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Antídoto contra la represión y la dictadura PDF Imprimir Correo
Escrito por Norma Valle Ferrer   
Miércoles, 01 de Abril de 2015 23:19

Estela Barnes de Carlotto

Estela Barnes de Carlotto: “De aquí me llevo una gran alegría, la alegría de su gente. Pero también me llevo su tristeza, la tristeza de un país que todavía es una colonia. Los tiempos han cambiado y ya es tiempo de que Oscar López Rivera y Puerto Rico sean libres”. Foto: Alina Luciano/Claridad



Las Abuelas de Plaza de Mayo son definitivamente un “contrapeso” a la represión y la tortura. Estela Barnes de Carlotto, presidenta de la mundialmente famosa organización de mujeres argentinas, afirmó en Puerto Rico que “sin duda” ahuyentan la posibilidad de una dictadura.

Carlotto, firme y segura, contesta que la lucha sin tregua de las abuelas, las madres y otras organizaciones de derechos humanos contribuyen a mantener la democracia. “Es nuestra persistencia, los 38 años de trabajo” durante los cuales “nuestro dolor y nuestra lucha la socializamos”.

Las Abuelas de Plaza de Mayo se activaron con cierta timidez en el 1977 cuando la cruenta represión de los generales de derecha arreciaba contra todo tipo de disidencia en el país, especialmente contra la juventud montonera (peronistas). “Éramos mujeres que buscábamos a nuestros hijos, y luego nietos, veníamos de diferentes lugares, desde mujeres muy pobres, docentes”, también de diferentes creencias políticas y religiosas, cuenta Carlotto. Sólo querían encontrar a sus hijos e hijas secuestrados y torturados por las fuerzas dictatoriales, salvarles de la muerte. Algo que en la mayoría de los casos no pudieron hacer.

Chile, Uruguay, Paraguay y Argentina sufrían en ese momento de regímenes de derecha extrema que perpetraban los más abyectos crímenes, muchos de los cuales todavía quedan impunes. Especialmente cuando empezaron a darse cuenta de que los niños paridos por las mujeres represaliadas eran dados en adopción y desaparecidos.

“Nos preguntaban que dónde estaban los abuelos”, pero aunque no hubieran querido excluirlos, los mismos militares les pautaron a las abuelas cierto camino. “A nosotras nos consideraban viejas locas sin importancia, decían que nos cansaríamos de manifestarnos en la Plaza de Mayo (central en Buenos Aires) con nuestros pañuelos blancos en la cabeza”, dice la lideresa y añade que “los militares son muy machistas y a los hombres los metían presos, no los dejaban reunirse, a nosotras nos decían ‘caminen, muévanse’, y así nos íbamos organizando, así decidíamos qué hacer más tarde, al otro día”.

Lucha internacionalista

La dictadura subestimó a las abuelas, el amor entrañable de unas mujeres que se volvió una fuerza arrolladora que, como bola de nieve, fue añadiendo más y más apoyo. La solidaridad surgía interna en el país, externa en todas las sociedades del mundo.

La lucha internacional la dieron las abuelas por varias razones, “primero para que nos conocieran y nos ayudaran”, dice Estela de Carlotto, docente, madre de cuatro, abuela de muchos, viuda y ciudadana. Segundo, la presencia en otros países les trajo “credibilidad” y más adelante “protección”. Tercero, la experiencia que han socializado las abuelas y madres de Plaza de Mayo ha servido de inspiración para luchas similares en otros países.

En el 1980, todavía durante la dictadura, las Abuelas hicieron una gira por Canadá y Estados Unidos, en el 1982 visitaron 11 países europeos. Y hoy, aunque en Argentina y en la mayoría de los países de Latinoamérica sobrevive la democracia, para la dirigenta de las Abuelas es necesario continuar la lucha para que funcione como una “advertencia” de que la represión puede darse en cualquier país en cualquier momento.

Invitada en Puerto Rico

Estela Barnes de Carlotto

Por Oscar: Estela Barnes de Carlotto, presidenta Abuelas Plaza de Mayo, junto a Clarisa, hija de Oscar López. Foto: Luis López/MINH

No es la primera vez que Estela Barnes de Carlotto viene a Puerto Rico, pero esta vez lo hizo como invitada de la Red de Esperanza y Solidaridad – REDES- Diócesis de Caguas (Guerra contra el Hambre ) con el lema “La lucha de las mujeres por la verdad, la justicia y la identidad”. Una vez en San Juan, la lideresa se reunió con organizaciones de mujeres, dio charlas y conversó ampliamente con la prensa sobre su trabajo y su ajetreada vida.

