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LECCIÓN MAGISTRAL La adoctrinación no es educación PDF Imprimir Correo
Escrito por Oscar López Rivera   
Miércoles, 09 de Diciembre de 2015 17:14

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"Hay una diferencia grande entre enseñar y educar. La educación nunca es igual que la adoctrinación. Y es importante entender que el gasto del gobierno en la educación era porque la había politizado y burocratizado. En la “enseñanza” el sistema de educación no gastaba tanto dinero." -Carta de Oscar leída por su hija Clarisa en el Teatro Ramón Frade de la Universidad de Puerto Rico en Cayey el pasado martes 24 de noviembre.

 

Deseo expresarles el mayor y más profundo agradecimiento por conferirme el gran honor de ser el lector invitado de esta augusta Lección Magisterial: al Presidente de la Universidad de Puerto Rico, Honorable Uroyoán Walker Ramos; al Dr. Carlos Severino, Rector de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras; al Dr. Mario Medina Cabán, Rector de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Cayey; a todos(as) los (las) miembros del Senado Académico de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Cayey; a todos(as) los (las) estudiantes y a todas personas presentes.

Es mucho más que un honor poder compartir este escrito con ustedes. Con mucha humildad, respeto y amor en mi corazón y que sea mi querida hija la que lo lea. Soy y seré un humilde servidor de mi Patria que vive con la esperanza de algún día poder saludarlos(as) a todos(as) en persona con un cariñoso abrazo.

El futuro de toda sociedad está en sus niños(as) y en sus jóvenes. Porque Puerto Rico está sufriendo una crisis económica, está perdiendo su recurso principal en la fuga de cerebros causada por la migración forzada de nuestros(as) jóvenes y es una colonia. Tenemos que preguntarnos qué futuro le espera a nuestra sociedad, pero especialmente a nuestros niños y niñas y a nuestros jóvenes. También tenemos que preguntarnos cuantos(as) niños(as) y jóvenes va a haber en Puerto Rico en el futuro. Tenemos que hacernos esas preguntas porque hay expertos que pronostican que en un futuro no muy lejano Puerto Rico será una nación de envejecientes.

Tenemos que ser conscientes que para que nuestros niños y niñas puedan desarrollar su potencial creativo al máximo, actualizarse, ser ciudadanos(as) activos(as), ser pensadores(as) críticos(as), ser éticos, tener un profundo amor por la justicia y la libertad y estar bien preparados(as), dispuestos(as) y listos(as) para ser el recurso principal de la sociedad boricua del futuro, tienen que tener acceso a un sistema de educación libertador y conscientizador. Lamentablemente, Puerto Rico no cuenta con semejante sistema de educación.

El sistema de educación que existe en Puerto Rico es una copia de carbón del sistema de educación estadounidense. Es el sistema que el gobierno estadounidense nos impuso después de haber tomado control de la colonia. Y la meta principal de ese sistema era crear elites de puertorriqueños que le ayudaran a administrar y a controlar la colonia, preparar trabajadores(as) para que le fueran más útiles a las industrias estadounidenses, especialmente la azucarera, y para preparar a puertorriqueños para sus guerras y para que le sirvieran de carne de cañón. No fue creado para educar a los y las estudiantes puertorriqueños para el beneficio y el desarrollo de Puerto Rico.

No pretendo negar que durante el tiempo que el sistema de educación de Puerto Rico lleva existiendo no haya habido cambios. Ha habido cambios exitosos y que han ayudado y beneficiado a nuestro pueblo. Pero no se puede obviar el hecho de que sigue siendo copia del estadounidense y subordinado al imperio, y a sus intereses. Porque el sistema sigue preparando estudiantes para que sean parte de la elite que ayuda a administrar y a controlar la colonia, para que sean soldados mercenarios en sus guerras y para que sean trabajadores y trabajadoras para las corporaciones estadounidenses.

