“El plan, ruta plan” es un hecho. Cada día nos acercamos a la ejecución colectiva que traerá el paquete de recortes y la privatización de buena parte del gobierno. Como parte de ese plan, el gobernador Ricardo Rosselló ha identificado los amigos del alma que no se tocan ni con vara larga, poniendo a la gente en la fila de la guillotina. Parece exagerado, pero no lo es.
Los recortes propuestos por el gobernador, los cuales suman 350 millones de dólares de aportación a los municipios, 300 millones a la UPR y el bloque de recortes al proyecto de salud se reflejarán en el cese de contratación de empleados, lo que constituye despidos disfrazados. En los pasados cuatrienio hemos visto como las contrataciones (sector privado y público), se han limitado a contratos transitorios o la modalidad de contratos por servicios. Al gobierno central reducir las cantidades de los fondos que envían a los municipios, tendrá como efecto directo el cese de las contrataciones de los empleados sin plazas.
Las contrataciones por periodos cortos de tiempo o por servicios profesionales son prácticas diarias en los municipios, donde los alcaldes lo utilizan para saldar deudas con los círculos cercanos de sus campañas. Indistintamente de lo antes expuesto, esos empleados/as son padres/madres de familias que pasarán a las largas filas del desempleo. Uno de los problemas que trae el cese de empleos es la poca o ninguna aportación que podrán hacer estos en tributos o impuestos, lo que a largo plazo repercutirá en menor capacidad del estado para futuras contrataciones.
De igual forma sucede en la UPR, donde la mayoría del profesorado y empleados no docentes no tienen sus trabajos asegurados. Con la reducción de 300 millones dólares, la Universidad dejará de contratar a cientos de empleados y profesores los cuales su mayoría se pintan de “las caras lindas de nuestra gente joven”. Jóvenes que se les instruyó a estudiar con el fin de “ser alguien” y que a tono con estas políticas serán unos desempleados más. Este sector guarda una particularidad y es que ante el afán de convertirse “en gente de bien”, incurrieron en préstamos altísimos para completar sus grados. Este joven, quien es posible que sea madre/padre, ahora tendrá que ver como se las ingenian para pagar su préstamo y llevar la comida a la casa.
Hay que añadir que el recorte de 300 millones a la UPR solo responde a una revancha política y a unos antojos ideológicos. La tasa de retención y graduación de la UPR es la más alta en todos el sistema de Educación Superior del país.
Es que los jóvenes siguen prefiriendo la UPR por la calidad y prestigio del sistema público. En un país donde escasean los jóvenes, las universidades privadas sufren el impacto económico y no les queda de otra que pedir al gobierno que haga inoperante la UPR. De esta forma, tendrá acceso a los cientos de jóvenes que no podrán ser parte del sistema UPR, forzándolos a matricularse en la universidad privada. Universidad más cara y de menor calidad.
Otras de las áreas señaladas por el plan Rosselló son las pensiones. Se proyecta una reducción de casi un 10% del monto total que reciben miles de puertorriqueños/as retirados, los cuales tendrán que decidir entre comprar los medicamentos o comprar comida.
Medidas como estas sólo muestran la insensibilidad de un gobierno, que debemos recordar ejecutará estas políticas con el único fin de pagar una deuda que sabemos una buena parte de ella es ilegítima. Deuda contraída con los fondos de señores millonarios que ya no saben qué hacer con tanto dinero.
Finalmente, abonando a la hipocresía y la falsedad, nos dice el plan Rosselló que parte de los servicios que brinda el gobierno serán privatizados. Al ver la lista de los servicios a privatizar se nos hace difícil pensar cómo es que saldremos del boquete económico. De esta lista se desprende la privatización de los aeropuertos, las autopistas, los sistemas de multas, la transportación terrestre y marítima, estacionamientos, en fin todo lo que le deja dinero al gobierno. Es conocido por todos/as los los aumentos en las tarifas de los peajes con la privatización de las autopistas.
Hay que añadir el andamiaje montado en los pasados meses en relación a la legislación laboral, que afectará significativamente a los empleados que pasen de la agencia pública a la empresa privada.
Decir que no habrá despidos, responde al interés de ser hipócrita y falso. “La ruta, plan ruta”, está diseñado para que los que tienen mucho sigan teniendo más mientras tú y yo seguiremos jodíos.
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