«El desarrollo de una sociedad tiene sentido si sirve para transformar a la persona, si le multiplica la capacidad creadora, si lo lanza mas allá del egoísmo. El tránsito hacia el reino de la libertad es un viaje del yo al nosotros.» Ernesto “Che” Guevara
Hacía más de una década que por diversas razones personales no visitaba la hermana República de Cuba. La últimas dos veces fui en calidad de productor y representante artístico de la leyenda de la salsa y el sentimiento Cheo Feliciano y del ingenioso grupo cubano Vocal Sampling. En ambos casos me impresionó la laboriosidad, la sencillez, la dignidad y el orgullo del cubano de a pie. En ambas visitas decidí hospedarme en La Habana Vieja, no en un hotel, para tener un contacto más directo con el pueblo.
Esta vez me hospedé cerca de las oficinas del Instituto de Cine Cubano (ICAIC) y del club de jazz Fresa y Chocolate. La encomienda era coordinar la producción sonora de la grabación de la veterana cantante cubana Omara Portuondo, para el Especial del Banco Popular dedicado este año al célebre compositor boricua Don Tite Curet Alonso. De igual modo, la gestión periodística a favor del Encuentro Amistoso de Beisbol entre Cuba y nuestra Selección Nacional, que se transmitió vía satélite por Latino TV en Puerto Rico.
Estuve diecinueve días compartiendo la vida cubana: en las guaguas, las filas, los taxis, el Malecón, el Teatro, el Ballet, los paladares, conciertos de música clásica, de jazz y popular. En cada una de esas instancias, escuché muy atento a toda la gente a mi alrededor, en muchas otras lloré de alegría ante tanta solidaridad.
Por mi formación periodística, cada vez que podía entraba en conversaciones sobre la situación del país, sus problemas económicos, el bloqueo y los nuevos cambios a raíz del Quinto Congreso del Partido Comunista. Mi primera impresión fue el alto nivel intelectual y educativo de todo el que compartía sus inquietudes, también su sensibilidad en torno a los problemas actuales de la humanidad.
Mi asombro aun mayor en este reciente viaje a Cuba, fue la tranquilidad ciudadana que se respira, la paz y la seguridad social que se vive diariamente en La Habana. Esta realidad es irrefutable para cualquiera que pretenda ser objetivo, pues su explicación material es que en Cuba no existe como problema social el crimen organizado, ni los puntos de droga, ni los asesinatos entre jóvenes adictos, ni la deserción escolar, ni los angustiosos tapones de automóviles, ni mendigos en cada semáforo pidiendo limosna y por todo eso y más, el pueblo cubano vive de manera sosegada, más despacio y con mucho menos estrés que en Puerto Rico.
Ver a los niños y niñas ir a la escuela caminando de la mano de sus padres, a los jóvenes compartiendo sanamente en el malecón hasta la madrugada, a los artistas y deportistas desarrollando sus talentos apoyados por el estado, a los cientos de viajeros en las guaguas repletas sin un solo altercado, a los pequeños comerciantes con un alto sentido de servicio, las largas filas en orden, son las imágenes que se quedaron en mi mente para siempre. El espíritu que prevalece entre la población cubana es de respeto, cooperación y solidaridad para el prójimo. La visión ética y moral del hombre y la mujer nueva se ha convertido en la filosofía de vida de toda una sociedad.
Definitivamente, es evidente a simple vista, en Cuba hay una calidad de vida que supera por mucho la inmensa mayoría de los países del mundo. En ese ambiente de tranquilidad social, también se le asegura gratuitamente a todos los ciudadanos servicios básicos de calidad en la educación, salud, recreación, actividades culturales y deportivas. Así podemos entender porqué la Organización de Naciones Unidas (ONU) en su Índice de Desarrollo Humano (IDH), considera a Cuba como la nación número 45 en términos de la calidad de vida, por encima de más de 150 países del mundo.
Ese sistema de clasificación institucionalizado hace varias décadas por la ONU, evalúa el acceso a la educación, la salud y el empleo, más allá del desprestigiado producto interno bruto y otras maneras demagógicas de esconder los graves problemas socioeconómicos de las grandes potencias del mundo. Nuestros economistas y planificadores progresistas debieran ponerse al día y estudiar este índice que trasciende el discurso trillado del gran capital. No se trata de cuántos puntos creció la economía de manera superficial, sino cómo mejoro la calidad de vida de los pueblos.
Por supuesto, Cuba también tiene situaciones negativas que afrontar como la escasez de vivienda, la deficiencia de la transportación colectiva, la ausencia esporádica de artículos básicos, la dependencia en el empleo gubernamental, el llamado mercado negro, la ineficiencia en los servicios del estado, los bajos salarios, la improductividad y la prostitución ligada al turismo, entre otros. También están salpicados por la corrupción gubernamental, que ha obligado al gobierno a tomar acciones drásticas en los últimos años, contra líderes de la revolución que eran los llamados a sustituir a los veteranos.
La gran diferencia es que Cuba tiene un pueblo entero con una salud mental y física de primer orden, una población educada y trabajadora, una juventud sana, una niñez que es privilegiada, una organización ciudadana a todos los niveles y una conciencia política de carácter humanista y solidaria, que es ejemplo para el resto del planeta. Cuba tiene las condiciones propicias para emprender un verdadero desarrollo económico sustentable, porque su pueblo trabajador apoya mayoritariamente su revolución socialista. Los cambios que se están instrumentando tienen el objetivo de hacer más eficiente y próspero su sistema revolucionario, no un regreso al pasado.
Por último, resulta patético que todavía existan medios de comunicación y llamados periodistas, que se presten para la antigua campaña de difamación y mentiras, originadas en las lujosas oficinas de los granes empresarios que comercian con las noticias. Agraciadamente, ya existen poderosos medios de comunicación modernos como TeleSur, que proyectan la verdadera realidad de nuestra América Latina y el Caribe.
Invito a los lectores a estar muy pendientes de la esperanzadora alianza mediática de Boricua 740 AM, TeleSur y el nuevo canal de noticias y deportes, Latino TV.
*El autor es Vicepresidente Ejecutivo de Latino TV y estudiante doctoral del programa de historia del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. |