Si contamos la cantidad de boricuas que ha formado parte de las fuerzas armadas estadounidenses viviendo en Puerto Rico o en la diáspora boricua, la cantidad de doctores(as), de maestros(as), profesores(as), ingenieros(as), abogados(as), artistas y trabajadores(as) industriales que viven en la diáspora, vamos a encontrar que los y las boricuas somos, per cápita, la etnia que más contribuciones le hacemos al gobierno estadounidense y a su economía.

Hay muchos(as) boricuas que aceptan y defienden el sistema de educación estadounidense y lo ven como el mejor. Cuando lo hacen están obviando el hecho de que ese sistema fue creado no para educar a la sociedad estadounidense sino para preparar a trabajadores(as) para que fueran más eficientes y rindieran más beneficios a las industrias. Tienen que ocultar que desde sus orígenes era uno racista, segregacionista y separatista de clases sociales. Y todavía hoy día esos defectos deletéreos siguen afectando a las comunidades africanas americanas, latinas y en las reservaciones de los nativos americanos/primarios. En esas comunidades están las peores escuelas, con un alto nivel de hacinamiento por falta de salones y espacio, por falta de materiales, equipos y por falta de un medio ambiente apropiado para la educación. En esas comunidades existen los niveles más altos de deserción escolar, no por casualidad, sino porque las escuelas fueron creadas para fracasar. Tampoco es casualidad que es porque es un sistema politizado y burocratizado, controlado por los que controlan las riendas del poder, y lo de la educación es de nombre solamente. Su mayor logro ha sido adoctrinar y ayudar a perpetuar el statu quo.

El sistema se ha perpetuado pero no por falta de críticas, luchas y grandes esfuerzas para cambiarlo. En la década de los 60 se dieron muchas luchas, se levantaron grandes críticas y se presentaron alternativas viables. En 1963 la organización el Student Non Violent Coordinating Committee (SNCC) (Comité Nacional No Violento de Estudiantes) comenzó a organizar las “Escuelas Libertadoras” (Freedom Schools) en el estado de Mississippi. Su meta era cambiar un sistema injusto y decadente, dónde no existía la libertad académica, se destruía la curiosidad intelectual y se deshumanizaba a los y las estudiantes tratándolos(as) como objetos. Treinta escuelas fueron fundadas para ofrecerles a sus estudiantes una educación libertadora, que les ayudara a transformarse en pensadores(as) críticos(as), para que fueran conscientes de su historia y su identidad y su cultura y para ser ciudadanos(as) activos(as) en sus comunidades. Y aunque sólo pudieron existir por dos años, muchas de sus ideas y filosofía existen en diferentes proyectos relacionados con la educación.

Otro movimiento que fomentó mucho interés y entusiasmo en la lucha para transformar el sistema fue el Free Speech Movemenf. Mario Savio, un estudiante en la Universidad de California en Berkeley, comenzó un discurso incesante exigiendo que se cambiara el sistema y exhortando a los y las estudiantes a actuar. Hay un momento cuando la operación de la máquina se convierte tan odiosa, que te enferma el corazón y no puedes tomar parte, no puedes ni siquiera fácilmente tomar parte. Y tienes que poner tu cuerpo sobre el engranaje, las palancas, encima de todo el aparato y tienes que indicarle a la gente que la maneja, a la gente que es dueña, que a menos que no seas libre la máquina será impedida de funcionar.

Los burócratas de la Universidad de California en Berkeley decidieron expulsarlo para callarlo. Pero ya su discurso había llegado a oídos fértiles y en muchas universidades los y las estudiantes comenzaron a protestar, exigiendo que el sistema de educación superior pusiera fin a la práctica de reducir al estudiante en un diente más de la dentada. Los  y las estudiantes exigían libertad de expresión y para decidir la educación sin las trabas de la burocracia académica.

