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Violencia y más violencia PDF Imprimir Correo
Escrito por Martha G. Quiñones Domínguez / MINH   
Sábado, 27 de Septiembre de 2014 04:11

violenciaSeñalan mis conocidos que escriba de los temas del momento, como el Informe de la Reserva Federal de Nueva York, el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial [2013-14] y otros asuntos que no se discuten profundamente. Hablaré un poco de algunos de ellos pero me concentraré en lo que nadie señala. Enfocaré en el “imaginario” que desean construir todos los que comentan “que necesitamos de Estados Unidos para solucionar la crisis” y “lo que no se debe decir”, así que hablaré del tema del momento: el problema de la violencia de género.



Sobre el informe solo diré que al leer el de la Reserva Federal de Nueva York sobre la situación económica de la Isla, me intriga lo que “no dicen”, lo que ocultan tras sus palabras o los mensajes que desean que entendamos. Lo peor al leerlos, es que escuchamos las mismas voces que se levantan en Puerto Rico y construyen mensajes que pretenden que creamos (imaginarios) que nadie cuestiona. El informe de la Reserva Federal sigue señalando lo que ya sabemos de la economía isleña, que estamos en crisis, específicamente en depresión. Pero en otra lectura encontramos que el documento es el sentir de la metrópolis a través del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y de las élites del poder económico en Estados Unidos, sobre lo que sucede en la colonia que desde hace tiempo pierde rentabilidad económica. Le preocupa que la situación luce mal frente a otros países y luce mal para los que pretenden seguir explotándola; por eso deben recomendar enderezar sus finanzas y organización económica. En consecuencia las recomendaciones son para que las élites económicas y políticas que administran la colonia acepten los cambios, por eso comparar a la Isla con los Estados Unidos para dar la apariencia de que debemos mejorar. El imaginario (que se mete en la cabeza de cada puertorriqueño) es que nuestra situación debe ser parecida a los Estados Unidos para estar bien, y así creer que no podemos hacerlo por nuestras capacidades y que necesitamos de la ayuda de los Estados Unidos. Se refuerza ese imaginario al referir estas son las soluciones, en vez de llamar a crear nuestra propia solución. En el documento no hablan de fortalecer la economía de Puerto Rico, no se habla de crear riquezas en la Isla para su propia gestión económica, no plantea fortalecer la economía local o crear empresas nacionales por medio de sustituir importaciones y producir localmente, no alude al cooperativismo como una opción para la economía, solo habla de enderezar la colonia para que siga dando ganancias a Estados Unidos, de buscar crecimiento. No mencionan la posibilidad de insertarnos en los tratados comerciales de Estados Unidos, pues nuestra función es absorber la producción de Estados Unidos y recibir sus inversiones y no crear riquezas para el pueblo de Puerto Rico. La idea no es dar autonomía a la colonia, es mantener el control y que genere ganancias, que es la función de la colonia. No encontramos recomendaciones para reducir la dependencia (de capital de allá, de productos de allá y de soluciones de allá) y mucho menos hablar del problema de la corrupción como un mal social y económico que se traga el presupuesto. Las soluciones no son pensadas en las personas sino en la productividad y competitividad del capital, en la estabilidad de la colonia, y que la administración responda a intereses de allá. El mensaje es que el rescate llega de afuera, “el imaginario”, y refuerzan que no van a intervenir pues no pueden desviar sus ingresos hacia Puerto Rico, la idea es organizar la colonia mediante sus administradores y élite económica-política.

Pero como yo estoy sentada a la otra orilla tratando de descifrar las recomendaciones y entender la situación socioeconómica de la Isla, lo explicaré desde ese otro lado. Cómo explicar las situación de la Isla, rompiendo con los sistemas de poder o romper ese discurso hegemónico que crea un “imaginario” sobre las relaciones femeninas–masculinas en la colonia. En breves palabras señalaré desde la perspectiva de género y relaciones de poder lo que dice el Informe de la Reserva Federal de Nuevo York para poder entender las recomendaciones. La desigualdad explicada con perspectiva de género y en la colonia no es bien vista, pues tiene efectos en la economía, la sociedad y el ambiente, que genera que se tomen bandos, que reproducen políticas discriminatorias, adquieran expresiones que matizan la cultura, el trabajo, la familia, la política, las organizaciones, la fe, las empresas, la salud, la sexualidad y más. Estas realidades caen en la esfera de la “invisibilidad” ante lo que es género –colonia pues cuestiona las interpretaciones oficiales. Lo enfocaré en tres temas: la competitividad, el grupo de la población fuera del grupo trabajador y la migración.

