En su intervención durante el acto por el aniversario 62 de los sucesos del 26 de julio, una pionera y un representante de la salud ratificaron el agradecimiento y compromiso con las generaciones que hicieron la Revolución.

A Chanel de las Mercedes Chapel, pionera de cuarto grado y la primera de los oradores del acto del 26 de Julio en Santiago de Cuba, no le faltó en su intervención el reconocimiento y honor que para ella significaba compartir con los asaltantes del Moncada y combatientes de Girón.

Recordó que le contaron sus abuelos cómo muchos niños no tenían escuela, ni maestros, ni libros ni lápices, antes del Triunfo de la Revolución.

También muchos carecían de ropas y zapatos y la mayoría tenía que trabajar porque no había empleo seguro, como igualmente existía la discriminación racial.

La pionera expresó que hoy la realidad es otra. Con la Revolución se llevó a cabo el Programa del Moncada, la educación y la salud son gratuitas y los niños tienen privilegios nunca imaginados: escuelas de artes, deportivas, palacios y campamentos de pioneros…

Reconoció como su deber sagrado y el de su generación estudiar y superarse como niños revolucionaros, amar a la Patria y la Revolución socialista.

Con sus palabras, agradeció en nombre de los pioneros de Santiago de Cuba la ayuda desinteresada de los gobiernos de Venezuela y Ecuador, en la construcción de viviendas luego del paso del huracán Sandy, lo que permitió que se celebrara los 500 años de una ciudad más bella.

Chanel, agradeció a los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, a las combatientes clandestinas, a Los Cinco, a Villavicencio, a Elián González y su padre

Por su parte, el doctor Emiliano Sosa de la Cruz, habló en nombre de los trabajadores de la salud que en Cuba y otras partes del mundo laboran como guardianes de la salud de muchos pueblos. Como integrante de la brigada Henry Reeve que trabajaron enfrentando el ébola en tierras africanas, recordó los tensos y decisivos momentos vividos ante esta epidemia que amenazaba al mundo y que fue Cuba, un pequeño país del tercer mundo y sometido al bloqueo, quien respondió al llamado que hizo la Organización Mundial de la salud y marchó al enfrentamiento contra un enemigo invisible que tenía una elevada mortalidad entre enfermos y personal de salud que lo enfrentaba.

No faltaron momentos de temor, recordó el doctor Sosa, pero cedían ante el compromiso de detener la epidemia.

Añadió que en esos países africanos al virus se sumaba la insalubridad y la desnutrición, y enfermedades como el Sida, la tuberculosis y el paludismo causan allí más muertes que el ébola.

El compromiso con la familia, con la Revolución, y la preparación de los médicos cubanos, los ayudó a reducir la mortalidad en los centros de tratamiento donde laboraron.

Reconoció una fortaleza en algunos acontecimientos como la despedida de Raúl y las Reflexiones de Fidel dedicadas a su labor, el regreso de los Cinco entre otros.

“A ellos, a nuestro pueblo que vivió con nosotros minuto a minuto, sufrió la enfermedad de Félix Báez y lloró la muerte de dos de nuestros compañeros; este es nuestro homenaje”. Es también un homenaje a los jóvenes que asaltaron al Moncada, a los que cayeron y los que siguen aquí iluminando el corazón de los revolucionarios cubanos y del resto de mundo. Con ellos hacemos el compromiso de continuar perfeccionando el sistema de salud cubano y nuestra disposición de enfrentar todas las misiones que sean necesarias.

Foto: José.M. Correa Armas