El movimiento Estudiantes para una Sociedad Democrática –Students for a Democratic Society– también comenzó a exigir cambios en todo el sistema para democratizarlo. Ocupaban universidades y las transformaban en espacios libres. Había todo un despertar de alegría, de consciencia y de espíritu de lucha. La mayoría era de estudiantes de clase media que veían la necesidad de cambiar un sistema burocratizado, conservador y enajenante.

En la diáspora y en Puerto Rico se comenzó a luchar para hacer cambios en el sistema de educación. La Universidad de Puerto Rico en Río Piedras era sede de muchas luchas. La Federación Universitaria Pro Independencia y la Juventud Independentista Universitaria hicieron un trabajo excelente para radicalizar al estudiantado. Había profesores(as) que eran bien solidarios(as) con la lucha de los (las) estudiantes. Una de las luchas más fuertes fue la de sacar el ROTC fuera de la universidad. Otros asuntos que el estudiantado tomó con mucha dedicación y efectividad fue el de la oposición a la guerra en Vietnam y el de la oposición al Servicio Militar Obligatorio. Para los administradores de la Universidad de Puerto Rico la lucha estudiantil era su némesis. Pero a pesar de traer la Policía a la universidad y a otros elementos de la extrema derecha fue casi imposible parar a los y las estudiantes. Como toda lucha cuesta los y las estudiantes pagaron con su cuota de sangre.

Una de las mejores críticas que se hizo al sistema de educación en Puerto Rico fue la de Ivan Illich cuando les habló a los estudiantes durante la Lección Inaugural de 1969. Les dijo:

“Puerto Rico es la única sociedad en el hemisferio occidental que gasta 30 por ciento del presupuesto del gobierno en la educación. Las escuelas de Puerto Rico cuestan más y proveen más trabajos que ningún otro sector público. En ninguna otra actividad social es tan grande la proporción envuelta del total de la población. Puerto Rico ha enseñado... Pero no ha educado…”

Hay una diferencia grande entre enseñar y educar. La educación nunca es igual que la adoctrinación. Y es importante entender que el gasto del gobierno en la educación era porque la había politizado y burocratizado. En la “enseñanza” el sistema de educación no gastaba tanto dinero.

En ciudades como Nueva York y Chicago la juventud boricua tomó el issue de la educación con mucha seriedad y amor. Las comunidades boricuas querían tomar control de las escuelas. El enfoque principal de la lucha era la creación de estudios puertorriqueños, de programas bilingües y biculturales, la implementación de un currículo relevante para los y las estudiantes, la construcción de nuevas escuelas y de más salones de clases y espacios para eliminar el problema del hacinamiento y programas para parar la deserción escolar.

La lucha también se llevó a las universidades. Algunos de los programas de estudios puertorriqueños y/o de estudios latinoamericanos que existen en las universidades hoy día nacieron como resultado de la lucha en las universidades. Fueron muchos(as) los (las) jóvenes que dedicaron años luchando en las universidades. Algunos(as) de los (las) exprisioneros(as) políticos(as) jugaron un papel importante en la lucha para transformar el sistema de educación.

Hasta el asunto de la educación alternativa fue parte de la lucha. En Chicago se fundó la escuela alternativa Dr. Pedro Albizu Campos High School. Fue un esfuerzo que incorporó la filosofía y metodología de Paulo Freire para concientizar a jóvenes boricuas que habían sido empujados por el mismo sistema de educación a ser desertores(as) de escuela. Lleva 43 años de existencia. El gobierno, usando el mollero del FBI (Buró Federal de Investigaciones), trató de cerrarla en 1983 alegando que era una escuela de terroristas, pero no pudo porque la comunidad boricua y sectores progresistas la mantuvieron abierta. Es una de las pocas escuelas alternativas que ha sobrevivido y que fue creada por jóvenes boricuas que nos atrevíamos a soñar con utopías y que creíamos que todo era posible.

