Seguimos importando costumbres y comportamientos ajenos a nuestra idiosincrasia. Seguimos al garete, sin dirección o peor aún, con dirigentes que nos conducen indefectiblemente al abismo.

El comportamiento caótico, violento y francamente irracional desplegado por miles de puertorriqueños y puertorriqueñas a través de toda la isla tiene su explicación considerando tres elementos que inciden en nuestro comportamiento como pueblo.

En primer lugar, nuestra singular relación con Estados Unidos, casi la única que tenemos fuera de nuestros confines, nos impide ver que ese día, el del llamado Viernes Negro, hay cientos de países en el planeta donde el día transcurre en absoluta normalidad. No nos percatamos que esto es otro invento más del aparato comercial de Estados Unidos para “limpiar” sus inventarios antes de comenzar la zafra navideña. El frenesí de compras del viernes pasado provocó el gasto de $11,400 millones de los consumidores en las megatiendas en todo Estados Unidos y Puerto Rico.

Desde el punto de vista de la responsabilidad gubernamental en el bochornoso espectáculo consumerista, hubo una evidente conspiración entre el aparato publicitario de las megatiendas y la decisión del ejecutivo de adelantar el pago del bono de navidad a todos los empleados, de manera tal que tuvieran con qué responder al llamado desenfrenado a comprar, comprar y comprar. El dinero del bono, tan esperado por muchos como un alivio temporero, en lugar de utilizarse para pagar deudas viejas, abonar a tarjetas de crédito o para ahorros, fue a parar nuevamente al bolsillo de los comerciantes y mayormente de las megatiendas multinacionales. En lugar de desempeñar un papel orientador para minimizar el desenfreno, el gobierno conspiró para tumbarles el bono de navidad a los empleados y ponerlo en manos de las megatiendas. Tal parece que el gobierno quiere replicar en el ciudadano común su propio comportamiento irresponsable: gastar más de lo que se tiene y endeudarse hasta el cuello. Y el que venga detrás que arree.

Esta política pública de estimular el gasto desmedido versus promover el ahorro y la prudencia, encuentra, desde el punto de vista sociológico, un terreno fértil en el puertorriqueño colonizado. Ante la ausencia de poderes políticos reales, ante el maltrato institucional de que es víctima constante el trabajador, las comunidades, los estudiantes y la sociedad en general, la ciudadanía recurre a la compra de objetos que le dan la sensación de poder, al poseer cosas, utensilios y tecnología que de dan “valor” a su vida.

Ante la comunidad, este poder le da “status” e imagen de prosperidad.

¿Se han preguntado por qué llamarle “Viernes Negro” a una actividad que se relaciona con el caos, el desorden, la violencia, el desenfreno y la irracionalidad? ¿Qué tiene que ver el negro con ese desmadre? Seguimos, sin percatarnos, reproduciendo el mensaje racista y discriminatorio que nos viene del norte.

Mientras el país siga en manos de insensatos, irresponsables e inescrupulosos, Puerto Rico no podrá sacar los pies del plato. Los que hemos llamado en Puerto Rico los guaynabitos, que en Latinoamérica y el resto del planeta se conocen como las oligarquías, en aras de defender su visión de mundo, el “such is life” en el que las grandes mayorías se deben conformar con observar a los privilegiados gozar de la opulencia y los privilegios sociales, no pueden seguir al mando. Esta gente y su visión de mundo nos siguen conduciendo barranco abajo. Hay que derrotarlos antes que sea demasiado tarde.

Por eso es importante que repensemos el país y propongamos una visión de mundo distinta, de esperanza y posibilidades. Esto ya está ocurriendo en diversos esfuerzos, valiosísimos esfuerzos en foros ciudadanos, en sindicatos, en las iglesias y comunidades. En el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano estamos haciendo lo propio. Nos proponemos presentarle al país nuestra visión de mundo, de cómo vemos las cosas y qué propuestas tenemos para enfrentar los graves problemas de desigualdad, pobreza, calidad de vida y convivencia por los que atravesamos.

Algunas de las propuestas que serán consideradas y aprobadas en la Asamblea Extraordinaria que celebraremos el domingo 11 de diciembre en el Teatro de la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana, coincidirán con propuestas que han presentado otras entidades, sindicatos, organizaciones políticas, iglesias y comunidades. Otras son realmente innovadoras. Este fenómeno nos pondrá en condiciones de visualizar cuán amplio es el consenso para edificar el nuevo País que reclamamos y queremos las grandes mayorías. Estas coincidencias nos pondrán en el lugar y el momento apropiado para que nos percatemos de las inmensas posibilidades que tiene un movimiento de masas que con voluntad y esperanza establezca las bases para la edificación de ese otro Puerto Rico posible.


* El autor es médico y copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano.