El 29 de mayo, el patriota Oscar López Rivera cumplió treinta y cuatro años preso por defender el derecho de los puertorriqueños a su autodeterminación e independencia. No hay duda de que si hubiese sido condenado por cometer alguno de los llamados “crímenes comunes”, Oscar ya hubiese sido excarcelado.

El hecho de que en más de diez países se hayan efectuado actividades en apoyo a la campaña por su excarcelación y que varios jefes de Estado, en cónclaves internacionales, públicamente y en privado, hayan pedido su excarcelación es evidencia de que se reconoce que Oscar es un preso político. Desoír esas voces es ya un problema político para Estados Unidos porque demuestra una profunda insensibilidad por parte de su gobierno y una callosidad moral ante lo que es un claro reclamo de derechos humanos.

La Segunda Caminata Nacional por Oscar no ocurrió el día 29 de mayo, transcurrió durante 34 días corridos, a través de cuarenta pueblos. Se dice fácil, pero en realidad realizar este recorrido de manera ininterrumpida, bajo el sol ardiente de nuestra Patria, en época de sequía, atravesando carreteras que en muchas instancias son altamente peligrosas, constituye un acto de gran valor personal, disciplina y desprendimiento patriótico. Por otra parte, fue un privilegio pernoctar en diferentes pueblos donde los caminantes conocieron y compartieron con diversas personas comprometidas con la sagrada tarea de mantener viva la lucha por la libertad patria, así como por la excarcelación del patriota Oscar López Rivera. También fue un aliciente conocer a personas que, aunque no comparten nuestra ideología, mantienen la esencia del ser puertorriqueño, que es la hospitalidad y la generosidad que caracterizó lo mejor de generaciones anteriores, bases sobre las cuales se edificó la sociedad civil moderna.

No es fácil dormir en cama ajena o en catres algo incómodos. Tampoco lo es estar alejado de los seres queridos varios días, comiendo lo que aparezca. Es difícil la falta de privacidad, así como armonizar criterios, manías, ronquidos, situaciones, días de mal humor y días de alegría y gozo. Ese convivir provisional lo experimentaron durante 34 días los compañeros y compañeras que vivieron en alguna pequeña medida lo que ha vivido Oscar por unos largos 34 años. Nuestro Oscar lo ha hecho sin desfallecer, ni quejarse, por su voluntaria entrega en defensa de los intereses de la Patria frente al imperio más poderoso del mundo, en términos militares, corporativos y financieros, aunque no morales. A los gestores Carlos López y Félix Adorno; al grupo de coordinación nacional: Astrid Raquel Cruz Negrón, Déborah Pérez, Alicia Rodríguez, Delia Cabrera, Juan Camacho, Luis M. Santiago, Angélica Acosta, José “Pepe” Cruz y Ernesto Robles; y a los coordinadores de los pueblos. A todos los y las caminantes constantes durante 34 días que acompañaron a Carlos y Félix: Carlos Alicea Negrón, Cándido Castro Gómez, Melchor Irizarry Ruiz, José Cuadrado Hernández, Ángel Resto Del Valle, Eduardo Álvarez de Jesús, Héctor Luis Cruz Ortiz, Rosella Rodríguez Santos, Miguel Vázquez Ortiz y Rafaela Flores García. De todos aprendimos tanto. Gracias por su ejemplo, su perseverancia y su entrega. También a Tito Kayak, quien cubrió la travesía por mar, así como a los familiares de los caminantes que sirvieron de apoyo logístico y moral.

Deseo además reconocer la labor de los compañeros y compañeras del Comité Pro Derechos Humanos: Carlos, Ivonne, Estrella, Lourdes, Juan Ángel, Alfonso, Aida, Elizabeth, Clarisa, María, Tatiana, Edwin, Cheo, Rita y Marilú; y a todos los que se unieron para contribuir al éxito de este esfuerzo. Gracias por el apoyo logístico y material a Magali Carrasquillo, maestra de ceremonias; Marilú Carrasquillo y Yarima González, encargadas del programa y tarima; Benito de Jesús, Ariel Cuebas y José G. Maldonado, en logística; a los artistas y comunicadores Yolanda Pastrana, José Escoda, Tito Román, Juan Pablo Díaz, Wilfredo Quiñones y Madeline Ramírez; a Ernesto Robles y Déborah Pérez, en diseño y preparación de los rostros de Oscar; a Julio López Keelan y al equipo de seguridad; a Maribel Morales y María Virginia “Cuqui” López y la Juventud del PIP en los oasis de San Juan; a Rafaela “Lala” Flores, Norma Flores, Rosalinda Soto, Tomás Carlo, Salvador Beauchamp, Rafael Cancel Miranda, Padre Raúl Morales, Clarisa López y al congresista Luis Gutiérrez. A Aleyda y su Grupo, La Banda Acústica, grupo Patria y Cultura, Andy Montañez y María de Lourdes Santiago, Radio Isla, Claridad, Cándida Cotto, Alida y Magali Millán, Josefina Pantojas, Graciela Mercado, Héctor Peña, Taller de Arte y Fotoperiodismo, Impresos Taínos, Compartir es Vivir y Radio Al Desnudo. Gracias al Municipio de San Juan por su coauspicio para el cierre de la actividad, al igual que a los municipios de San Lorenzo y Toa Alta, así como a sus alcaldes y equipos de trabajo.

Gracias, también, a los alcaldes de los diversos municipios que recibieron a los caminantes y facilitaron recursos para pernoctar, alimentarse y descansar. Gracias por el celo con que los atendieron, así como por el buen uso de los recursos públicos y el respeto a la diversidad ideológica que nos une en el ideal de la convivencia democrática y la libertad de pensamiento. Gracias por las 34 resoluciones logradas a favor de la excarcelación de Oscar. También reconocemos la labor de la Policía Estatal y Municipal, al igual que la del personal de Emergencias Médicas.

Gracias también a los compañeros de diversas organizaciones independentistas y de solidaridad: PIP, MINH, MST, Frente Socialista, PRT, PPT, MUS, PN, Juventud del PIP y otros. Gracias a la compañera Milagros Rivera por el excelente trabajo internacional de promoción para la Jornada de Solidaridad con Oscar y el 29 de mayo como Día de Oscar López Rivera. Igualmente nuestro respeto y agradecimiento a todas las organizaciones que hicieron lo propio con las organizaciones fraternas. Gracias al esfuerzo de todos y todas fue posible que el reclamo de libertad para Oscar trascendiera más allá de nuestra América hasta Madrid y Estocolmo.

A todos los que menciono y a los que permanecen en el trabajo anónimo, sin esperar otra recompensa que no sea el triunfo de la justicia y la libertad, nuestro agradecimiento eterno.

Como hemos dicho muchas veces, la lucha por excarcelar a Oscar es por hacerle justicia a él y por la defensa de los ideales que inspiran su lucha. Estos principios y valores de entrega a la Patria han sido ejemplo de martirologio de tantos patriotas –hombres y mujeres– que, como Oscar, han mantenido vivo el ideal de la libertad y la emancipación de la Patria del abyecto coloniaje que aún sufrimos. La lucha sigue hasta la alborada de la libertad. Allí nos encontraremos todos, los vivos y los que nos precedieron en esta justa lucha.

Eduardo Villanueva Muñoz
Portavoz Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico (CPDH)