Todas aquellas luchas que se dieron en las escuelas, en las universidades y en la calle sacudieron bastante el sistema. Pero los que controlaban y siguen controlando las riendas del poder movilizaron todas sus fuerzas y poco a poco fueron neutralizando y erradicando los focos de lucha. El gobierno tenía la fuerza y la usó. Declaró que los movimientos existían porque había un “exceso de democracia” en el país, y comenzó a crear toda una infraestructura para que el conservadurismo y el fundamentalismo regresara a tomar la dirección de la nación. Los llamados think tanks derechistas comenzaron a florecer y la política neoliberal comenzó a echar raíces. La prioridad del neoliberalismo era privatizar todo el sector público –la educación, la vivienda, la salud y todo otro servicio público tenía que ser privatizado. La mano “invisible del mercado libre” fue transformada en la mano de oro del neoliberalismo.

Henry A. Giroux, intelectual, educador y fuerte crítico del neoliberalismo, en su ensayo Higher Education and the Promise of Insurgent Public Memory plantea:

“En un momento cuando ambos partidos políticos, elementos antiintelectuales y los noticieros principales de la nación ven al propósito de la educación superior exclusivamente como una estación de entrenamiento de trabajadores(as) para la fuerza laboral mundial, generando y produciendo más capital para la elite financiera y como una amenaza significativa al Complejo Industrial Militar y a los ultra-ricos y a la corporación, se hace difícil reclamar una historia en la cual la del comercio no sea la cultura de la educación superior.”

Si la cultura de la educación superior es la del comercio ya el sistema de educación se ha transformado en uno de adoctrinación. Y como lo señaló Mario Savio cinco décadas atrás el/la estudiante sólo es un diente más de la rueda dentada.

Cómo el neoliberalismo pretende apoderarse del sistema de educación en Puerto Rico es ya obvio. Los esfuerzos del Senador Eduardo Bahtia para privatizar las escuelas quiere decir que ya el neoliberalismo comenzó a apoderarse. Y para hacerlo más transparente sólo hay que estudiar la recomendación del Plan Krueger, que quiere arrebatarle 8500 millones del sistema de la UPR, y la privatización del sistema de educación ya está en marcha.

Hoy día la deuda de los estudiantes estadounidenses es de tres trillones de dólares –como 40 veces la deuda impagable de Puerto Rico, y muchos(as) de ellos(as) ni siquiera tienen trabajo. Ello nos da una idea de lo que serán las deudas de los (las) estudiantes boricuas cuando comiencen a tomar préstamos para pagar sus estudios.

Han pasado varias décadas desde que Ivan Illich le sugirió a los y las estudiantes de la Universidad de Puerto Rico que enterraran el mito que el sistema de educación de Puerto Rico había creado. Se puede enterrar todavía si creamos un sistema libertador de educación.

Sabemos que la educación no es adoctrinación. Sabemos que Puerto Rico está perdiendo a sus jóvenes y que ellos(as) son su recurso principal. Sabemos que no podemos seguir perdiéndolos (as) si queremos que la sociedad del futuro goce de una buena calidad de vida, disfrutando de todo lo bueno que la vida le ofrece y aportando a la lucha por un mundo mejor y más justo. Sabemos que el racismo es detrimental para las relaciones humanas y tenemos que erradicarlo. Porque sólo existe una raza que es la humana.

Hay un proverbio africano que dice que para criar a un niño o una niña se toma una aldea. Los (las) puertorriqueños(as) tenemos que comenzar a aprender que se toma una comunidad para educar un niño(a) para comenzar a crear un sistema de educación libertador.

Para crear un sistema de educación libertador y robusto los maestros y maestras tienen que llevar en sus corazones y mentes amor por la bella vocación que es ser educadores y educadoras. Su relación con los y las estudiantes tiene que ser una recíproca –los y las estudiantes aprenden de los educadores y educadoras y estos de ellos. No puede haber educación embotellada que el/la educador(a) le pase al estudiante. La concientización es un proceso que incluye ambas partes. Y la palabra es reflexión y acción. La acción no se puede separar de la reflexión ni la reflexión de la acción.

