¿Se repite la farsa? Imprimir
Escrito por Rafael Cancel Miranda   
Jueves, 23 de Junio de 2011 02:54

cancelSi ponemos todo lo nuestro en manos de los extranjeros
verás que de haber sido dueño pasarás a ser pordiosero.
Pues como bien dijo don Pedro allá por los años cincuenta
o nos libramos del imperio o nos quedaremos sin Patria.

 

 

En estos días me preguntó un reportero acerca de un llamado plebiscito sobre el futuro de Puerto Rico en el cual podrían participar los extranjeros que juren ciudadanía, pero no así los puertorriqueños que residen fuera de Puerto Rico. Respondí que cualquier plebiscito en la colonia sería ilegal y fraudulento pues el poder colonial y sus serviles controlan la vida sociopolítica, económica y hasta síquica del pueblo puertorriqueño. Y, además, ¿de qué ciudadanía hablan? ¿Qué ciudadanía juraría un extranjero? ¿La puertorriqueña o la estadounidense? Ya sabemos de qué lado estarían esos extranjeros y por qué. La ciudadanía estadounidense de por sí constituye una ciudadanía extranjera ilegalmente impuesta en Puerto Rico. Por otra parte, los puertorriqueños, no importa dónde se encuentren, siguen siendo puertorriqueños.


En 1952 el gobierno de Estados Unidos intentó engañar al mundo con un supuesto "plebiscito" para la creación del llamado ELA. Declararon en ese entonces que por virtud de ese "plebiscito" Puerto Rico había dejado de ser colonia. Ya casi 60 años después, todos saben que aquello fue un engaño pues los mismos comités nombrados por la Casa Blanca han afirmado que Puerto Rico sigue siendo una colonia, confirmando así lo que Lolita Lebrón, Andrés Figueroa Cordero, Irvin Flores Rodríguez y yo fuimos a denunciar en el Congreso de Washington, D.C. el 1 de marzo de 1954.

Podríamos ampliar, pero no lo haré. Simplemente diré que los yanquis no hicieron ningún plebiscito en 1898 para invadirnos. ¿Por qué tendrían que hacerlo para irse? Es la misma treta, con las mismas palabras, para justificar ante el mundo el coloniaje al que nos tienen sometidos. Muchos puertorriqueños fueron engañados en 1952. No caigamos en la misma trampa. Además, el derecho de los pueblos a su independencia no es cuestión de tanto más cuanto, y solo los libres pueden votar libremente. No hay poder que pueda alterar esa verdad.

21 de junio de 2011