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Se organiza el poder boricua en EEUU PDF Imprimir Correo
Escrito por Enrique Fernández Toledo   
Jueves, 22 de Octubre de 2015 01:33

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Extraordinario triunfo de Encuentro Nacional de la Diáspora Puertorriqueña. Organizar la diáspora a nivel de todo Estados Unidos no es tarea fácil. De hecho, nunca se ha hecho plenamente, a pesar de muchos intentos y de la conciencia de la necesidad de hacerlo que existe tanto en la Isla como la metrópolis.

 



Además de la escasez obvia de los recursos que hacen falta para lograrlo, las divisiones ideológicas y políticas, los egos y las rencillas por posiciones de liderazgo y muchas otras pequeñeces dificultan avanzar en el logro de una agenda unitaria de la diáspora.

Es claro que los dos partidos políticos principales de Puerto Rico entienden, y añoran poder controlar el enorme potencial de poder político de nuestro pueblo de la diáspora. Pero, precisamente es el carácter político partidista de sus intentos lo que ha hecho y haría imposible que un esfuerzo de organización nacional de la diáspora por estos partidos sea efectivo. No lo han hecho, sencillamente, porque no han podido, porque no poseen la credibilidad ni el poder de convocatoria en el seno de nuestras comunidades de la diáspora para lograrlo, no porque no quieran hacerlo.

Por otro lado, la crisis fiscal y la que se avecina del sistema público de salud exigen de la diáspora una respuesta inmediata, demandan su participación y contribución a las soluciones de éstas.

La elección presidencial de 2016 presenta una oportunidad a la diáspora de ejercer su poder político en Estados Unidos cuyo aprovechamiento no esperará por nadie. No esperará a que se encuentren fórmulas de organización, de agenda y de ejecución que sean “perfectas” o del agrado o aceptación de todos. El momento de actuar es ahora, hoy, no cuando todos estemos de acuerdo en que “todos los planetas están alineados”. La invitación a actuar ahora, la hace el momento histórico, la necesidad de nuestro pueblo, en la Isla y en la diáspora, y es el deber de todos responder, y no sentarse a esperar que llegue una carta formal de invitación. No es momento de ser “prima donna”.

En todo este contexto se dio el Encuentro Nacional de la Diáspora Puertorriqueña realizado en Orlando, Florida el pasado 14 octubre, con una recepción la noche del martes 13. El evento fue un éxito rotundo y sobrepasó por mucho las expectativas de los organizadores.

Muchos dudaron de la posibilidad de llevar a cabo este tipo de encuentro el cual pretendió ser la chispa, la piedra de calce de un movimiento unitario de la diáspora. Incluso, entre los asistentes mismos, hubo muchos que me comentaron que no podían creer lo que veían porque no habían creído posible que se alcanzara esta respuesta en asistencia, participación y habilidad de mantener al alto grado de unidad que se alcanzó en el evento.

Allí llegaron personas de grupos y organizaciones que fueron invitados directamente, pero también llegaron boricuas que se enteraron del evento y entendieron la importancia de participar en él y su naturaleza de evento con invitación a todos los boricuas de la diáspora, así como otros que llegaron a quejarse de que no los habían invitado pero, imbuidos por el espíritu constructivo y de unidad que caracterizó a la actividad, participaron plenamente en ella.

De hecho, el evento fue un ejemplo maravilloso de lo que podemos lograr si nos dedicamos a resaltar los que nos une como boricuas sobre lo que nos divide. Más de trescientos líderes de base, individuos y oficiales electos puertorriqueños provenientes de 10 estados (además de Puerto Rico). Allí se impuso la fe colectiva de que los boricuas unidos por el bien común de nuestro pueblo podemos alcanzar muchos triunfos.

El encuentro se llevó a cabo en Orlando, Florida, por entenderse la enorme importancia que tendrá la comunidad puertorriqueña de ese estado en la elección presidencial de 2016. Esto en sí demuestra la madurez política que ha alcanzado nuestra comunidad: nadie objetó que se hiciera en Orlando, pues todos entendieron la base de esa decisión.

La actividad se llevó a cabo en el Centro Borinqueño de Acacia. Este es un edificio histórico, originalmente construido por pioneros boricuas en Orlando y que llevaba el nombre de Asociación Borinqueña. Allí recibimos una bienvenida calurosa por parte del señor Raúl Russi, presidente de Acacia.

En la noche del martes, la destacada activista de Orlando, Zoraida Ríos Andino, hizo una muy emotiva presentación recordando la impresionante vida de lucha comunitaria de su compañero, Elías “Rico” Piccard. Esta presentación nos hizo a muchos recordar a nuestro hermano David Santiago, cuyos esfuerzos de organizar nuestra diáspora por tantos años contribuyeron a hacer este encuentro posible. David hubiese estado orgulloso y feliz allí.

El evento se caracterizó por el entusiasmo, la unidad y la esperanza de logros y avances futuros. Recibimos la bendición por el muy conocido y respetado Obispo Marcial de Orlando, uno de los principales líderes religiosos puertorriqueños más importantes de todo Estados Unidos.

Edwin Meléndez, director del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College, ofreció una excelente presentación de los datos de la situación socio-económica y de los patrones migratorios de los puertorriqueños. Entre vítores del público, Meléndez resaltó el hecho que los boricuas, lejos de ser unos vagos dependientes del mantengo, emigran en busca de empleos.

José E. López, director del Centro Cultural Juan Antonio Corretjer de Chicago y hermano del patriota y prisionero político puertorriqueño Oscar López Rivera, ofreció un resumen muy atinado acerca de los objetivos a corto y largo plazo del encuentro.