Un sistema libertador de educación requiere que la educación comience desde la etapa fetal del bebé. Porque está aprendiendo desde que está en el vientre. El feto tiene que estar saludable. La madre también tiene que gozar de salud física, emocional, mental y espiritual. El hogar será transformado en escuela y la comunidad estará participando en el proceso de la educación desde la etapa fetal. La familia completa estará envuelta en el proceso de educación. La pareja tiene que participar porque no es sólo la responsabilidad de la madre. El medio ambiente del hogar tiene que ser uno apropiado para la educación y el bienestar de todos los y las integrantes de la familia. Después del nacimiento el o la bebé tiene que tener acceso a todo lo que es necesario para que explore y aprenda, y poco a poco será introducido a la próxima etapa de su educación.

Porque la infraestructura ya existe y existen maestros y maestras, ello no es un problema. Lo fundamental es que el sistema no sea politizado o burocratizado.

Admito que preparar este escrito me ha intimidado. Porque he tenido que preguntarme por qué a mis 72 años de edad, habiendo vivido por 58 años fuera de Puerto Rico y 34 de ellos encerrado en cinco diferentes prisiones, estoy abogando por un sistema de educación libertador. Salí de Puerto Rico a los 14 años de edad. Había completado la mitad del noveno grado. Durante esos 8% en dos diferentes escuelas rurales maestros(as) me enseñaron que Puerto Rico era demasiado de pequeño y que tenía una densidad poblacional muy grande, que Puerto Rico no tenía recursos naturales, que si no hubiera sido por el altruismo y la bondad del gobierno estadounidense nos moríamos de hambre, que éramos ciudadanos(as) americanos(as) y que pertenecía a la raza blanca. El héroe más mencionado era Jorge Washington. Durante el primer grado, todos los días de clase, la maestra nos ponía a cantar una cancioncita que decía “yo quiero ser como Jorge Washington porque él nunca dijo una mentira”. Llegué a Chicago con una visión edénica de lo que era la ciudad. Para mi sorpresa era una ciudad fea, llena del smog que en el invierno apenas se veía el sol, era una ciudad segregada y muy racista. Desde que me paré en la pista del aeropuerto, bajo una temperatura de unos cuantos grados bajo cero, comencé a darme cuenta que algo no estaba bien y que yo no pertenecía allí. En una de las clases la maestra nos pidió a los estudiantes que identificáramos a nuestro héroe favorito. Cuando llegó mi turno dije que el mío era Jorge Washington, porque él nunca había dicho una mentira. Todo el salón rompió a reírse y la risa me pareció burlona, Después de la clase un estudiante judío que hablaba bastante español me explicó que la clase al oírme decir que Jorge Washington era mi héroe porque nunca había dicho una mentira tuvo que reírse porque era un disparate. Aunque mi inglés era tan malo que casi nadie me entendía no fue eso lo que causó la risa. Aquel momento me ha enseñado lo fatal que es para el cerebro humano la adoctrinación. Y si el sistema de educación en Puerto Rico adoctrinaba el de Estados Unidos también lo hacía. Espero que puedan entender porque para mí la adoctrinación y la mente colonizada son inaceptables.

A todos los y las estudiantes les deseo que puedan obtener una buena educación, que se atrevan a pensar fuera del cajón y a cuestionar todo sin dar nada por sentado. Y que no olviden una petición que le hizo Albert Einstein a la humanidad: –Traten siempre de ampliar el círculo de compasión. Porque toda sociedad siempre necesita una buena dosis de compasión.

Les exhorto a llenar su corazón de amor por la lectura y amor por el aprendizaje. Debemos sembrar amor, sin amor no hay educación. La adoctrinación no es educación.



Fuente: Claridad

 

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