Es sabido que la guerra no se prepara en días, ni siquiera en meses. Cuando las circunstancias son desfavorables (bloqueo económico y financiero total), y además se requiere la movilización continua de las unidades militares, su reorganización flexible, los cambios de posicionamiento y la incorporación masiva de combatientes populares –la milicia bolivariana, en el caso de Venezuela, del que voy a escribir en este artículo-; el asunto es muy complejo.
Venezuela contra sus enemigos: amenaza y disuasión. La guerra preventiva
Sabemos que una guerra híbrida y asimétrica tiene varios escenarios superpuestos, que el atacante puede poner en marcha en un orden discrecional, combinando varios de ellos o iniciándolos con más o menos secreto, reserva o intensidad. Cada guerra, por ejemplo: la informativa, puede tener un carácter permanente.
En principio hay dos modelos o tipos de guerra que necesitan larga preparación y cierta simulación, además de una intensidad variable. La primera guerra es la de “ablandamiento” que comienza con la guerra económica. “Hay que hacer crujir a la economía (…)”, decía Kissinger Secretario de Estado de Richard Nixon, refiriéndose al bloqueo de Chile y a la retención del cobre chileno en los puertos de “occidente” para arruinar al país, bloqueando las exportaciones y paralizando la mayor de las exportaciones para imposibilitar las importaciones y acelerar el golpe.
La segunda es la disuasión militar, que es una parte de la guerra psicológica. La preparación para la guerra no es inmediata. Ambas guerras de largo recorrido –la económica y la preparación para la guerra (no son las únicas)-, montan a caballo de la guerra informativa que suele ser permanente una vez que el país es declarado enemigo de Washington. En Venezuela su guerra por la soberanía y, en consecuencia plena, contra de los EEUU ha empezado hace más de 20 años.
Es sabido que la guerra no se prepara en días, ni siquiera en meses. Cuando las circunstancias son desfavorables (bloqueo económico y financiero total), y además se requiere la movilización continua de las unidades militares, su reorganización flexible, los cambios de posicionamiento y la incorporación masiva de combatientes populares –la milicia bolivariana, en el caso de Venezuela, del que voy a escribir en este artículo-; el asunto es muy complejo. Requiere adiestramiento militar, conocimiento del equipo de combate, familiaridad con el terreno de actuación (muy variable ), e integración entre combatientes profesionales y milicias populares. Tiene la gran ventaja de que el despliegue es casi instantáneo si el adiestramiento es bueno, la comunicación continua, la identificación muy rápida y la vigilancia permanente. Además, la adaptación a la situación es inmediata. La desventaja es que al ser casi completa la movilización popular requerida en la guerra de todo el pueblo, el enemigo puede replicar con ataques masivos, sin discriminar entre combatientes y no combatientes. Por otro lado la crisis económica se acentúa al convertirse una economía del bloqueo (hasta la revolución una economía de monocultivo), en una economía de guerra.
La guerra, en caso de producirse, puede ser prolongada y el número de víctimas civiles muy grande. La destrucción o el desgaste serían, en este caso, enormes para los contendientes. También lo sería la posibilidad de extensión a todo el continente y la implosión de algunos estados que provocaría el crecimiento del escenario de las guerras como partes de la gran guerra de liberación continental. Un escenario como ese tendría un desarrollo imprevisible, aunque generaría, sin duda, un horizonte de esclavización o liberación de las clases trabajadoras y populares del continente.
Como en el Chile de Allende reaparecería el neoliberalismo salvaje previa una matanza generalizada de los dirigentes bolivarianos y del pueblo que está luchando por la revolución. Sería terrible pero no ocurrirá.
El otro lado de la guerra
Ahora bien; la complejidad organizativa y el desbarajuste inicial no es menor, sino tal vez peor, del otro lado de la guerra entre Venezuela y los EEUU: el capitaneado por Washington.
