La República Árabe Siria: su interminable guerra civil |
Escrito por Alejandro Torres Rivera |
Miércoles, 18 de Diciembre de 2024 16:59 |
La República Árabe Siria: su interminable guerra civil (Primera parte)
6 de diciembre de 2024
A finales de la Primera Guerra Mundial, como consecuencia del acuerdo conocido como Sykes-Picot, Francia y el Reino Unido de la Gran Bretaña, países triunfantes en dicho conflicto militar frente al derrotado Imperio Turco-Otomano, dividieron entre ellos el territorio que era conocido como la “Gran Siria”. Este incluía la actual República Árabe Siria, Líbano, Palestina y el Reino de Jordania procediendo a ejercer su control sobre ellos.
El 14 de julio de 1920 el ejército francés demandó del Rey Faisal que Siria reconociera su mandato sobre su territorio. A pesar de la demanda humillante aceptada por el Rey Faisal, miles de sirios dirigidos por el entonces Ministro de la Defensa, Yuzuf al-Asma, decidieron enfrentar las tropas francesas siendo eventualmente derrotados. La lucha contra Francia, sin embargo, no culminó en ese momento desarrollándose ésta de manera ininterrumpida, incluso bajo el gobierno fascista de Vichy tras la ocupación nazi de Francia, hasta que el 17 de abril de 1946, concluida la Segunda Guerra Mundial, se coronara con la victoria del pueblo sirio.
La República Árabe Siria es un país localizado en el Medio Oriente. Cuenta con una población estimada a la altura de 2023 de 23.23 millones de habitantes. En Siria conviven decenas de miles de refugiados palestinos, kurdos, iraquíes y de otros Estados de la región. Comparte sus fronteras al norte con Turquía; al este con Iraq; al sur con Israel y el Reino de Jordania; y al oeste con el Líbano. Desde la Guerra de los Seis Días en 1967, Israel ocupa y al presente ya ha anexado el territorio siro conocido como Alturas del Golán. En momentos en que se escribe este ensayo, Israel ha ocupado militarmente la zona de mayor altura dentro del sur de Siria, el llamado Monte Hebrón.
El país es considerado uno de los “Estados de la Media Luna Fértil”, que incluye además a Iraq, Jordania y el Líbano.
Como indicamos, Siria advino a su independencia en 1946 de manos de Francia, que había sido la potencia administradora del país junto con el Líbano. No fue sino hasta 1963 que su gobierno adoptó el modelo republicano. Su Constitución, vigente desde 1973, define a Siria como una República Democrática Popular y Socialista. Su presidente es elegido por un término de 7 años y aunque debe profesar la fe musulmana, no puede decirse que el país sea un estado teocrático, es decir, uno donde el Estado se rija por la religión y ley musulmana.
Gran parte de los gobernantes y dirigentes militares sirios profesan la corriente musulmana “alawita”, también conocida como “ansari” o “nusari”. Se trata de una especie de sincretismo religioso entre la fe musulmana y la fe cristiana, donde a la vez que se asemejan a los chiitas en cuanto al reconocimiento de la figura del Imán y su función como director doctrinal de la fe; de otro lado, no se adscriben estrictamente a los cinco principios del credo musulmán, incorporando elementos provenientes del cristianismo ortodoxo, incluyendo la natividad.
Los cinco principios del credo musulmán seguidos por las corrientes chiitas y sunis son los siguientes: (a) sólo existe un Dios único, invisible e inmaterial cuyo nombre es Alá y Mahoma es su profeta; (b) todo creyente en el Islam debe rezar cinco veces al día inclinándose hacia donde está localizada La Meca; (c) quien profesa la fe musulmana viene obligado a ofrecer limosna, equivalente a un 2.5% de sus ahorros; (d) todo musulmán viene llamado a ayunar durante las horas del sol en el mes del Ramadán; y (e) todo musulmán debe aspirar, al menos una vez en su vida, a peregrinar hacia La Meca. La población “alawita” en Siria representaba a comienzos del presente siglo el 12% de su población.