La competitividad

Señala el Informe de la Reserva Federal que la Isla desde la década de 1970 ha perdido competitividad, pero lo contradice el informe del Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial [2013-14] que señala que la Isla es competitiva (posición 31), que posee muchas fortalezas que superan sus debilidades y da a entender que es un problema de administración. El Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial mide cómo utiliza el país los recursos de que dispone y su capacidad para proveer a sus habitantes de un alto nivel de prosperidad, clasifica a los países según su competitividad y analiza a través de doce pilares de la competitividad:

  • Instituciones,
  • Infraestructuras,
  • Entorno macroeconómico,
  • Salud y educación primaria,
  • Educación superior y formación,
  • Eficiencia del mercado de bienes,
  • Eficiencia del mercado laboral,
  • Desarrollo del mercado financiero,
  • Preparación tecnológica,
  • Tamaño del mercado,
  • Sofisticación en materia de negocios,
  • Innovación.


Dentro de este índice que incluye a 148 países, Puerto Rico ocupa el puesto 31, es decir, que tiene un nivel de competitividad mundial bastante bueno si lo comparamos con el resto de los países de América Latina (Chile, 34; Panamá, 40; Brasil, 56). Entre las fortalezas encontramos Disponibilidad de Científicos e Ingenieros (3); Utilización de Técnicas Sofisticadas de Mercadeo (9); Grado de Sofisticación de Procesos de Producción (15); Calidad de Suplidores Locales (16); Absorción y Utilización de Tecnología en Empresas (26); Matrícula en Instituciones de Educación Superior (6); Marco Legal de Protección de Propiedad Intelectual (13); e Infraestructura Aérea (28), que supera sus debilidades como son Despilfarro Público(Corrupción) (80); Carga de Burocracia Gubernamental (122); Costos Asociados a la Alta Tasa de Criminalidad (122); y Transparencia Gubernamental (81) (desde la deuda hasta la corrupción) suponen los retos más grandes, como los problemas de entorno macroeconómico. Dicho valor coloca a la Isla en una economía que está en transición de una economía orientada (o impulsada) a la eficiencia a una orientada (o impulsada) por la innovación, pero que debe mejorar: infraestructura, salud y educación, la posibilidad de tomar ventaja de las tecnologías existentes, marco macroeconómico estable (o sea corrupción y politiquería) y el tamaño del mercado.

Parte de la falta de competitividad de la Isla puede ser por mala administración o tal vez la corrupción, situación que el Informe de la Reserva Federal no dice, pero sus recomendaciones de hacer transparente el uso de los fondos públicos con informes bianuales, es parte de esas acciones remediales, además de controlar la deuda pública y tener presupuestos balanceados. En mi opinión la prioridad debe dirigirse a controlar la “corrupción” que se traga muchos recursos que pueden ser productivos y que son necesarios para mejorar la economía puertorriqueña. Así que para mejorar la competitividad, además de seguir mejorando nuestros recursos humanos (fuerza de trabajo saludable y educada), se requiere de instituciones públicas y privadas que operen adecuadamente, infraestructura desarrollada, un marco macroeconómico estable, tener mercados de bienes, financieros y laborales eficientes, ampliar el acceso a mercados internacionales, mejorar en cuanto al uso de las tecnologías existentes y, sobre todo, invertir en investigación y desarrollo para lograr la innovación y competir con base en procesos productivos más eficientes y productos diferenciados. De lo mejor del Informe de la Reserva Federal es que recomienda presupuestos balanceados y transparentes, la transparencia se construye erradicando la corrupción y permitiendo la participación ciudadana, informada, sin presiones de poder y con poder de decisión. Debemos aprender del experimento de San Juan con los presupuestos participativos para mejorar en el uso y manejo de fondos públicos y que los mismos tengan objetivos sociales medibles y aceptables, otra forma de gobernar donde las personas participan. Tal vez si construimos espacios democráticos donde podamos participar y exigir lo que necesitamos como pueblo ayude a Puerto Rico a ser un mejor país, además de construir espacios de equidad y justicia.

