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¡Po Nui, Suma aruma, Pun May Chile!: primeras palabras de Gabriel Boric Font en el idioma mapuche como presidente electo de Chile PDF Imprimir Correo
Escrito por Alejandro Torres Rivera   
Lunes, 20 de Diciembre de 2021 15:23

 

20 de diciembre de 2021

“Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.”

Salvador Allende, 11 de septiembre de 1973, 9:10 a.m.


En la noche del 19 de diciembre de 2021 fue proclamado ganador en las elecciones chilenas el candidato a la presidencia del país por una amplia coalición de la izquierda chilena, Boric Font. Previamente, durante la primera vuelta electoral efectuada el 21 de noviembre de 2021, con una participación del 47.3% de los electores, José Antonio Kast había obtenido un número mayor de votos con 27,91%, frente a los votos de Boric Font con 25.83%.

En la segunda vuelta electoral, con un incremento en la participación a 55.5% de los electores, el candidato Boric Font se impuso con el 55.87% de los votos al ultra derechista José Antonio Kast, quien obtuvo en esta ocasión el 44.13% de los votos emitidos. Se trata de un proceso en el cual más de 8.3 millones de chilenos fueron a votar. La alta movilización de electores en este proceso contrasta con anteriores escenarios. Desde el año 2012  la participación electoral en Chile no es obligatoria por lo que el porciento de participantes en las elecciones ha sido  relativamente baja. En estas elecciones, sin embargo, el incremento en participación de los electores fue un factor que favoreció la candidatura de Boric Font.

El paso de batón a Boric Font  como nuevo presidente de Chile se producirá en marzo de 2022.

El presidente electo es un joven de 35 años con ascendencia croata. Nació en la ciudad sureña de Punta Arenas donde fue originalmente electo diputado. Criado en el período de la dictadura de Augusto Pinochet, se desarrolló como dirigente estudiantil dentro del marco de la aplicación en Chile del modelo neoliberal y la represión del Estado a las protestas sociales.

En el proceso de su campaña hacia la presidencia de Chile, Boric Font debió hacer concesiones a sectores más conservadores dentro de la izquierda chilena que promueven un programa menos radical en aras de aglutinar una amplia diversidad frente a una clara y abierta opción de derechas. Esto le permitió el apoyo de expresidentes como Michelle Bachelet y Ricardo Lagos, a los que inicialmente criticara; como también atraer hacia su candidatura el apoyo de otros candidatos/as que en la primera vuelta fueron sus contendores

En el programa político de Boric Font se destaca el fortalecimiento del papel del Estado en los procesos económicos; el aumento en los impuestos a los sectores económicos más pudientes para así solventar el gasto y la inversión en programas sociales; la eliminación de la privatización de los sistemas de retiro heredados de la dictadura; una mayor participación del sector privado en la prestación de los servicios públicos; la promoción de los derechos de la mujer; la protección del medio ambiente; y otras propuestas transformadoras. Entre los retos que deberá asumir el nuevo presidente también se encuentra la implantación de los cambios políticos en el ordenamiento del Estado que surjan de la Convención Constituyente. La nueva Constitución para Chile ha de ser refrendada en 2022. Precisamente, Boric Font fue una de las principales voces del acuerdo que desembocó en el proceso de consulta y acuerdo en 2019 para la convocatoria a la Convención Constituyente.

Días antes de las elecciones, Kast había expresado que de no ganar, el resultado de las elecciones se definiría por cerca de 50 mil votos, por lo que anticipaba que sería en los tribunales donde se decidiría el resultado de los comicios. La realidad, visto el resultado de las elecciones, es que el triunfo de Gabriel Boric Font se ha producido por casi un millón de votos de diferencia. Se indica que Boric Font ha sido elegido presidente por más de 4.6 millones de electores, por lo que es el presidente que mayor número de votos ha obtenido en una elección en Chile, ello como indicamos antes, a pesar de que desde 2012 el voto pasó a ser voluntario. Se señala también que será el primer presidente propiamente de izquierda desde el fallecimiento de Salvador Allende y el más joven en dos siglos en llegar a la presidencia en Chile.

