre no habrá verdadera independencia latinoamericana. Su discurso fue ajeno a todo sectarismo. Habló en nombre de la inmensa mayoría del pueblo que en el plebiscito de 2012 rechazó el estatus colonial de la Isla. Sus palabras sintetizaban una marcha larga y azarosa que aún no concluye.


* El autor fue Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba de 1993 a 2013, Ministro de Relaciones Exteriores, y Embajador de Cuba en Naciones Unidas. Además, fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y su Buró Político. Fuente: Claridad

 

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