Para un puñado de millonarios, mejor conocidos en la isla como “inversionistas”, Puerto Rico representa un paraíso de ensueño. Al menos así lo expresa de forma elocuente Nicholas Prouty en un reciente artículo titulado “El renacer de Puerto Rico”, publicado en un diario de circulación general.
Haciéndose portavoz de un selecto grupo de millonarios, expresa: “Mis compañeros inversionistas comparten la fuerte convicción de que una propiedad frente al mar –ubicada en un país con una bandera americana en la sala de los tribunales y un Walgreens en la esquina-, es una apuesta al éxito.”
Mas adelante expone el feliz inversionista: “La realidad es que se ha hecho posible que una persona viva en San Juan, mande a sus hijos a una buena escuela, pase los fines de semana en la playa y pague menos impuestos que en Estados Unidos”. Y finaliza su disertación diciendo que “…debemos esperar ver infraestructura adicional en el futuro, incluyendo, por ejemplo, el centro comercial de 500,000 pies cuadrados, con sus tiendas anclas Saks y Nordstrom, que está programado a abrir el año entrante en San Juan”.
Puerto Rico es uno de los países donde impera la mayor desigualdad social del mundo.
De 198 países, ocupamos la posición número 15 en los que existe mayor brecha entre ricos y pobres. El 10% de nuestra población (370,000 personas) recibe el 90% de los ingresos, mientras que el 90% de los puertorriqueños (3.4 millones) reciben el 10% de los ingresos.
Lo que el Sr. Prouty señala como las “ventajas” del inversionista –propiedades frente al mar, la bandera americana en los tribunales, Walgreens en cada esquina, centros comerciales gigantescos con megatiendas como comercios ancla y la disponibilidad de propiedades que sus dueños no han podido pagar y que “los inversionistas” pueden adquirir a precio de pescao abombao- son precisamente las expresiones más crudas del colonialismo y de la desigualdad social que han llevado al país a la bancarrota. La imposición de leyes federales y de comercio interestatal de Estados Unidos, la proliferación de cadenas como las Walgreens y los centros comerciales han causado la destrucción de nuestra agricultura, el incremento en la dependencia y la quiebra de cientos de pequeños comerciantes en Puerto Rico. Lo que para el pueblo ha sido la debacle, la emigración y la pobreza, para el puñado de inversionistas ha sido el paraíso. Y te lo estrujan en la cara con la mayor desfachatez.
Para los que visualizamos a Puerto Rico como un proyecto social, no como un mero lugar para invertir y sacarle provecho, el modelo político-económico vigente ha colapsado y ya no da más. Citando al amigo profesor Héctor (Tito) Meléndez: “la invasión norteamericana del '98 y su proyecto político, social y cultural con Puerto Rico, ha fracasado. Éste es realmente, el fracaso de la invasión USA. Después de 116 años de intervención, seguimos hablando español como nación caribeña-latinoamericana en resistencia a la asimilación, más del 50 % de nuestra población vive en abyecta pobreza y dependencia, las administraciones de gobierno requieren constante tutoría o sindicatura, y el modelo económico de dependencia ha colapsado. Todo ello bajo la bandera USA y la ciudadanía USA que algunos dicen "atesorar".
Somos un País desmemoriado o con memoria corta. Recordemos que la primera medida económica que impuso el Departamento del Tesoro de Estados Unidos inmediatamente después de la invasión del ’98 fue la devaluación del peso puertorriqueño en un 60%. Esto provocó la quiebra de cientos de comerciantes y el empobrecimiento repentino de cientos de puertorriqueños que tenían ahorros o propiedades. Desde entonces ha sido la misma historia. Expropiaciones de nuestros mejores terrenos cultivables para usos militares. Ahora los compran a precio de chatarra para establecer centros comerciales o proyectos de vivienda para millonarios.
Nos empobrecen con la destrucción de nuestra agricultura y economía nacional, nos sumergen en la dependencia, para luego prestarnos dinero que saben que no podremos pagar. Más adelante somos declarados un mercado chatarra al que sólo se puede prestar más dinero a intereses usureros que saben que tampoco podremos pagar.
Ya es hora que el pueblo puertorriqueño declare como chatarra al sistema colonial que nos ha conducido a ocupar uno de los primeros puestos del mundo en endeudamiento per cápita, en emigración forzada, en desigualdad social, en la tasa de criminalidad y violencia, en la prevalencia de enfermedades mentales y de pobre participación en la fuerza laboral.
Vamos a transformar el País en un proyecto social inclusivo, de oportunidades para todos los habitantes de la isla, no sólo para los inversionistas que se nutren del empobrecimiento de las grandes mayorías. Solo así será posible el renacer de Puerto Rico. |