Hay quienes señalan la diferencia entre musulmanes suníes y chiitas a que los primeros son étnicamente árabes, mientras los segundos son étnicamente persas. A juicio nuestro, sin embargo, la diferencia principal no se encuentra en el elemento étnico, sino en su aproximación religiosa en torno a la naturaleza del Estado. Los suníes establecen una separación entre el Estado y la fe religiosa musulmana; es decir, profesan la fe dentro de un Estado secular. Los chiitas, por su parte, conciben al Estado como uno teocrático en el cual converjan en una misma unidad la fe con el proyecto político y social.
En el pasado, Siria fue gobernada por Hafez al Assad mientras la República Árabe de Egipto era gobernada por Gamal Abder Nasser. Ambos dirigentes compartieron el ideario de configurar un Estado árabe unificado que respondiera a los intereses nacionales de la población musulmana en sus respectivos países y no a los intereses económicos de Occidente.
El actual presidente sirio, Bashar al-Assad, hijo de quien dirigiera los destinos del país desde 1970 hasta su muerte en el 2000, mantuvo una línea política de independencia con relación a las pretensiones imperialistas de Occidente en la región.
Siria vive desde hace más de una década un estado de agitación dramatizado por intensos conflictos civiles.
En las postrimerías del año 2010 se desató en la ciudad de Sidi Bouzid, capital de Túnez, país localizado en el norte de África, un levantamiento popular promovido por un incidente represivo generado por la policía de la ciudad contra un joven comerciante vendedor de frutas. Su nombre era Mohamed Bouazizi. Se indica que el joven fue despojado de sus mercancías y del dinero producto de sus ventas. La respuesta del joven ante el abuso del que fue objeto y ante la frustración sufrida, fue prender su cuerpo en fuego inmolándose. Este joven falleció días después, el 4 de enero de 2011. Su sacrificio personal generó la indignación popular, la que en pocas semanas echó abajo el gobierno.
Al desarrollo de los sucesos en Túnez, que Occidente llamó el inicio de la “Primavera Árabe”, le siguieron otras protestas y grandes movilizaciones en otros países árabes. Algunas fueron como resultado del desarrollo natural de las contradicciones internas entre diferentes componentes de la sociedad en estos países; en otras, como resultado de la agitación y la organización de grupos extremistas afines a los intereses imperialistas de Occidente. De esta manera se promovieron conflictos armados internos que, en casos como Libia, Sudán y Yemen, terminaron en el derrocamiento a sus gobernantes y fracturando la unidad interna y política de estos Estados. Países como Egipto, Yemen, Argelia, Libia, Mauritania, Siria, Sudán, Omán, Jordania, Arabia Saudita y Bahréin, en todos ellos de una manera u otra, también fueron partícipes de amplias movilizaciones populares.
Noam Chomsky, sin embargo, al reflexionar en torno al desarrollo de estos sucesos indica que el verdadero inicio de estas protestas llamadas “Primavera Árabe”, se retrotraen al mes de octubre de 2010 en el marco del conflicto territorial entre el Reino de Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática en el territorio que una vez se conoció como el Sahara Español. Allí la población saharaui reclamó y aun reclama su derecho a la libre determinación frente a los intentos de Marruecos de anexarse su territorio.
En Siria, una coalición encabezada por los Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, mantuvieron y promovieron el desarrollo de una guerra civil que ha costado la vida de cientos de miles de víctimas y la destrucción de importantes elementos de su infraestructura. Siria es hoy un país donde su territorio es un área de disputa entre varias potencias y facciones.
Desde hace años, Estados Unidos se refirieron a Siria y a su vecino Iraq como “los ejes del mal”, dadas las posturas anti imperialistas de sus gobernantes y su rechazo al Estado de Israel.
Ya en 1979 el gobierno de Estados Unidos había incluido a Siria en la lista de “países que apoyan el terrorismo”. En mayo de 2004 el presidente de Estados emitió la Orden Ejecutiva Núm. 13338. Mediante la misma se implantó la “Syria Accountability and Lebanese Sovereignt Restoration Act de 2003”. En ella se fijan medidas adicionales contra el gobierno sirio bajo la “Ley de Poderes Económicos de Emergencia”. Más adelante, bajo la Administración Obama decenas de medidas adicionales fueron tomadas contra Siria.
Las protestas populares desarrolladas en las primeros años de este siglo en Siria, si bien pueden considerarse como reclamos legítimos de la población demandando mayores libertades y una mayor apertura del gobierno, no dejaron de ser movilizaciones ciudadanas promovidas por Occidente, y particularmente por Estados Unidos como parte de su plan estratégico sobre la región del Medio Oriente.
