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Los ensayos con misiles balísticos en la República Popular Democrática de Corea PDF Imprimir Correo
Escrito por Alejandro Torres Rivera / Presidente CAAPR   
Viernes, 19 de Mayo de 2017 11:34

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Recientemente, al saludar un guardián de seguridad en una instalación privada, me preguntó si era cierto que estábamos a punto de ir a la guerra con Corea del Norte. Se refería evidentemente a la República Popular Democrática de Corea, a la cual los países occidentales se empeñan en llamar por el nombre de Corea del Norte, perdiendo de perspectiva que cada país tiene el nombre por el que soberanamente han decido optar y no aquel que desde el exterior se les pretenda imponer. La pregunta respondía a la información desplegada en los medios de comunicación en torno a un nuevo ensayo de un misil por parte del gobierno de Pyongyang.



Unos llamados expertos en seguridad global que trabajan para ST Analytics en Alemania, David Wright y Markus Schiller, en información suministrada a la agencia de noticias The Associate Press, indican que de la República Popular Democrática de Corea ordenar un ataque con armamento convencional ubicado en la Zona Desmilitarizada contra Seúl, la capital de la República de Corea, la primera oleada de artillería impactaría casi sin advertencia a la población. Señalan, no obstante, que desde el Sur podría responderse con igual capacidad, causando ambas medidas daños considerables a cada parte. Si bien desde el Sur se ha establecido un sistema defensivo ante misiles disparados desde el Norte provisto por Estados Unidos, estos contra misiles Patriot no tienen la capacidad de proteger la República de Corea contra la artillería convencional.

La República Popular Democrática de Corea ha desarrollado un basto sistema de misiles capaces de portar armamento nuclear, químico y biológico. Sin embargo, a pesar de que el gobierno de la República de Corea no cuenta con armamento nuclear, Estados Unidos mantiene en instalaciones de todo tipo (aérea, de tierra, naval e infantería de marina) en suelo de la República de Corea. Allí la capacidad nuclear está en manos estadounidenses.

Sobre su armamento biológico, se indica por el analista Kyle Mizokami, que el gobierno de Pyongyang cuenta con la capacidad de lanzar una ofensiva hacia el Sur con armamento químico, para lo cual rutinariamente se llevan a cabo ejercicios por parte de sus fuerzas armadas.

Se indica por tales expertos que la República Popular Democrática de Corea cuenta con misiles que podrían aproximarse a suelo japonés apenas 10 a 11 minutos luego de ser lanzados, los cuales pueden impactar su capital Tokio y otras importantes ciudades. Allí, sin embargo, Estados Unidos contribuyó al desarrollo por parte de Japón de un sistema antimisiles denominado Aegis, capaz de interceptar misiles con un alcance menor a 5 mil kilómetros.

Recientemente en el mes de marzo, ante la interrogante de si la República Popular Democrática de Corea había desarrollado la capacidad de lanzamiento simultáneo de varios misiles, fueron ensayados los lanzamientos de cuatro misiles Scud ER de mediano alcance, los cuales cayeron en el Mar de Japón.

Existen quienes dudan de la capacidad de la República Popular Democrática de Corea, cuyo gobierno ha hecho ostentación de poseer tal poder ofensivo, que misiles lanzados desde dicho país tengan el potencial de impactar ciudades en la costa Oeste de Estados Unidos. El tiempo para el impacto desde su lanzamiento sería de media hora aproximadamente. Para ello tendrían que haber desarrollado la capacidad de lanzamiento de misiles con un alcance de 5,500 kilómetros. Sin embargo, se señala que el último ensayo fue de un misil que mantuvo la trayectoria por más de 20 minutos y proyectó un alcance de 4,500 kilómetros. Bajo tal capacidad, tendrían la posibilidad de impactar las bases de Estados Unidos localizadas en Guam, ya que tomaría apenas 15 minutos alcanzar tal objetivo.

Dentro de los planes futuros de la República Popular Democrática de Corea, opinan estos expertos, podría estar el desarrollo de la capacidad de lanzamiento desde submarinos, capacidad que aún no tiene.

De acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, el arsenal de la República Popular Democrática de Corea cuenta con cientos de misiles, siendo los más desarrollados denominados como GMD y THAAD.

Si bien se ha pretendido formar una imagen del presidente de la República Popular Democrática de Corea como un ¨loco¨, ahora mismo podría decirse que existe algún grado de competencia con el propio Estados Unidos y su actual presidente

Hace apenas seis años y medio, otra asonada de crisis fue experimentada dentro del marco del incidente relacionado con el duelo de artillería efectuado por tropas militares ubicadas a ambos lados del fronterizo Paralelo 38. En este mismo lugar, las partes contendientes en una guerra a la cual la comunidad internacional occidental ha llamado ¨conflicto¨, y que se propagara por espacio de tres años entre 1950 y 1953, concluyeron pro tempore sus hostilidades con una tregua y un Armisticio. Los incidentes de finales de 2010 fueron descritos por los observadores internacionales como el mayor enfrentamiento militar entre ambos países desde la década de 1970. Sin embargo, apenas hace dos años y medio, otro incidente ocurrió.

