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En el 79 Aniversario de la capitulación nazi en la Segunda Guerra Mundial PDF Imprimir Correo
Escrito por Alejandro Torres Rivera   
Martes, 14 de Mayo de 2024 12:50

 

 

9  de mayo de 2024

Dos fechas destacan en los meses de mayo y junio de este año vinculadas a lo que fue el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. La primera, el 9 de mayo, cuando se cumplieron setenta y nueve años de la derrota militar del fascismo alemán; la segunda, el 6 de junio, cuando se conmemora el 79 aniversario del Desembarco de Normandía.

 

Para muchas personas, el desembarco aliado en Normandía, que permitió abrir un frente de guerra en la porción norte de Europa, representa la mayor epopeya militar de la Segunda Guerra Mundial. Previo a dicho desembarco, sin embargo, importantes combates se habían desarrollado en el norte de África y luego en la parte mediterránea europea, incluyendo Italia, seguida más adelante por la parte sur de Francia. En Normandía se concentró la principal ofensiva aliada contra el nazismo en Europa. Un año antes, tras la heroica resistencia en Stalingrado, Leningrado y otras importantes ciudades y regiones de la Unión Soviética, básicamente sin el apoyo de otras fuerzas aliadas que no fueran las propias, el Ejército Rojo colocó primero a la defensiva y más adelante en retirada hasta el corazón mismo de Alemania, la maquinaria de guerra nazi. Fue en esta capacidad de lucha y resistencia donde descansó la derrota final del fascismo

Con la capitulación de Alemania en 1945, concluyó en Europa la guerra iniciada oficialmente en septiembre de 1939. Tomaría aún varios meses adicionales la capitulación del fascismo japonés en Asia. A pesar de haber concluido la Guerra en Europa y liberada ya la Unión Soviética del peligro que representó el fascismo alemán, en cumplimiento con las obligaciones contraídas con las demás potencias aliadas, el Ejército Rojo se desplazó hacia Oriente para terminar la lucha contra el fascismo japonés y su ocupación del territorio chino, coreano y de la indochina.

 

En ocasión de la fecha de recordación que marca el fin de la Segunda Guerra Mundial, el país más sufrido, con mayores daños materiales y con el mayor número de muertos, 27 millones de seres humanos entre los años 1941 y 1945, se conmemoró nuevamente la ocasión. En la ceremonia y desfile militar efectuada miles de efectivos de las fuerzas armadas de la Federación Rusa, ondeando nuevamente la bandera roja con la hoz y el martillo, la misma que flotara victoriosamente sobre las ruinas del Reichstag en Berlín en mayo de 1945, encabezó  junto a la bandera rusa el desfile.

 

El “Día de la Victoria” en la Federación Rusa es el feriado laico más importante en este país. Es una fecha que une a todos los habitantes de la Federación Rusa, de los cuales puede afirmarse, sin lugar a dudas, no existe una sola familia que durante los años de la Segunda Guerra Mundial no hubiera perdido alguno de sus padres, tíos, abuelos, hijos o familiares en esta Guerra Patria. Ese día se celebró este año  en el segundo año de la guerra librada por Rusia contra la OTAN en Ucrania y apenas a unos días antes de la jura para un nuevo término presidencial de Vladimir Putin.

 

Suele indicarse como fecha de comienzo de la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939, fecha en que se produce la invasión nazi a Polonia. Para algunos, sin embargo para otros, la Segunda Guerra Mundial no fue sino la continuación de la Primera Guerra Mundial llevada a cabo apenas un poco más dos décadas antes en Europa entre 1914 y 1918 luego del armisticio. Este duró apenas 21 años, lo suficiente para el nacimiento y desarrollo de una nueva generación de soldados.

 

Con el fin de la Primera Guerra Mundial y a raíz del Tratado de Versalles, Alemania vino obligada a pagar a las potencias vencedoras y sus aliados grandes sumas de dinero en compensación por los daños infligidos a las potencias vencedoras en la Guerra. Alemania también debió abandonar territorios ocupados en campañas militares anteriores en lugares como Francia. Así por ejemplo, Inglaterra, una de las potencias aliadas en Europa en la Primera Guerra Mundial, obtuvo para sí la mayor parte de las colonias alemanas en África y Oceanía; Francia, donde se libraron los principales combates en Europa, recibió la devolución de las provincias de Alsacia y Lorena, anexadas durante la Guerra Franco-Prusiana de 1870, junto con enormes compensaciones económicas.