La población fuera del grupo trabajador

Hay que mejorar y hasta transformar la estadísticas de empleo y desempleo y trabajar por ser más inclusivos en las definiciones, pero en especial analizar con perspectiva de género estas estadísticas. Si queremos conocer dónde están las personas que no trabajan debemos acercarnos con otra mentalidad, entender que invisibilizamos e infravaloramos las aportaciones de algunos trabajos que consideramos que no aportan al mercado o son productivos. Al mirarlos desde otra perspectiva observamos ese trabajo “invisible” o ese “discurso perverso” que presentamos. Ese discurso “invisible” lo encontramos en el Informe de la Reserva Federal, al alegar que los jóvenes no trabajan, no tienen destrezas y que existen muchas personas fuera del grupo trabajador y que para corregir el problema recomiendan un salario por debajo del mínimo federal para los jóvenes hasta 25 años. Pero olvida el informe los principios de equidad y justicia, al discriminar contra los jóvenes en su salario, sin evaluar o analizar que los condenamos a la pobreza y a ser los más vulnerables socialmente. Pero cuando analizamos brevemente con análisis de género encontramos que las condiciones son peores para las mujeres, en especial recomendaciones nefastas y hasta desproporcionadas como es el salario submínimo, o sea pagar menos del mínimo para que sean contratados.

Apunta el Departamento del Trabajo en Puerto Rico que las personas fuera del grupo trabajador en Puerto Rico, son la población que comprende el total de personas de 16 años y más que no forman parte del grupo trabajador (empleado y desempleado). Las personas fuera del grupo trabajador son clasificadas de acuerdo con la “razón de inactividad”, entre estas para datos de 2012: responsabilidad en el hogar (32%), asistiendo a la escuela (19%), retirados (18%), incapacitados (15%) y otras razones (no desean trabajar, desalentados, etc. 16%). En los informes del Departamento del Trabajo señalan que la inactividad de ciertos grupos no debe considerarse necesariamente un indicador negativo del mercado laboral. Ejemplo de esto es la alta inactividad laboral entre los jóvenes (femenino y masculino) porque están estudiando. Quiero destacar que es hacia estos, los jóvenes que no trabajan, que son las recomendaciones que realizó el Informe de la Reserva Federal, sin considerar que la sociedad desea que se queden estudiando. Si leemos lo que dice los informes, este grupo Fuera del Grupo Trabajador, los estudiantes son el 19%, y la razón principal para no participar de los jóvenes era que estaban estudiando a tiempo completo, la gran mayoría se encuentran entre las edades de 16 a 19 años y un poco más de la mitad eran de 20 a 24 años. O sea, que hay que considerar que la responsabilidad principal de ese grupo es estudiar para prepararse y a la sociedad le conviene que se queden estudiando.

Continúa el informe, del Departamento del Trabajo, que conocer el tamaño y las características de las personas fuera del grupo trabajador además de ser un indicador de la capacidad de la economía para incorporar mano de obra, permite identificar políticas económicas dirigidas a aumentar la participación laboral y añado que contribuye a la equidad y justicia social. Reconociendo esto, veamos algunos datos de estas personas, más del 50% de la población en edad de trabajar en Puerto Rico “no participa en la producción de bienes y servicios” actualmente. Esta ha sido una característica del mercado laboral de Puerto Rico a través de los años, que se nota en la Tasa de Participación Laboral que es de 41%, o sea 40 de 100 están en la fuerza laboral (trabajan o están desempleados) en Puerto Rico. El Grupo Fuera del Grupo Trabajador lo componen varias personas como señalamos anteriormente.