A sus plenos 84 años, esta mujer hermosa y fuerte ha pasado la “zarza y el guayacán” como diríamos en nuestro popular lenguaje boricua. Era una mujer de clase media, profesional, que vivía con su esposo Guido y sus cuatro hijos (dos niñas y dos niños) en La Plata. Sí era leída y en su casa se discutía de política y de los acontecimientos cotidianos, pero en la década de los setenta sus hijas Laura y Claudia se convirtieron en militantes contra la dictadura. Para el ’77, Laura, la mayor universitaria, estaba en el clandestinaje con el nombre de “Rita”. Fue apresada cuando tenía unos tres meses de embarazo y confinada en La Cacha. Dio a luz un niño, su padre era otro militante de izquierda Walmar Oscar Montoya. Ambos padres del niño que se llamaría Guido fueron asesinados por la dictadura y en el 1978 el cuerpo de Laura, acribillada por la espalda, fue entregado a su familia.

Desde ese momento la vida de Estela Barnes de Carlotto cambió para siempre, “la injusticia siempre me indignó”, dice, pero ahora la reclamaba la militancia contra el maltrato y la represión. “Me acerqué a las abuelas, que en ese entonces defendían a sus nietitos y les dije ‘quiero colaborar”, explica. Las que ya estaban organizadas acogieron a Estela con cariño, ella escribía cartas y comunicados y se movía con rapidez.

Los nietos y nietas

Más de 30 mil personas fueron represaliadas durante los siete años de la “guerra sucia” de Argentina, y unos 500 bebés fueron secuestrados y desaparecidos, dados en adopción en el país o en el extranjero. Era la forma de los militares de doblegar a la población. Las abuelas no cejaron en su empeño, todos los jueves marchaban en la Plaza de Mayo exigiendo a sus nietos y los restos de sus hijos e hijas. La participación de las abuelas se amplió, la organización creció y se profesionalizó. (http://www.abuelas.org.ar)

Las reuniones con funcionarios de todos los niveles se sucedían y ya con la presidencia de Raúl Alfonsín, Carlos Menem y posteriormente de Néstor Kirchner, comenzaron a recobrar bebés, hasta ahora unos 115. La relación de la Asociación Civil de Abuelas de Plaza de Mayo con Néstor y Cristina Kirchner ha sido criticada, pero Estela Barnes de Carlotto la defiende porque entiende que es sincero el apoyo del gobierno y su organización es una autónoma “que no se vende”.

“Cada nieto se recibe con el mismo amor, como si fuera de todas”, dice la abuela mayor, cuyo esfuerzo y tesón han sido premiado a nivel personal con el encuentro con su nieto. Ignacio Hurbán, músico y compositor, se “encontró a sí mismo”, sometió su ADN a las Abuelas y descubrieron que es el hijo de Laura Carlotto y Walmar Montoya. Ahora Ignacio Guido Montoya Carlotto está unido a la familia extendida de las Abuelas de Plaza de Mayo, y a las de Estela Barnes de Carlotto y Hortensa Montoya, sus dos abuelas biológicas que nunca dejaron de buscarlo y amarlo.

Los dos, Ignacio Guido y Estela, se ven a menudo, tanto como el activo trabajo de ambos lo permite, mas prevalece la identidad, la verdad y el cariño entre ellos.

Puerto Rico

De todos los lugares que visita, Estela de Carlotto se lleva algo, ¿y de Puerto Rico? “De aquí me llevo una gran alegría, la alegría de su gente. Pero también me llevo su tristeza, la tristeza de un país que todavía es una colonia. Los tiempos han cambiado y ya es tiempo de que Oscar López Rivera y Puerto Rico sean libres”, afirmó la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

En la manifestación de “33 Mujeres por Oscar”, realizada ayer en el Puente Dos Hermanos del Condado, la lideresa argentina se unió a las voces boricuas y exigió la libertad para Oscar López Rivera, el prisionero político más antiguo de América.

 

 

(Tomado de Claridad)

Fotos por: Alina Luciano/Claridad

 

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