 

Las condiciones impuestas por las potencias vencedoras a Alemania, llevaron a grandes conflictos sociales que permitieron al Partido Nacional Socialista (NAZI) desarrollar un discurso de corte nacionalista, ideológica y racista, principalmente contra los comunistas y judíos, a quienes el nazismo pretendió hacer responsables de todas las desgracias sufridas por Alemania con posterioridad a la Guerra.

 

La salida de Rusia de la Primera Guerra Mundial tras su Revolución Bolchevique de 1917; el desarrollo en dicho país de una Guerra Civil que concluye en 1922 con el surgimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; la creación de nuevos estados nacionales como fueron Polonia, Letonia, Estonia, Lituania y Finlandia en la zona fronteriza de lo que antes fue el Imperio Ruso; y en Europa, tras la disolución del Imperio Austrohúngaro, de países como Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia, fueron también elementos de fricción que precedieron la nueva Guerra.

 

En las elecciones de noviembre de 1932 el Partido Nazi obtuvo el 33.1% de los votos. Se allanó así el camino al nombramiento de Adolfo Hitler como Canciller de Alemania. Aprovechando el incendio del Reichstag (parlamento) el 27 de febrero de 1933, considerado como un acto provocado por los propios nazis, Hitler acusa a los comunistas por el incendio y procede a declarar un “Estado de Excepción” en Alemania. Declarando ilegal al Partido Comunista, más adelante convoca nuevas elecciones, las que se realizan el 5 de marzo de 1933. En ellas el Partido Nazi obtiene el 43.9% de los votos, pasando a gobernar con una mayoría absoluta en el parlamento. Con el apoyo de los militares, Hitler restaura el servicio militar obligatorio prohibido por el Tratado de Versalles y da inicio al rearme militar de Alemania.

 

Con el levantamiento militar de Francisco Franco en España contra el gobierno de la República, Hitler junto a Benito Mussolini, proclamado el Duce de Italia en la década de 1920 como parte del movimiento fascista en ese país, pusieron a disposición de los fascistas españoles no sólo medios materiales militares como armamento, aviones, tanques y suministros; sino también miles de combatientes agrupados en la Legión Cóndor para el apoyo aéreo por parte de Alemania; y decenas de miles de soldados italianos junto con tanques y aviones con el objetivo de derrotar al gobierno del Frente Popular en España. La colaboración alemana e italiana perseguía, además, ensayar teniendo como conejillo de indias a España para el despliegue de su poderío armamentista de más reciente generación ensayando nuevas técnicas militares de combate. Estas serían utilizadas más adelante contra otros pueblos de Europa y la Unión Soviética como parte de la ofensiva militar fascista a escala global.

 

La primera campaña militar desarrollada por los nazis en Europa luego de la anexión de Austria, ocurre con la ocupación de una porción del territorio de Checoslovaquia, denominada “los Sudetes”. Allí residía una gran cantidad de personas de ascendencia alemana. Más adelante, Alemania ocuparía la totalidad del territorio checoslovaco en 1939. El 19 de mayo de 1939, ante la insistencia alemana de que Polonia entregara la región de Dánzig, donde también vivía una gran cantidad de personas de ascendencia alemana, Polonia suscribe un Tratado de mutua defensa con Francia e Inglaterra. El 23 de agosto, Alemania y la Unión Soviética suscribieron otro pacto mediante el cual se dividen Polonia, recuperando cada uno los territorios que reclamaban como suyos previo al comienzo de la Primera Guerra Mundial y que se habían perdido como resultado de los acuerdos que pusieron fin a dicha Guerra.

 

Mientras esto ocurría en Europa, en Asia se desarrollaba la Segunda Guerra Sino-japonesa, la cual comienza en 1937. Seis años antes, ya Japón había ocupado militarmente la región de Manchuria estableciendo el reino títere de Machucó, donde cometió grandes atrocidades, como fue el exterminio en un mes de más de 300 mil civiles chinos.

 

El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia luego de simular un ataque a un puesto fronterizo alemán. El 17 de septiembre, la Unión Soviética invadió por el Este a Polonia, mientras en noviembre de 1939 se produce la llamada Guerra de Invierno entre la Unión Soviética y Finlandia, país que había también formado parte del antiguo Imperio Ruso. En abril de 1940 Alemania invade Dinamarca y más adelante, entra en guerra con Noruega, lo que lleva a Inglaterra a desembarcar tropas en este país, las cuales fueron rápidamente derrotadas por Alemania. En mayo de 1940 Alemania invade Luxemburgo, Bélgica y los Países Bajos derrotando en el territorio belga la Fuerza Expedicionaria Británica y al Ejército Francés cuyas fuerzas diezmadas apenas logran repatriarse desde la costa en Dunkerque. El 10 de junio, Italia se une a Alemania, atacando Francia desde el sur. La capitulación francesa se produce el 22 de junio. Como resultado, Alemania ocupó París y dos tercios del territorio francés; mientras que en el sur, se establece un gobierno francés pro fascista, que será conocido como la “Francia de Vichy”, gobierno que también se extenderá a posesiones francesas en el norte de África.

