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Detonantes lejanos en la crisis de Puerto Rico PDF Imprimir Correo
Escrito por Jesús Dávila   
Martes, 12 de Abril de 2016 12:57

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San Juan, Puerto Rico, 12 de abril de 2016 (NCM) – Una maniobra para colocar bonos de Puerto Rico en lugares tan remotos como la república centro asiática de Kazajistán –de la que ahora nadie quiere acordarse- pone de manifiesto la historia censurada de la crisis de este país caribeño y el papel protagónico que han tenido en ella Wall Street y Washington.



Las implicaciones de aquella maniobra financiera, ocurrida en 1981, no aparecen ahora en la discusión en el Congreso de Estados Unidos que, con el apoyo de la administración del presidente Barack Obama, intenta colocar esta colonia bajo el control de una junta fuerte.

Pero la cadena de eventos ocurridos ese año, sin embargo, levantaría al menos dudas de la sabiduría geopolítica de la solución que se plantea para atender el problema de la deuda de Puerto Rico, al no tomar en cuenta sus repercusiones en los mercados de valores de Europa, Asia y América Latina. A la vez, levanta interrogantes sobre los poderes reales que tendría esa junta con respecto a las estrategias de los inversores aventureros nómadas “buitres” que afectan la estabilidad financiera global.

El 12 de mayo de 2011, justo al conmemorarse los 113 años del bombardeo de San Juan en la Guerra Hispano-Americana, se anunció en Nueva York y tras la debida notificación a la “Muncipal Securities Rulemaking Board” de EEUU una venta de deuda de Puerto Rico, en la que se lograba superar los escollos para colocarla directamente en Wall Street. Se trataba de emitir desde bancos y casas de corretaje de Nueva York y San Juan, a través de la banca en Luxemburgo y Bruselas, de bonos por 650 millones de dólares a colocarse en mercados de Francia, Alemania, Noruega, Suecia, Suiza, el Reino Unido, Singapur, Hong Kong y la República de Kazajistán.

Se conoce que esa no ha sido la única ocasión en que se ha gestionado la colocación de las emisiones de bonos de Puerto Rico en mercados internacionales. Hay registros de otras en las que, además de algunos de los países mencionados, se ha procurado colocar la venta de bonos en Israel, Canadá, México, Chile, Colombia y Perú.

Pero hubo unos aspectos particulares que debieron ser preocupantes en la referida emisión de 2011, que se sumó emisiones por más de 4.500 millones de dólares hechas en virtud de un acuerdo de fideicomiso con el Banco Popular de Puerto Rico en febrero de 2006. Entre los elementos que debieron ser tomados en cuenta está el que la emisión era para pagar los primeros 250 millones de dólares tan rápido como 2014 y el remanente de 400 millones con sus intereses en 2016, aunque el emisor institucional, el Banco Gubernamental de Fomento, advirtió con claridad y lujo de detalles la situación económica y fiscal de Puerto Rico, hasta el punto de advertir del peligro cercano de perder la liquidez y el acceso a los mercados.


Esos informes estaban radicados en las entidades financieras concernidas en Wall Street y en las del Gobierno Federal de EEUU, pero eran momentos de entusiasmo por las ilusiones que producía impulsar soluciones de corto plazo en mercados internacionales. El presidente del banco del Estado, Juan Carlos Batlle, dijo entonces al periódico El Nuevo Día que “esto nos abre otro horizonte, es un mercado más  profundo y complicado pero hemos probado que podemos acceder a él”.

Por supuesto, es precisamente aquella maniobra la que ha madurado hoy y tiene al borde del impago al BGF para fecha tan próxima como mayo de este año.


Pero, de nuevo en 2011, específicamente el 11 de marzo, la Casa Blanca publicó, con firma del Presidente Obama, el informe del grupo de trabajo sobre la condición política de Puerto Rico, en el que a pesar de consignar la crisis que afecta al país desde 2006, se afirmaba que la situación estaba en ruta de mejoría y que se tomaban las medidas adecuadas.Luego de un resumen de los problemas económicos graves, el informe aseguraba que “hay, sin embargo, señales importantes de mejora en la situación fiscal de la isla” para agregar que “el tamaño del déficit en relación a los recaudos en la isla se ha reducido significativamente, y hay una subida en la clasificación del crédito de Puerto Rico”.

La falta de contacto de la Casa Blanca con los informes de los estados financieros y demás documentos, que en este caso se radicaban ante el propio Gobierno Federal, quedaba sólo por debajo de la falta de conocimiento exhibida sobre características básicas de la economía de Puerto Rico. Eso llegó al extremo de que el informe recomendaba convertir la colonia en un país exportador de etanol usando como materia prima excedentes de la caña de azúcar, a pesar de que esa industria agrícola había desaparecido hacía décadas.

A tono con la Casa Blanca, el 30 de ese mes, el Departamento del Tesoro dejó sin resolver si Puerto Rico podía establecer un sistema de cobrarle más impuestos a las ganancias de las subsidiarias estadounidenses que sería compensado con créditos tributarios en EEUU. Con  la determinación ambigua del Tesoro, se estableció que ese impuesto sería acreditado sólo de manera temporera, lo que si bien ha provisto varios miles de millones de dólares en los años recientes, contribuye a mantener una situación volátil para la planificación económica.

De todas formas, el Presidente Obama tuvo buen ambiente para su visita a Puerto Rico, en junio de ese año, en la que recaudó fondos para su campaña por un segundo término y dar realce al entonces principal líder opositor, el ahora gobernador Alejandro García Padilla.

Ese pasado reciente ahora parece remoto y cuando, en estos días, se le preguntó a la Secretaria de la Gobernación, Grace Santana, sobre el problema de la deuda en mercados de Asia, Europa y América Latina, contestó a través de un portavoz que estaba “99,1 por ciento segura de que nunca se ha hecho una emisión en el mercado internacional”.

 

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