Es de notar que, a pesar de la diversidad política de los asistentes, la mera mención del nombre del patriota Oscar López no dejó de arrancar aplausos a los presentes.

Destacó la presencia de cerca de 20 oficiales electos, incluyendo la participación de 5 congresistas, Nydia Velázquez, José Serrano (vía Skype), Luis Gutiérrez, Alan Grayson, y Brendan Boyle. Este último es un joven congresista de Filadelfia, cuyos padres inmigraron a Estados Unidos desde Irlanda y a quien se le considera una “estrella en ascenso” en el firmamento congresional Demócrata. El congresista Boyle entusiasmó a los asistentes por la sinceridad y firmeza de su compromiso con nuestra causa.

Todos estos oficiales electos, incluyendo a la presidenta del Concilio Municipal de la ciudad de Nueva York, Melissa Mark Viverito, al pionero asambleísta de Nueva York, José Rivera, a la senadora de Illinois, Iris Martínez, a la concejal de Filadelfia, María Quiñones, y el senador de Florida, Darren Soto, quien recibió mucho respaldo de los asistentes para su campaña para ser electo a un escaño al Congreso de Estados Unidos, así como una nutrida delegación de oficiales electos de Florida, tuvieron una participación activa y destacada en la actividad,

La declaración de la congresista Nydia Velázquez de que “los derechos no se piden, se exigen”, animó y elevó el espíritu combativo de los asistentes.

El congresista Luis Gutiérrez ayudó en varias ocasiones a mantener el foco, “los ojos en la bola”, del evento en la necesidad de responder a las exigencias del momento, pero especialmente cuando dijo “no tengo quejas de este evento. Por supuesto que tenemos que eventualmente atender y trabajar al asunto del estatus colonial de Puerto Rico. Pero, no podemos permitir que niños puertorriqueños mueran porque no hay una ambulancia disponible para llevarlos a un hospital, o que su habilidad de hacer grandes contribuciones a Puerto Rico o a la humanidad entera sea tronchada porque haya que cerrar las escuelas” (cita parafraseada de mi memoria). Esta declaración de Gutiérrez llevó a sus pies a los asistentes, quienes ovacionaron con entusiasmo, pues mejor que nadie sintetizó el balance entre las necesidades inmediatas, las bases de unidad para la acción, y las necesidades a más largo plazo por las cuales muchos llegamos allí.

En la tarde del miércoles, los presentes nos congregamos en cuatro grupos de discusión: La crisis fiscal de Puerto Rico, la crisis del sistema de salud, los derechos humanos y la participación ciudadana y el cambio ambiental. Los oficiales electos tuvieron su reunión aparte. Las discusiones en estos grupos fueron de profundidad y de alta calidad. Todos los grupos resumieron y rindieron informes de su discusión al plenario.

No podemos terminar esta reseña sin extender un merecido reconocimiento a los organizadores de la Florida: Betsy Franceschini, Zoe Colón, Jimmy Torres, Anthony Suárez, Andy Gutiérrez y Rafael Benítez.

En resumen, en este Encuentro Nacional de la Diáspora Puertorriqueña se alcanzaron los siguientes logros, entre otros:

  • Se concretó una firme declaración de intención colectiva de crear un vehículo de organización y de acción que movilice, represente e implemente una agenda nacional que aglutine y unifique a la diáspora puertorriqueña, tanto para ayudar a Puerto Rico con su crisis fiscal y de su sistema de salud como para adelantar el progreso y bienestar de la diáspora;
  • Se establecieron lazos de amistad y colaboración ente activistas boricuas de todo el país, y en especial, con los distinguidos activistas boricuas de Florida;
  • Se adelantó y se afianzó la unidad de la diáspora en torno al reclamo por la excarcelación del patriota Oscar López Rivera; no hay duda que esto es parte prioritaria, fundamental y básica de cualquier agenda de la diáspora;
  • Inspirados por el entusiasmo y disposición a la lucha del pueblo allí reunido, y en respuesta concreta a los reclamos de unidad para la acción, los oficiales electos puertorriqueños allí reunidos decidieran crear la Asociación Nacional de Oficiales Electos Puertorriqueños.
  • Se demostró que es deseable y posible lograr la unidad de propósito y de acción por el bien de nuestro pueblo, por encima de las diferencias políticas, de estatus, religiosas y de muchas otras clases;
  • Se comenzó exitosamente la discusión de elementos concretos de lo que deberá ser la agenda puertorriqueña de la diáspora;
  • Quedó establecido que la diáspora entiende claro su posición en la sociedad norteamericana y su capacidad de influir en la elección presidencial de Estados Unidos en 2016;
  • Se demostró la importancia de la unidad de los boricuas de Florida, y se demostró mucho progreso en el adelanto de esta unidad;


Ninguna iniciativa, ningún trabajo es perfecto. Cuando se trata de relaciones humanas, es imposible lograr unanimidad o la satisfacción plena de todos. Lo importante es que en este encuentro se alcanzó un consenso amplio de la necesidad y la posibilidad realista de organizar la diáspora a nivel de todo Estados Unidos para lograr un impacto serio en la situación de los puertorriqueños en la Isla y en la diáspora.

Este evento tan importante servirá de antesala a una Cumbre Nacional de la Diáspora a celebrarse temprano en el 2016, para concretar una agenda y un plan de acción y trabajo. Pendientes, les mantendremos informados.



* El autor reside en Estados Unidos desde 1976. Por 20 años fue ayudante del congresista Luis Gutiérrez y su asesor para asuntos de Puerto Rico.

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