 

En octubre de 1940 Italia invade desde Albania a Grecia.  A la par que Italia y Alemania invadieron Egipto y Libia, la guerra continuó su expansión en el Mediterráneo.

 

El 22 de junio de 1941, tres “Grupos de Ejércitos” alemanes, que sumaban 450 mil efectivos, junto a otras tropas de apoyo que en total sumaron 3.5 millones de efectivos de países dentro de su órbita de influencia y ocupación, invaden como parte de la “Operación Barba Roja”, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética. La ofensiva inicial alemana logró importantes avances y penetraciones dentro del territorio de la Unión Soviética dejando a su paso una horrorosa estela de destrucción y muerte. Millones de soldados soviéticos fueron hechos prisioneros, muchos de los cuales fueron fusilados o internados en campos de concentración. Millones más, tanto militares como civiles, morirían en los combates. Las tropas nazis se empecinaron contra la población civil y campesina. En su orgía de sangre, asesinaron más de un millón de judíos y combatientes guerrilleros dentro del territorio soviético.

 

Para el 15 de noviembre, la maquinaria de guerra nazi se encontraba a las afueras de Moscú. Otras ciudades como Stalingrado (hoy Volgogrado) y Leningrado (hoy San Petersburgo) sufrían la furia de la ofensiva alemana mientras el pueblo soviético, a costa de millones de soldados y ciudadanos, daban la vida en la defensa de su país.

 

En diciembre de 1941, tras el ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor, Estados Unidos declaró la guerra a Japón, Alemania, Italia y sus aliados. Los principales escenarios de guerra de los cuales participó Estados Unidos hasta que se produce en 1944 el desembarco de Normandía, fueron en el Pacífico, y en el caso del frente Occidental, en el norte de África e Italia.

 

En el Frente Oriental europeo, mientras tanto, tras la rendición del 6to. Ejército alemán el 2 de febrero de 1943 en Stalingrado, comenzaría el proceso que dos años después culminaría en la derrota total del Tercer Reich. La Unión Soviética sostuvo el peso de la guerra contra Hitler, expulsando al invasor de los territorios ocupados en su país, comenzando  a su vez a incursionar en Europa.

 

Hasta 1943 el peso de la guerra en Europa se libraba en torno a la llamada “Batalla de Inglaterra”, donde decenas de miles de civiles perecieron y donde amplias zonas urbanas de Londres fueron destruidas en ataques de la aviación militar alemana. Fue el valor de la Real Fuerza Aérea del Reino Unido la que logró contener la ofensiva aérea nazi sobre Inglaterra. En el Norte de África, las tropas italianas junto al África Korps de Alemania, tras intensos combates fueron igualmente derrotadas desplazándose la ofensiva aliada a la invasión desde el sur de Italia. En el Pacífico, la Armada estadounidense comenzaba a tomar la iniciativa contra las tropas japonesas destacándose en los combates terrestres el cuerpo de la Infantería de Marina estadounidense.

 

Inglaterra y Estados Unidos, junto a efectivos franceses y de otros países invadidos y ocupados por Alemania en Europa no abrieron un segundo frente hasta que se produce el desembarco de Normandía el 6 de  junio de 1944. Simultáneamente, a partir del 22 de junio de 1944, los soviéticos barrían el Ejército del Centro alemán con la “Operación Bagration”. En ella participaron 2.5 millones de tropas apoyadas por aproximadamente 6 mil tanques. La derrota alemana quedó sellada con cerca de 800 mil bajas, lo que allanó el camino del Ejército Rojo hacia Polonia y Ucrania las cuales fueron liberadas por el Ejército Rojo en 1944.

 

Los combates continuaron a lo largo del Frente Oriental europeo mientras en el Frente Occidental se liberaba Francia, Bélgica y los Países Bajos. En tanto, desde el Frente Oriental y Occidental, los remanentes del ejército alemán se replegaban combatiendo en retirada hacia sus fronteras nacionales.

 

La maquinaria de guerra nazi mantuvo su capacidad de combate hasta el invierno de 1944-45 cuando se libran los combates en la región denominada como Bastonge. A partir de enero de 1945, se coordinaron esfuerzos entre los Frentes Occidentales y Orientales aliados para una ofensiva final sobre Alemania.

