minh


http://www.redbetances.com/

 

Descarga tu ejemplar

 

piensalo

 

entrelineas

http://www.claridadpuertorico.com/

 

http://forodesaopaulo.org/

 

orinoco

 

portal-alba

Estamos en los canales

Bibiioteca MINH

Videos MINH

Facebook MINH

Ustream

Visitas:
Desnudez a la vista PDF Imprimir Correo
Escrito por Manuel de J. González / Claridad   
Martes, 11 de Agosto de 2015 00:21

pr

Leo en un periódico español, El País, en un artículo sobre Puerto Rico y su deuda pública, la siguiente frase: "Aunque es un Estado libre asociado, no puede acogerse a la misma ley de bancarrota bajo la que quebró la ciudad de Detroit". Ese "aunque" empleado por la periodista, de nombre Amanda Mars, dice bastante. Indica que ella efectivamente cree que el sistema político que impera aquí es "algo" que de verdad existe, sólo que no es suficiente. Por ejemplo, le falta poder para declararse en quiebra. ¿Quién tiene ese poder y se lo niega? La periodista no contesta la pregunta.


En Estados Unidos la prensa publica comentarios similares. Ahora, cuando nuestra crisis nos hace visibles y nos saca del anonimato en el que de ordinario estamos, muchos medios de prensa nos definen como un "US Commonwealth" sin detenerse a explicar el contenido de la frase. Algunos van más allá y se refieren a la "unicidad" (uniqueness) de nuestro estatus, como si el colonialismo realmente tuviera algo de particular. Nunca definen en qué consiste nuestra particularidad. Sencillamente la mencionan como un hecho que no requiere explicación.

Existen excepciones, claro está, porque también se han producido artículos que aquilatan nuestra realidad con bastante precisión. Uno de éstos fue publicado por The Washington Post que, tal vez por editarse en la capital de Estados Unidos, donde radica el poder, expone con bastante precisión nuestra indefensión colonial. Aunque no la llama por su verdadero nombre, el artículo comenta nuestra ausencia de poderes para enfrentar la actual crisis y emplaza al Congreso estadounidense a actuar, señalándolo como el ente que históricamente se ha negado a cederlos.

Ése no es el caso del reputado economista Paul Krugman, quien dedicó una columna al tema puertorriqueño en la que también esquiva el asunto político. Nos trata como una región de Estados Unidos y, aunque se refiere a una rémora colonial tan obvia como la Ley de Cabotaje, no la ubica en el contexto correcto.

Todo el que estudia un poquito nuestra realidad y se entera de que tanto antes como después de los "cambios" de 1952 el Congreso de Estados Unidos legisla a su antojo sobre Puerto Rico sin contar con el voto de un solo puertorriqueño, "descubre" la verdad colonial. Pero en ausencia de ese esfuerzo por conocer la realidad, sigue siendo generalizada la creencia de que lo que hay aquí es realmente único.

Ese tratamiento de algunos medios internacionales atestigua el éxito de Luis Muñoz Marín y el liderato del PPD de mediados del siglo pasado para alterar la naturaleza de los cambios ocurridos en 1952. (Ver mi artículo de la pasada semana, El gran prestidigitador) Tanto aquí como en el exterior lograron proyectarlos como si se hubiese alcanzado la configuración de un estatus nuevo, un nuevo modelo político que ponía fin al colonialismo o, al menos, alteraba su contenido clásico.

Los tejedores de aquel sainete sabían muy bien que estaban creando una versión caribeña del cuento del danés Hans Christian Andersen, El nuevo traje del emperador. El traje, nos narra el cuentista, no era tal, pero el rey engañado se lo creía sin percatarse de su total desnudez. En nuestro caso los tejedores del engaño terminaron creyéndoselo y hasta existen todavía algunos discípulos que insisten en la veracidad del traje invisible y todavía hablan de un "pacto" que no consta en ninguna parte.

La realidad, sin embargo, ha ido poco a poco revelando la ridiculez del rey. La evidencia empírica siempre termina desbaratando las ilusiones. En la medida en que nuestras dificultades socioeconómicas se intensifican la camisa de fuerza que representa el coloniaje sale a flote y la desnudez del monarca no puede ocultarse.

Si a nivel internacional todavía subsiste una visión tergiversada de nuestra realidad, no es para menos. Luego de 1952, al calor de la Guerra Fría y de los esfuerzos estadounidenses por mejorar su imagen en América Latina, Puerto Rico fue centro de enorme esfuerzo publicitario dirigido a promover las supuestas bienandanzas de la vinculación a Estados Unidos. Fueron los años de la "vitrina del Caribe", de la "revolución pacífica", cuando nos presentaban como el opuesto exitoso de la Revolución Cubana. La necesidad de Estados Unidos se juntó con el deseo del liderato colonial puertorriqueño y, para que operaran como puntas de lanzas de la campaña, colocaron un puertorriqueño como Subsecretario de Estado de Estados Unidos (Arturo Morales Carrión) y a otro (Teodoro Moscoso) como embajador en Venezuela.

El esfuerzo publicitario cesó una vez la vitrina comenzó a empañarse, pero todavía subsiste algo de su efecto. Por eso la periodista de El País habla del "Estado libre asociado" como si de verdad existiera y para algunos medios de Estados Unidos seguimos siendo un "Commonwealth". Pero ya la crisis terminó con nuestra invisibilidad y desde ahora en adelante las miradas serán más penetrantes. Nuestra desnudez terminará siendo evidente.

 

Misión PR en Cuba

 

Fundación Juan Mari Brás

 

Otro PR es posible

 

Nuestra Opinión en blanco y negro

Documentos

Solo el administrador



banner minhOficina Central, C 25 NE 339, San Juan, Puerto Rico 00920.
Teléfono (787) 774-8585,
minhpuertorico@minhpuertorico.org

otropuertoricoesposible@gmail.com

No necesariamente lo publicado representa la posición del MINH.