La península de Corea es compartida por estos dos países cuyo origen es uno común. Por décadas, el espacio donde ubican ambas Coreas, fueron objeto de disputa entre imperios regionales. Después de la Guerra Ruso–Japonesa y Sino–Japonesa de comienzos del Siglo 20, a partir de 1910 Corea pasó a ser ocupada por Japón hasta que finalizó la Segunda Guerra Mundial en agosto de 1945. En ese año, el Ejército Imperial de Japón se rindió ante fuerzas armadas soviéticas y estadounidenses a partir de lo cual, en 1948, el país quedó dividido en dos. Para efectuar la división se tomó en consideración una línea imaginaria que discurriría entre Oeste y Este a lo largo del Paralelo 38. Así surgieron dos unidades separadas, Corea del Norte y Corea del Sur.

Con el triunfo de la Revolución China el 1 de octubre de 1949, el 25 de junio de 1950, Kim Il Sung, destacado dirigente comunista coreano que se distinguió en la lucha de resistencia contra el Japón en los años de la Segunda Guerra Mundial, decidió invadir el sur de Corea. Kim Il Sung gozaba de un amplio reconocimiento por el pueblo coreano de la porción norte de la península. Con la invasión perseguía, mediante una lucha de liberación nacional, no solo la unificación de la nación coreana en un solo Estado político, sino la implantación en éste de un modelo de desarrollo económico y político socialista. La experiencia del desarrollo de la Revolución China era para Kim Il Sung un referente importante, aunque siempre concibió el desarrollo de la revolución coreana a partir de lo que entendía eran las particularidades de su país.

La reacción de Estados Unidos ante el conflicto desatado, todo ello en medio del calor, por así llamarlo, de la ¨guerra fría¨, provocó una intervención directa de este país. Mediante una Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votada en momentos en que el representante de la Unión Soviética no estaba presente, Estados Unidos obtuvo una fachada internacional para el desarrollo de una guerra cuya base material no era otra que el enfrentamiento entre el capitalismo y el socialismo.

Esta intervención que se prolongó por espacio de tres años provocó muerte, heridas o mutilación al menos de 778 mil surcoreanos; la muerte de no menos de 1.5 millones de norcoreanos; medio millón de los llamados ¨voluntarios chinos¨ que fueron movilizados en apoyo a Corea del Norte; y 54 mil soldados estadounidenses. En esta guerra, la peor de la cual hayan participado soldados puertorriqueños hasta el presente, nuestras bajas ascendieron a 3,540 de las cuales 743 fueron soldados muertos como resultado de las operaciones de combate.

En el conflicto participaron 43,434 puertorriqueños. En términos estadísticos, en esta guerra hubo una baja puertorriqueña por cada 660 habitantes, en comparación con Estados Unidos, donde hubo una baja por cada 1,125 habitantes. En el caso de los muertos en conflicto, hubo un puertorriqueño por cada 42 soldados estadounidenses fallecidos. Como en otro tiempos, la potencia colonial ponía las armas y los colonizados su sangre.

La intervención de la República Popular China en el conflicto se produjo a partir del 19 de octubre de 1950. En esos momentos las tropas estadounidenses y de la coalición internacional se acercaban a la frontera sur de China, mientras en los mandos castrenses de debatía el uso de armamento atómico en las operaciones militares. Para el general Douglas Mc Arthur, Estados Unidos no sólo debía utilizar este tipo de armamento, sino aprovechar la coyuntura para un ataque preventivo contra la recién fundada República Popular China. Fue la intervención de alrededor de 338 mil voluntarios del Ejército Popular de Liberación los que entonces forzaron la retirada de tropas de Estados Unidos y la coalición de las Naciones Unidas hasta la frontera previa al conflicto en el Paralelo 38. Para 1951 la ofensiva de las fuerzas chinas y norcoreanas habían avanzado en sus posiciones hasta Seúl, actual capital de la República de Corea.

Entre avances y retrocesos militares de cada una de las partes, la contienda se extendió hasta el 27 de abril de 1953, cuando finalmente alcanzaron la tregua que suspendió temporalmente las operaciones militares, definiendo el Paralelo 38, una vez, más como la línea divisoria entre ambos países.