 

Tras una fuerte resistencia por parte de los restos del Ejército alemán, y con un saldo de bajas en una lucha librada casa por casa, que cegó la vida de 360 mil soldados soviéticos, 450 mil alemanes y la captura de otros 170 mil soldados alemanes, se produjo el suicidio de Adolfo Hitler el 30 de abril de 1945. Con su muerte y la fuga o muerte de algunos de sus principales allegados, se inició el proceso final de capitulación de Alemania el cual concluyó en mayo de ese año.

 

La Segunda Guerra Mundial se prolongaría en Asia hasta el 14 de agosto de 1945 con la capitulación final de Japón. Las tropas japonesas en China, sin embargo, continuaron combatiendo contra el Ejército Rojo hasta el 9 de septiembre de 1945, cuando finalmente se rendirían.

 

En resultado de víctimas de la Segunda Guerra Mundial se contabiliza de la siguiente manera: (a) Unión Soviética, 8.7 millones de soldados y 18.3 millones de civiles, para un total de 27 millones; (b) China, 1.324 millones de soldados y 10 millones de civiles, para un total de 11.324 millones; (c) Alemania, 3.250 millones de soldados y 3.810 millones de civiles, para un total de 7.060 millones; (d) Polonia 850 mil soldados y 6 millones de civiles, para un total de 6.850 millones; (e) Japón 1.3 millones de soldados y 700 mil civiles para un total de 2 millones; (f) Yugoslavia, 300 mil soldados y 1.4 millones de civiles, para un total de 1.706 millones; (g) Rumanía, 520 mil soldados y 465 mil civiles, para un total de 985 mil personas; (h) Francia, 340 mil soldados y 470 mil civiles, para un total de 985 mil personas; (i) Hungría, a pesar de no tener datos específicos, se estima un total de 750 mil personas; (j) Austria, 380 mil soldados y 145 mil civiles, para un total de 535 mil personas; (j) Grecia, a pesar de no tener datos específicos, se estima un total de 520 mil personas; (k) Estados Unidos, 500 mil soldados; (l) Italia, 330 mil soldados y 80 mil civiles, para un total de 410 mil personas; (m) Reino Unido de la Gran Bretaña, 326 mil soldados y 62 mil civiles, para un total de 388 mil personas; (n) Países Bajos, 198 mil soldados y 12 mil civiles, para un total de 210 mil personas. Existen números de  bajas para al menos 17 países adicionales, incluyendo países como Brasil, Colombia, México y Venezuela. El total de bajas ocasionadas por la Guerra se estima en 61.820 millones de seres humanos.

 

Sin la participación de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial y su extraordinaria cuota de sangre aportada, las hoy llamadas democracias occidentales muy bien podrían ser inexistentes. Sin el sacrificio humano y material de la Unión soviética el fascismo hubiera sido el vencedor en esta Guerra.

 

El precio pagado por los luchadores socialistas en contra del fascismo recibió su bautismo de fuego en los tres años de duración de la Guerra Civil Española. Allí murieron 1 millón de españoles, voluntarios internacionalistas y soldados enviados por los gobiernos fascistas de Alemania e Italia. Allí como parte de esos voluntarios internacionalistas combatieron por la República española y en contra del fascismo veintenas de puertorriqueños hoy casi olvidados por nuestro pueblo, pagando en ella un precio muy alto.

 

Durante los pasados años hemos percibido cómo desde Estados Unidos, a través de los medios de comunicación comerciales y oficiales de su gobierno, se ha pretendido invisibilizar el rol determinante llevado a cabo por el Ejército Rojo de la Unión Soviética en esta Guerra junto a otros luchadores clandestinos, inspirados por el ejemplo de resistencia del pueblo soviético en los países ocupados.

 

La memoria histórica de los pueblos en los procesos sociales y políticos, incluso en las grandes epopeyas militares de la historia, independientemente de sus gobiernos, jamás serán objeto de olvido. Cuando en occidente se destaca el desembarco de Normandía como el presunto inicio del fin del nazismo en Europa, no perdamos que un año antes, con la rendición de las fuerzas armadas alemanas en Stalingrado, es cuando sí comienza el fin del nazismo alemán, el cuan aún conllevaría un invalorable costo de vidas antes de su derrota definitiva en mayo de 1945 en Europa.

 

Al recordar la gesta del pueblo soviético y su Ejército Rojo en la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial se impone la necesidad de expresar nuestro mayor respeto y agradecimiento a su pueblo bajo la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética.

 

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