En la Farmacia San Francisco de Aguada, Evangelista González (Yelin) vendía medicinas para curar el cuerpo y recetaba anticolonialismo y amor a la Patria.

Los que en la década de los años 70 del siglo pasado andábamos con arrestos de cambiar el mundo, empezando por obtener la independencia de Puerto Rico, oímos de Yelin muchas y sabias palabras, todas de estímulo, todas solidarias, todas entusiastas. En más de una ocasión cuando viajábamos desde la UPR en Río Piedras a la Aguada de nuestros padres, madres y hermanos, nos deteníamos, antes que en ningún otro lugar, en casa de Yelin. Allí nos atendían él y su compañera de tantos años, Nilsa Moret, como si hubiésemos sido importantes.

A Yelin fue a quien consultó mi Viejo, Juan López Ruiz, en agosto de 1967 cuando quiso saber qué lugar sería el más adecuado o propicio para que yo me hospedara en Río Piedras, puesto que estaba por comenzar mi primer año en la Universidad de Puerto Rico. Yelin le recomendó el hospedaje que entonces tenía Don Rafa junto a su refresquería “La Patria” en la calle Amalia Marín, número 14, en Santa Rita. ¡No pudo ser mejor la sugerencia de Yelin, pues encontré acogedor hospedaje sí, pero también algo muy superior: el amor de Padre que me prodigó Don Rafa por el resto de sus días!

Si en Aguada hubo una misión del Movimiento Pro Independencia, llamada “19 de Noviembre”, si en Aguada hubo un comité del Partido Socialista, si en Aguada se regó la semilla del independentismo, si en Aguada se fomentó el estudio y la práctica del patriotismo todo eso lo debemos a la tenacidad y al fervor de aguadeños patriotas incorruptibles como Yelin y su cuate de jornadas y luchas, Jaime Agudo. De ambos me considero discípulo, como lo son casi todos mis amigos aguadeños, entre los que destacaré, por haberse adelantado en el tránsito hacia lo desconocido, a Manuel de J. Cordero, el brillante cascarrabias del Barrio Lagunas.

Visité a Yelin hará cosa de dos años. Seguía lúcido y jovial. La vejez implacable no le había restado entusiasmos y, como siempre hacía cuando conmigo topaba, me recordó que había disfrutado mucho mis escritos publicados en Claridad en la columna que hice titular Lloviendo sobre mojado. Además del halago, era su manera de exhortarme a que volviese a escribir ocurrencias similares, aparte de ser una muestra de su generosidad y una expresión de su amistad. Gracias, Yelin.

Para despedida, creo que basta lo dicho. De ninguna manera he pretendido escribir la biografía de este amigo luchador que ha muerto. Ni publicar el catálogo de sus quehaceres patrióticos. Solo consignar mi eterna gratitud por sus enseñanzas y por haberme permitido ser amigo suyo y de su familia inmediata a quienes expreso por este medio mi más sentido pésame y mi solidaridad en el grande dolor que les tiene que haber representado esta partida del que vendía fármacos para curar cuerpos y recetaba anticolonialismo y sembraba amor a la Patria. Un abrazo para la querida viuda Nilsa, y para Héctor, Enid, Sylvia y Pipo González Moret.

Nota de Redacción MINH:

Evangelista (Yelin) González (5 de diciembre de 1924 - 1^ro de mayo de 2015)

El cuerpo de nuestro compañero de lucha, Yelin, estará desde hoy la la 1:00 PM, en la Funeraria San Francisco en la entrada del pueblo de Aguada (calle Paz).  El entierro será mañana a las 2:00 PM.