Gabriel Boric Font, diputado por la izquierda chilena, es un joven político producto de los procesos de lucha social en su país. Fue  como indicamos dirigente estudiantil y más recientemente se destacó en los procesos de lucha cívica desarrollados a partir de 2019 que impulsaron la consulta para la convocatoria a una “Convención Constituyente”, efectuada el 25 de octubre de 2019. En ella el pueblo chileno tuvo la oportunidad de expresarse en torno a dos modelos de Convención Constituyente: La primera opción era la convocatoria a una Asamblea Constituyente para, a través de delegados electos directamente por el pueblo, llevar a cabo una restructuración del Estado político chileno mediante una constitución que trascendiera aquella vigente desde 1980, según enmendada en 1989 y 2010. Esa Constitución fue aprobada bajo la dictadura de Augusto Pinochet. La otra opción presentada al electorado chileno fue si la convocatoria debía ser para una “Convención Constituyente mixta”. En ésta el 50% de los delegados/as a la Convención Constituyente serían los actuales diputados en la Asamblea Legislativa chilena.

En la consulta, el 79.04% de los electores participantes votaron a favor del mecanismo de una “Convención Constituyente” electa en su totalidad por el pueblo; mientras el 20.96% se expresó favoreciendo el mecanismo de una “Convención Constituyente mixta”.

En las elecciones efectuadas entre el 15 y 16 de mayo de 2021 para seleccionar a los 155 integrantes a la “Convención Constituyente”, con la participación del 43.3% de los electores habilitados para votar, los partidos de la derecha agrupados en la lista “Vamos por Chile”, lograron acumular 37 escaños o un 23%. Del total de integrantes de la “Convención Constituyente”, 17 escaños fueron reservados para diputados representativos de 10 pueblos originarios. De estos 17 escaños, 7 se reservaron para la población mapuche.

El Partido Comunista de Chile, por su parte, en alianza con otros movimientos sociales, bajo la lista de “Apruebo Dignidad”, que incluía también a organizaciones del centro político como el Partido Socialista y el Partido Demócrata Cristiano, eligieron 25 diputados, con el 18.74% de los votos.

Finalmente, los llamados “Independientes”, no vinculados con los partidos tradicionales, eligieron 48 diputados, representando así el 46.24% de los votos.

Resulta importante señalar que ya desde entonces era posible detectar un cambio en el comportamiento del electorado chileno. En él se reflejó la participación de las fuerzas sociales que movilizaron las protestas sociales de 2019, particularmente el fermento y destaque femenino en ellas. De las 155 posiciones elegibles a la Convención Constituyente,  77 fueron mujeres y 78 varones. Se estima también que de los electores participantes en el proceso, el 52.7% fueron también mujeres. De hecho, también destaca en el resultado del proceso que la persona que pasó a ocupar la presidencia de la “Convención Constituyente” sea no sólo una mujer, si no una mujer mapuche. En el proceso electoral actual también se destaca una amplia participación de jóvenes que fueron entusiastas participantes de las protestas sociales del verano chileno de 2019.

El triunfo de Boric Font se suma hoy a los nuevos avances de las fuerzas de la izquierda en América Latina, como han sido los recientes eventos electorales en Bolivia, Perú y Honduras.

En su primer discurso ya electo presidente, Boric Font agradeció a todos los chilenos que salieron a votar “honrando su compromiso con la democracia.” Como hiciera el presidente Allende en su última alocución radial en momentos en que la aviación bombardeaba la sede del palacio presidencial de La Moneda, el presidente electo dedicó parte de sus expresiones a la mujer chilena, a aquellas que se “organizaron en todo Chile para defender los derechos que tanto les ha costado alcanzar”. Entre ellos mencionó “el derecho al voto hasta el derecho a decidir sobre su propio cuerpo”; “el derecho a la no discriminación por el tipo de familiar que haya decido formar hasta el reconocimiento por las tareas que hoy realizan.”

Consciente del legado heredado de generaciones anteriores, Boric Font indicó que se sentía “heredero de una larga trayectoria histórica, la de quienes, desde diferentes posiciones han buscado incansablemente la justicia social, la ampliación de la democracia la defensa de los Derechos Humanos, la protección de las libertades.” En su discurso se comprometió a ser presidente para todos/as los/as chilenos/as.

Ante preocupaciones de diversos sectores en Chile, tanto de derecha como de izquierda, quizás rememorando las experiencias habidas décadas atrás en su país, aquellas que condujeran al Golpe de Estado de 1973 y a la implantación de la dictadura militar por la Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet, Boris Font expresó en asuntos económicos, políticos y sociales de su futuro gobierno lo siguiente:

“Que un crecimiento económico que se asienta en desigualdad tiene pies de barro: que sólo con la cohesión social, reencontrándonos y compartiendo un piso común, podremos avanzar hacia un desarrollo verdadero y sostenido, que llegue a cada familiar chilena y que incluya también las pymes que con tanto esfuerzo levantan hombres y mujeres honradas a los largo y ancho del territorio nacional.