Son demasiados intereses los que condicionan la participación y el reparto del botín por las élites, enormes los costes humanos y la resistencia a asumirlos como propios. Son demasiados los secuaces políticos del imperio yanqui en América Latina con una mirada codiciosa hacia Venezuela y otra hacia el interior de sus propios países que pueden estallar en una guerra de retaguardia. Los primeros los que forman parte del autodenominado “Grupo de Lima”, una construcción ad hoc para este conflicto; en segundo lugar la OEA como “ministerio de las colonias” de Washington. Además están los países vasallos (países quisling) en Europa y algunas partes de Oriente Medio y los aliados orgánicos en varios continentes como los países vinculados a las alianzas militares de la OTAN. Canadá y Australia serían los principales. Muchos de los países miembros de la OTAN tienen colonias y bases militares en el Caribe o en el Atlántico Sur. Tendrán que pagar la cuenta, cada vez más gravosa y su sueño petrolero es cada vez más largo. Hay que recordar aquí que una de las fragatas (entre las cuatro) que componen el Grupo de combate del Atlántico encabezado por el portaaviones Abraham Lincoln (CVN-72), es española, la Méndez Núñez (F104), equipada con un sistema Aegis. La conexión entre este buque (2) y el grupo de ataque preparado para atacar a Venezuela ha sido publicada muy confusamente por el periódico ABC.
La guerra obligaría a los EEUU a la puesta en acción de enormes y compactados medios militares como los Grupos de Combate de los EEUU (dos: uno en el Atlántico, el ya citado; otro en el Pacífico, comandada por el portaaviones Teodoro Roosevelt (3), además de los apoyos recibidos por una reactivada IV Flota que navega por los dos océanos y tiene pleno apoyo de más de 70 bases militares en América Latina (4). También la OTAN ha hecho aparición en este tremendo complejo militar cuyos países tendrán que asumir, bajo una alianza variable con los EEUU, esa cosa terrible y compleja que es la guerra. Salvo que se tome en serio, con tiempo suficiente y con una clara doctrina militar. Necesitan también una clara norma del reparto para cubrir sus propios gastos bajo la exigencia de una nueva crisis. No es fácil cuando los EEUU se han adelantado a reclamar el 50% de los beneficios a repartir después de la guerra. La experiencia no es muy favorable si se recuerdan las famosas Conferencias de Donantes.
Tras haberse efectuado la maniobra del “paso de los estrechos” el Grupo de ataque del portaaviones Roosevelt podrá cubrir el frente de ataque del Pacífico, en aguas colombianas, para proteger a la primera fuerza de ataque en el oeste venezolano formado por unidades mercenarias colombianas, integradas en la OTAN y adiestradas en operaciones de guerra por España.
Los primeros combatientes del Imperio
De esta manera dos ejércitos mercenarios de dos de las dictaduras más terroristas de América Latina iniciarán la guerra por encargo, como apoyo mercenario de una futura fuerza de ocupación liderada por los EEUU.
Con ellos Washington intentará cubrir el antiguo Eje político, económico y de cooperación bolivarianos formado por el ALBA, el MERCOSUR, la CELAC y el Petrocaribe por un retornado sistema neocolonial.
Los EEUU se han encargado de derrocar a los gobiernos populares y progresistas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Honduras, aliados en el proyecto de la América Grande, a través de golpes institucionales que derribaron a los presidentes y a los gobiernos favorables a la idea de la liberación continental para la construcción de una América Latina libre, soberana y unida.
Frente a ese proyecto Estados Unidos intenta resucitar las teorías del Patio Trasero, de la Doctrina Monroe y de la Seguridad Continental; vinculada esta última a dictaduras que pusieron en marcha terribles instituciones represivas como las del Plan Cóndor, que seguía a innumerables injerencias en América latina, Méjico y el Caribe.
La victoria anunciada
Una victoria anunciada a todo trapo, pasquín, rueda o nota de prensa, textualizada en largas doctrinas de seguridad, en bufidos amenazantes de las ruedas o comunicados de prensa o en pequeños ladridos de escondidos en los twts personalizados -o frivolizada por todos los grandes medios de comunicación masiva y las redes sociales, fabricadas y organizadas como estructuras, creadoras y multiplicadoras de la mentira-, repetida una y otra vez con secuencia casi continua, puede desbaratarse casi de manera instantánea: hacerse agua. Solo hace falta que quiebre alguno de sus eslabones o que alguno o varios de los perros de la intervención contra Venezuela vea publicado su largo historial genocida. Pero esto no es suficiente si no se consigue el triunfo en la guerra informativa y en la guerra psicológica que se reciba y se lance contra el enemigo.