El grupo Fuera del Grupo Trabajador son personas que han trabajado y que según sus expectativas decidieron retirarse, pues había decidido trabajar un tiempo y disfrutar su vida, ese grupo de retirados son el 18% y el 15% son incapacitados (datos 2012). Estas personas ya cumplieron su función en el mercado laboral y decidieron la opción de retirase, para hacer otras actividades, pero es injusto catalogarlos como improductivos ya que trabajaron. Un ejemplo de estos son los retirados del Ejército, si te inscribiste a los 20 años y firmaste por 20 años tu retiro te corresponde a los 40 años, eres joven pero fue el negocio que subscribiste. Señala el estudio que la razón principal para no trabajar o buscar trabajo entre los hombres fue que estaban retirados (una tercera parte) y cerca de un cuarto de ellos indicó como razón el que estaban asistiendo a la escuela.

Pero desde el otro lado, desde la perspectiva de género me preocupa la infravaloración que se le otorga al trabajo doméstico y de cuidadoras, que la mayoría son mujeres. En la población que se encuentra fuera del grupo trabajador preocupa la invisibilidad de las que realizan labores domésticas o de cuidadoras, pues muchos de ellos realizan labores que no son contabilizadas en los intercambios comerciales pero que inciden directamente en la calidad de vida de la sociedad y contribuyen al bienestar económico. Debemos exigir un mayor análisis, cuantificación e identificación de esos grupos Fuera del Grupo Trabajador, con el fin de cambiar la percepción social y ayudar a construir la equidad entre los géneros y a la vez combatir la violencia de género.

Una revisión de los documentos de Departamento del Trabajo de Puerto Rico señalada como la razón principal para no participar en la actividad económica fue la responsabilidad en el hogar, o sea un 32% (datos 2012). La mayoría de estos puestos son mujeres, la mitad expresaron que estaban fuera del grupo trabajador por las responsabilidades en el hogar y cerca del 10% porque participaban en el sistema educativo. El 98% son mujeres que aportan y si contabilizamos su producción podemos “visibilizar” la aportación que realizan. Pero reflexionemos sobre la recomendación del Informe de la Reserva Federal, pagar un salario por debajo del mínimo a estas personas equivale a condenar a la pobreza a estas mujeres si se dedican a vender su fuerza laboral y si al hecho le añadimos que existe mucha informalidad y personas sin papeles, equivale a condenar a la pobreza a este grupo social que es productivo. Qué mayor violencia hacia este grupo social, que aporta y es productivo en nuestra sociedad pero que nos empeñamos en decir que no son “parte del grupo trabajador”, qué más violencia podemos generar desde nuestras palabras y acciones. Entonces cómo luchar contra la violencia de género cuando las políticas públicas se empeñan en la “invisibilidad” de este sector, en crear “imaginarios de improductividad”.

Debemos neutralizar y reconstruir desde la perspectiva de género esas “invisibilidad” mejorando nuestras cuentas de empleo y desempleo, las definiciones de lo que son categorías de “no participa en la producción de bienes y servicios” o “inactividad laboral”, reconociendo este sector “trabajo doméstico y cuidadoras” en todas sus formas, con el objetivo de proporcionar información sobre la valoración económica del trabajo no remunerado que realizan. En países como Costa Rica, Argentina y otros países europeos se han comenzado a establecer regulaciones para incluir este “sector productivo” y a la vez poder corregir la distorsión que existe en la interpretación de los mismos pues se trata de uno de los sectores con mayores índices de informalidad e invisibilidad. A su vez se trabaja en crear cuentas satélites que reconozcan la aportación a la economía de las personas que si trabajan pero desempeñan actividades económicas productivas no reportadas. Esas personas, hombres o mujeres, trabajan y merecen que comencemos a reconocer y contabilizar el valor de ese trabajo. Nuestras estadísticas son inexactas si nos negamos a valorarlo y registrar estas actividades como productivas. La naturaleza y valor económico de estas actividades es un reto para investigar científicamente e incluir en las cuentas nacionales, pues altera la forma de construir ese “imaginario” y la aportación a la producción y el empleo. Recuerda el “trabajo doméstico y de cuidadoras” tiene productividad, tiene valor, debemos valorar su aportación económica y social y señalar cual es la aportación de esa fuerza laboral. Luego las estadísticas de empleo y desempleo tendrán otro significado y así avanzamos hacia la equidad.