Que desestabilizar las instituciones democrática conduce directamente al reino del abuso, la ley de la selva, y el sufrimiento y desamparo de los más débiles. Vamos a cuidar la democracia, cada día, todos los días.

Que los avances, para ser sólidos, requieren ser fruto de acuerdos amplios. Y que para durar, deben ser siembre peldaño a peldaño, graduales, para no desbarrancar ni arriesgar lo que cada familia ha logrado con su esfuerzo.

Que el respeto a los derechos humanos, siempre y en todo lugar debe ser un compromiso inclaudicable y que nunca, por ningún motivo, un presidente del debe declarar la guerra a su propio pueblo. Verdad, justicia, reparación y no repetición.”

El presidente electo aprovechó también su mensaje, entre otros importantes señalamientos, para destacar los retos que su gobierno enfrentará en materia de salud; pensiones para los jubilados; falta de vivienda y acceso a los servicios básicos por parte de la población; el derecho al trabajo y mejores salarios; el reconocimiento por parte del Estado a aquellas mujeres que ejercen cuidado y responsabilidades en el hogar; la lucha contra el narcotráfico; promover la cultura; expandir el deporte; fomentar la ciencia; avanzar hacia una nueva relación con los pueblos originarios reconociendo sus lenguas y sus culturas; y atender los efectos del cambio climático.

Su propuesta de gobierno para los/as chilenos es, en síntesis, como él mismo ha señalado el siguiente:

“Hemos llegado hasta acá con un proyecto de gobierno que puede sintetizarse en pocas y simples palabras: avanzar con responsabilidad en los cambios que Chile viene demandando, sin dejar a nadie atrás. Esto significa crecer económicamente; convertir lo que algunos entienden como bienes de consumo en derechos sociales, garantizar una vida más tranquila y segura, profundizar las libertades de todos, y especialmente de todas: en nuestro gobierno las mujeres no retrocederán en los derechos y libertades que han logrado a lo largo de la historia.”

Otras expresiones en su discurso que también establecen la hoja de ruta de su futuro gobierno, incluyen la defensa y ampliación de derechos democráticos, que incluye a su vez una nueva Constitución “de forma democrática, paritaria, con participación de los pueblos originarios”; la cooperación y formación de alianzas con el mundo empresarial; la ampliación de los derechos sociales y el diálogo con todas las fuerzas sociales, aún en el marco de las diferencias de las ideas en aras del bienestar común.

Se trata de un programa básicamente de orientación socialdemócrata, aunque capaz de mayores profundizaciones en diferentes planos que le permitirían un acercamiento mayor en algunos renglones a una propuesta de naturaleza socialista. Tales podrían ser los casos de la educación, la salud, el trabajo, la vivienda y las pensiones, por sólo mencionar algunos. La propuesta inmediata respeta la propiedad privada de los medios de producción, aunque sin excluir áreas que podrían ser gradualmente socializadas a través de la intervención del Estado en los procesos económicos.

En su discurso del día 19 de diciembre, Boric Font no se hace referencia al componente de las fuerzas armadas en Chile, lo que no deja de ser una preocupación, como también sería el manejo de la seguridad pública y los organismos de seguridad del Estado, los que fueron colocados durante la dictadura al servicio de los sectores oligárquicos y fascistas chilenos. Tampoco hace referencia a cuál será la posición de su gobierno en el marco de las futuras relaciones internacionales de Chile dentro de la realidad latinoamericana, particularmente la política exterior futura de Chile hacia gobiernos como los de Cuba, la República Bolivariana de Venezuela, el Estado Plurinacional de Bolivia, la República de Nicaragua y claro está, con relación a los Estados Unidos y sus políticas injerencistas hacia América Latina.

Tampoco surge en su discurso señalamientos que tengan relación con instancias de integración económica suramericanas como el MERCOSUR; o con relación a otras instancias de integración regional latinoamericana y caribeña, como es el caso de CELAC. Pero no todo tenía que ser dicho en ese primer discurso como presidente electo. Ya habrá tiempo, a partir de marzo de 2022, para escudriñar estos aspectos en sus futuras ejecutorias como presidente.

Por lo inmediato, saludamos al pueblo chileno y a Gabriel Boric Font por esta importante y necesaria victoria recordando las palabras del presidente mártir, Salvador Allende, en su última alocución al pueblo chileno aquel 11 de septiembre de 1973:

“¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!”

 

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