¿Es que acaso debíamos esperar mucho más de Alejandro García Padilla y el PPD en estos primeros meses de su gestión gubernamental? ¿Debe sorprendernos lo parecidos que son en tantas cosas a sus predecesores?
Quien se sienta frustrado o decepcionado con la manera como se ha desempeñado la actual administración colonial, ha perdido de vista que se trata precisamente de eso, de una administración colonial. Quien incluso votó por Alejandro en las pasadas elecciones, pensando que su gestión administrativa, económica y social se distanciaría dramáticamente de la gestión Fortuño y el PNP, no ha acabado de reconocer cuán parecidos son unos y otros en esos asuntos.
Es cierto que buena parte de nuestro pueblo quería sacar a Fortuño y el PNP del gobierno, como en efecto sucedió. Pero la realidad es que no había opciones que no fueran votar por el PPD y sus candidatos. Eso será así mientras prevalezca la visión bipartidista en el electorado puertorriqueño y mientras no aparezcan en el escenario electoral opciones fuertes y confiables, que ofrezcan rutasPero ese voto, en general, no fue por Alejandro sino contra Fortuño y el PNP, contra la actitud soberbia y arrogante de aquel gobierno, contra el cinismo neofascista que le distinguió, contra la insensibilidad con que se comportaron unos y otros, contra la impunidad con la que pretendieron desgobernar. Había que salir de ellos a como diera lugar; y fue así como hemos llegado hasta aquí.
Hay otro elemento que debemos tener siempre presente al evaluar lo que hace o deja de hacer una administración colonial. Me refiero a la escasez de poderes políticos y económicos del Estado Libre Asociado, la dependencia en las decisiones que se toman en el exterior y la precariedad en la que se encuentra ese modelo político sesenta años después de su imposición, en 1952.
¿Qué pueden hacer Alejandro y el PPD para reorientar la debacle de una economía que puso todos los huevos en la canasta de la inversión extranjera y no generó una economía propia? ¿Cómo arreglar una economía que se ha dedicado por décadas a producir montañas de riquezas para otros, conformándose con migajas para nuestro pueblo trabajador? ¿Cómo salir del empobrecimiento general al que nos han conducido; cómo enfrentar el cuponeo vergonzoso, la narcoeconomía creciente, la emigración masiva de los más preparados?
Si la falta de poderes fuera poco, añádale usted la falta de voluntad, los miedos y las visiones tan equivocadas para enfrentar situaciones insostenibles. Por ejemplo, insistir tercamente en la visión policiaca y de mano dura para enfrentar la violencia y el deterioro de la calidad de vida, cuando desde todos lados se advierte que estamos ante problemas de profunda naturaleza social y no policiaca. Pero Alejandro parece que está enfatuado con Pesquera, o es que se lo imponen los federales, O ambas.
Decisiones antipatrióticas y profundamente perjudiciales como la privatización del Aeropuerto y la nueva ley de Retiro, son gotas que colman la copa. La indiferencia ante el desmadre que prevalece en la Universidad de Puerto Rico y el debate tan interminable como vergonzoso de la legislatura sobre sus dietas y privilegios, completan el cuadro.
¡Claro que hay razones de sobra para sentirse, no sólo desilusionado o frustrado, sino profundamente indignado; no simplemente con Alejandro y el PPD, sino con este sistema que va siendo cada día más indeseable, esté quien esté en Fortaleza o el Capitolio! ¡Claro que nos merecemos un mejor país, donde reine algún grado de sosiego y tranquilidad de espíritu, en el que se pueda confiar que alguien va a hacer las cosas bien hechas, desprendida y solidariamente!
Pues bien, esa tendrá que ser nuestra agenda de futuro. Porque, ganas de vivir tenemos; ganas de ser felices tenemos; ganas de vivir en paz tenemos. Y además, lo merecemos. |