El alboroto orquestado por el liderato anexionista en torno al informe sobre el costo de la hipotética anexión de Puerto Rico a Estados Unidos, producido por la Oficina General de Contabilidad de ese país, es un desesperado intento por ocultar lo desastroso que resultaría la estadidad para Puerto Rico.

Desde el punto de vista puramente económico según dicho informe, individuos y corporaciones radicadas en Puerto Rico tendrían que pagar $5,700 millones al año en contribuciones al gobierno federal. Todo individuo con ingresos tributables de más de $8,925 al año tendría que pagar contribuciones. Según el informe de marras, tener que pagar contribuciones a Washington, obligaría a ajustar significativamente la tasa contributiva que individuos y corporaciones pagan al erario, al Departamento de Hacienda, lo que afectaría negativamente la capacidad del gobierno de ofrecer servicios esenciales a la población.

A cambio, el aumento de fondos federales bajo la estadidad sería de $5,200 millones anuales. En esta ecuación, ya tenemos una pérdida de $500 millones. Pero la situación no se debe medir únicamente en términos de dólares y centavos. El futuro de la nación puertorriqueña no puede verse como un mero negocio capaz de generar ganancias o pérdidas.

La incapacidad financiera del gobierno para retener o reclutar empleados, así como la fuga de corporaciones foráneas establecidas en Puerto Rico, causaría la pérdida de decenas de miles de empleos productivos, lo que incrementaría la astronómica tasa de desempleo que ronda en el 15% y bajaría aún más la tasa de participación de la fuerza laboral en la actividad económica formal, que hoy se encuentra en un escaso 40%.

Así las cosas, la estadidad, al igual que ha ocurrido con el andamiaje colonial, provocará mayor emigración, más desempleo, mayor dependencia, marginación y pobreza. Puerto Rico sería un ghetto en el Caribe, improductivo, eternamente dependiente y desarraigado de su entorno caribeño y latinoamericano. Esa no es la aspiración de la inmensa mayoría de los puertorriqueños y puertorriqueñas.

La estadidad chatarra no es una opción para Puerto Rico. La colonia ha sido nefasta, colapsó. Bajo la República Independiente de Puerto Rico construiremos una sociedad con una economía de producción endógena, rescatando la dignidad del trabajo y el amor a la Patria. Así mismo, la independencia política nos permitirá fomentar la autogestión, el cooperativismo, el empresarismo y el bien colectivo, desalentando la dependencia y el mantengo como modos de vida.

Puerto Rico mirando al Sur, columna semanal del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano de Puerto Rico en el periódico del gobierno bolivariano de Venezuela, Correo del Orinoco.