La migración

Hay que tener cuidado con el mensaje de la inmigración hacia los Estados Unidos, la llamada “alerta que baja la población” y cómo no analizamos los “discursos” que se repiten. Según el Instituto de Estadísticas por medio de “El perfil del migrante 2011”, esboza que, aunque la mayor tasa de migración en Puerto Rico ocurrió en el gran éxodo de la década del 1950 y el 1960, es la primera vez que el movimiento se traduce a una disminución poblacional. En la última década han migrado 576,000 boricuas, tan solo en el 2011 se desplazaron  76,000 a EE.UU. desde la Isla.

La población de Puerto Rico durante todo el siglo XX se distinguió por el “ir o venir” o “puerta giratoria”, esto es la válvula de escape que funciona hacia ambos lados por la condición de ser ciudadanos. La migración de puertorriqueños siempre ha sido por asuntos económicos y buscando mejor calidad de vida, cuando las cosas están mal aquí se van y cuando están mal allá regresan, además de los jubilados que regresan. Por otro lado, las políticas públicas de expulsar gente se han fomentado durante el siglo XX, la última política pública fue con la Ley 7 (Fortuño) que ofreció pagar la mudanza para que se fueran. Entonces cuando leemos la cantidad de gente que mensualmente se van, a lo que le añadimos que son más educados, comienzan los gritos de alerta. Pero si reflexionamos sobre la población hoy vemos que el perfil de la población del siglo XXI, mucha gente con escuela superior y grados universitarios que no consiguen acomodarse en el mercado laboral acá y se van. Por otra parte, siempre se han ido los jóvenes y la cantidad proporcional de gente que se va ahora es casi comparable a la que se fue en la década 1950-60. Entonces, cuál es la alarma para los Estados Unidos: porque llegan muchos a Estados Unidos y le cambian los perfiles demográficos y hasta provocan el cambio de distritos ya sean republicanos o demócratas, exigen políticas públicas. El problema con los puertorriqueños es que son latinos, hablan español, llevan su cultura y son ciudadanos, no pueden realizar controles con ellos como con los demás latinos, llegan y exigen derechos, votan y pueden cambiar las personas en los puestos y hasta ser electos.

Aunque para el otro lado de la población, es la alarma de reducción en la población. Cuando repetimos los discursos sin pensar críticamente y no analizamos dejamos pasar lo que la historia cuenta. Por años se decía que el problema económico y social de Puerto Rico era que éramos muchos, que teníamos que disminuir la población para mejorar económicamente. Así que los programas de planificación familiar tenían como función la disminución de la población por medio de la baja fecundidad. Pero también olvidamos otras historias, tenemos que hablar del uso de la mujer puertorriqueña en experimentos de control de población (experimentos con la píldora y las esterilizaciones), historia que tiene que ver con la violación de derechos humanos, del abuso del poder de las empresas de Estados Unidos en el uso de las puertorriqueñas para experimentos y de las élites políticas que establecieron esas políticas públicas cuyo resultado es la disminución en la tasa de natalidad.

Estas notas son para señalar los discursos dominantes o hegemónicos y sus mensajes ocultos y manifiestos. Si reflexionamos encontraremos que lo que “no dicen” parece estar gritando muchos mensajes y verdades ocultas que se usan para crear ese “imaginario impuesto”, esa “dominación del poder” o esos “discursos machistas” que fortalecen la ayuda que viene de afuera y que consolidan la diferencia entre géneros, reforzando así la desigualdad. Ese “imaginario” no debe ser la realidad en Puerto Rico, debemos avanzar hacia una sociedad justa y equitativa, que crea en el la sociedad puertorriqueña como constructora de su destino y que erradique la violencia en todas sus manifestaciones.



Fuente: 80grados

*Doctora en Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid, con grado de Maestría en Economía (MA) y Planificación (MP) de la Universidad de Puerto Rico. Labora en la UPR de Arecibo como profesora de Ciencias Sociales. Fue Presidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico del 2008-2010, actualmente preside el Comité de Mujeres Economistas. Consultora y asesora de comunidades en diversos temas. Como economista heterodoxa, ha presentado sus trabajos en y fuera de Puerto Rico, además publicado varios trabajos con temas diversos en la Ciencias Sociales y Económicas. Miembro Dirección Nacional del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano

 

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