La victoria anunciada, como agua que es, pasará a la historia se perderá en ella como desastre sin paliativos. Agua que al fin y al cabo, termina por borrar el rastro de cada amenaza y destruir cada ataque si no se evalúa bien al enemigo.
La psicología de la incompetencia
El libro clásico: Sobre la Psicología de La Incompetencia Militar: Norman F. Dixon es una reflexión excelente que versa sobre las grandes batallas que, contra toda previsión, terminaron en tremendos fracasos. Y no es la incompetencia a la que se refiere el autor, la consecuencia simple de la egolatría y la soberbia que corren como ríos por las venas de los mandos políticos y militares de los Estados Unidos (o de los países más poderosos) desde hace ya mucho tiempo. El problema es que dicha egolatría incide sobre la autoestima, por un lado, y sobre el menosprecio del enemigo por el otro. Todo ello, según demuestra Dixon, causa desastres imprevistos para los más fuertes porque la guerra por su naturaleza y en todos los tiempos ha sido un problema, en sí mismo, muy complejo que deriva de una formidable necesidad logística, organizativa, de coordinación en el tiempo, de distribución de las armas disponibles y de su aplicación en el momento y lugar oportunos. La guerra es un negocio de difícil gestión que requiere de decisiones en tiempo real para el manejo y coordinación de estructuras situadas en el escenario estratégico amplio y en cada una de las zonas de combate.
La complejidad viene incrementada en nuestro tiempo porque en el conflicto entre los Estados Unidos y sus aliados locales y vasallos internacionales encontramos alianzas fluidas, instituciones de todo tipo, grupos estatales de mayor y menor importancia.
El día 24 de febrero, el presidente Maduro, arropado en el interior del país por la sombra fraternal y protectora de Chávez, y por la lealtad progresiva y combativa del pueblo bolivariano ha obtenido su primera victoria estratégica.
En esa victoria ha tenido mucho que ver la firmeza de las Fuerzas Armadas Bolivarianas. Su fusión con las milicias populares que ha incrementado el formidable poder militar del pueblo y ha resultado invencible.
La Alianza Pueblo-Fuerzas Armadas, en Venezuela resultará invencible.
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(1) En orografía desde la zona andina hasta la sabana pasando por la cuenca fluvial del Orinoco, la selva Amazónica y la línea marítima del Caribe incluidas las innumerables islas y peñones; en clima, población, etnias, etc. Por sus espacios marítimos, ejerce soberanía sobre 71 295 km² de mar territorial, 22 224 km² en su zona contigua, 471 507 km² del mar Caribe y del océano Atlántico bajo el concepto de zona económica exclusiva, y 99 889 km² de plataforma continental. Los datos finales de los espacios marítimos están recogidos en Wikipedia. La importancia estratégica de esta inmensa plataforma de un millón de km2 de superficie en enorme. (2) https://miamidiario.com/grupo-de-ataque-con-portaaviones-se-encuentra-desplegado-frente-a-costas-de-florida/ (3) Cada Grupo de combate tiene una composición variable: un portaaviones, un crucero portamisiles y artillero, con sistemas de conducción de fuego; cuatro fragatas con sistemas de combate también misilísticos. En ocasiones se les incorpora un buque de transporte de tropas y H/C,s de infantería de Marina que también transporta grupos de operaciones especiales. La autonomía es total tal como señala para estos mandos de Unidades de Combate la nueva teoría estratégica de los EEUU. La conexión con el mando estratégico, presente, probablemente en la IV Flota, se realiza con información instantánea de datos digitales presentados en pantallas. (4) http://www.granma.cu/mundo/2018-08-09/bases-militares-de-eeuu-en-america-latina-y-el-caribe-el-plan-suramerica-09-08-2018-17-08-04 https://frenteantiimperialista.org/blog/2019/02/22/se-cierra-el-cerco-imperialista-contra-el-hermano-pueblo-venezolano/ |