Desde el final de la Guerra de Corea, Estados Unidos ha mantenido su presencia militar en el sur de la península con decenas de miles de tropas e instalaciones. China, sin embargo, no mantiene personal de combate en la República Popular Democrática de Corea.

Conforme a los documentos que rigen el Armisticio entre los dos bandos contendientes, cada parte debería haberse retirado dos kilómetros desde donde se encuentra el Paralelo 38, estableciéndose así una zona desmilitarizada de cuatro kilómetros entre los componentes militares de cada parte. Decimos ¨debería haberse retirado¨, ya que desde entonces, son múltiples los incidentes en los cuales unidades de cada lado infiltran el otro; mientras por debajo de la tierra o sobre su espacio aéreo, se realizan actividades asociadas a las operaciones militares encubiertas de cada parte.

En lo relacionado con el Río Han que ubica en esa zona, se acordó la navegación marítima por ambas partes utilizando cada una su orilla. Se acordó también que ninguna de las partes realizaría actos hostiles contra la otra, quedando prohibido el cruce de personal militar o civil de un lado al otro a no ser que haya autorización de la ¨Comisión de Armisticio Militar¨. Esta Comisión es la encargada de supervisar la tregua. Para ello viene obligada a reunirse diariamente. También fue creada la ¨Comisión de Naciones Neutrales¨ para la supervisión, observación, inspección e investigación de la Comisión. También debe reunirse diariamente. Fue también la encargada de todo lo concerniente a la repatriación de los prisioneros de guerra hechos por cada parte durante el conflicto.

Ambas partes cuentan con unas fuerzas armadas extraordinariamente grandes, no solo en términos absolutos, sino también si tomamos en consideración sus respectivas poblaciones. En el caso de Corea del Sur, con alrededor de 50 millones de habitantes, su componente militar es el sexto en número de tropas a escala mundial y segundo en cuanto a reservistas. En el caso de la República Popular Democrática de Corea, con una población de casi la mitad de su contraparte del sur, sus efectivos militares regulares sobrepasan la cantidad de 1.2 millones y cuenta con al menos 3.8 millones adicionales como milicias organizadas, ello sin contar con decenas de miles de efectivos adscritos al Ministerio de Seguridad Pública. Estados Unidos, por su parte, mantiene en el sur un contingente no menor de 30 mil efectivos.

Durante años, la República Popular Democrática de Corea ha venido destinando una alta cantidad de su presupuesto al desarrollo de capacidad militar nuclear. Se indica, aunque sin una corroboración real, que sus inversiones en el desarrollo de su capacidad militar ha empobrecido la calidad de vida de sus habitantes. De acuerdo con su lógica defensiva, para la RPDC, el desarrollo de tal capacidad nuclear operará en su momento como un gran disuasivo a un nuevo conflicto con Occidente y su vecino del sur. No obstante, en caso de ser atacada por su enemigo del sur y sus aliados, la RPDC conservaría la capacidad de replicar cualquier ataque.

Todavía en Corea, el fantasma de la guerra fría no ha desaparecido. Para los coreanos del norte, tampoco la política expansionista de Japón, ni la potencial amenaza de Estados Unidos. Por otro lado, a pesar de la caída de la Unión Soviética y el Campo Socialista en Europa, la República Popular China sigue siendo uno de los principales aliados de la RPDC. En consecuencia, China, país fronterizo con la península de Corea, sigue siendo la retaguardia de su porción norte. Un debilitamiento de la República Popular Democrática de Corea representa para la República Popular China un acercamiento de la República de Corea en su frontera sur y en consecuencia un acercamiento de Estados Unidos. Para la RPCh este tipo de acercamiento a sus fronteras, junto al papel que podría jugar en beneficio de Estados Unidos su relación con Taiwán y Japón, ciertamente representaría una amenaza a los intereses chinos en la región.

La opción de una guerra de aniquilación para la RPDC no es alternativa. No lo es tampoco para la población en el sur. Un conflicto nuclear en la península, que tiene el potencial en el mejor de los casos de afectar severamente los intereses de China, pero que en el peor de los casos, podría involucrarla nuevamente en un conflicto con Estados Unidos, tampoco es deseable para ninguno de estos países. Ni Estados Unidos es la potencia con el monopolio nuclear de 1950, ni China es aquel país desventajado, hambriento y subdesarrollado de ese momento. Por eso creemos que cada parte conoce hasta dónde puede llegar sin colocar las otras en punto de no retorno.

Asonadas de intensificación del conflicto se han dado como se han dado también sus momentos de distensión a lo largo de las pasadas décadas. Nada indica, sin embargo, que al menos hasta ahora, las cosas hayan cambiado irremediablemente como para involucrar a Estados Unidos y en consecuencia a Puerto Rico en un nuevo conflicto de gran envergadura en la península de Corea.

 

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