El gobierno sirio, en respuesta a las protestas populares accedió a ciertas reformas que fomentaban la apertura de organizaciones y partidos políticos, siempre y cuando dichas organizaciones y partidos no estuvieran subvencionados por países que persiguieran el derrocamiento o desestabilización del gobierno sirio o que de alguna manera comprometieran la soberanía nacional.
El 26 de febrero de 2012 se llevó a cabo un referéndum donde se sometió a votación la aprobación o rechazo de cambios y modificaciones a la Constitución. Para la consulta fueron convocados a votar 11 millones de ciudadanos mayores de 18 años.
Entre los cambios propuestos se encontraban: (a) permitir la participación de nuevos partidos políticos en un país donde el partido BAAZ había mantenido el poder durante las pasadas décadas; (b) proscribir los partidos basados en consideraciones étnicas, raciales, tribales o religiosos; (c) equiparar los derechos de todos los partidos políticos; (d) limitar los términos de la presidencia a dos términos de 7 años cada uno; y (e) prohibir cualquier tipo de discrimen por razón de género, origen, religión o lengua.
En la consulta participaron 8,376,447 electores, lo que representa el 57.4% de los electores hábiles para votar, de los cuales 7,490,319, equivalente al 89% de los votantes se expresaron en favor de los cambios, 753,208 en contra y 132,920 votos fueron nulos. Aprobados los cambios, en los 90 días siguientes se llevaron a cabo las elecciones para escoger diputados al parlamento.
Para la Secretaria de Estado de Estados Unidos y para el Secretario General de la ONU, el evento careció de validez y credibilidad; mientras la Federación de Rusia lo consideró como “un paso hacia la democratización” y el “cese del monopolio de un partido en un sistema político.”
Entre enero y marzo de 2012 Estados Unidos junto con sus aliados, intentó obtener del Consejo de Seguridad de la ONU una resolución similar a la promovida un año antes sobre Libia, para así orquestar una intervención armada contra Siria. Estas iniciativas fueron vetadas por la Federación de Rusia y la República Popular China.
Estados Unidos y la Unión Europea, con el apoyo directo de países árabes como Arabia Saudita, Qatar y Jordania e Israel, han provocado en dicho país un conflicto civil de grandes dimensiones. Éste ha transformado a Siria en un inmenso campo de batalla como parte de una guerra irregular de baja intensidad, en esta ocasión matizado, además, con el aspecto religioso bajo el Islam. Su propósito explícito ha sido el derrocamiento del gobierno constitucional del presidente Bashar Al-assad, pretendiendo en lo que hasta entonces había sido un Estado político funcional, sustituirle por lo que sería un Estado fracturado y fallido.
Mientras esto ocurría, Estados Unidos se convencieron de que era difícil en aquel momento que los rebeldes y mercenarios pudieran derrocar el gobierno constitucional de Bashar al-Assad, por lo que contemplaron la opción de crear en Siria una zona de exclusión aérea, similar a la ensayada contra Iraq luego de la Guerra del Golfo de 1993 o la desarrollada contra Libia por parte de la OTAN. Se trataba de un mecanismo justificador para las operaciones militares futuras de esta alianza militar contra el gobierno sirio. Sin embargo, tal opción falló como resultado del apoyo militar brindado por la Federación de Rusia a petición del gobierno de Siria.
A diferencia de la intervención en Siria por Estados Unidos, la OTAN y sus aliados; la intervención rusa obedeció a una solicitud de un gobierno legítimamente constituido, ello en correspondencia al derecho internacional vigente.
Históricamente hablando, la relación militar del gobierno de Siria con la Federación de Rusia precede la formación de esta última entidad política. Se remonta a los años de existencia de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) cuando Siria, a pesar de no formar parte del tratado militar del Pacto de Varsovia y por el contrario formar parte del Movimiento de Países No Alineados, se consideraba aliado de la URSS en la región. Si bien la Federación de Rusia ha favorecido a lo largo del conflicto una salida negociada, oponiéndose desde el Consejo de Seguridad de la ONU a una intervención militar contra el gobierno que encabeza el presidente Bashar al-Assad, también ha honrado sus compromisos negociados con el gobierno sirio en materia de defensa.
La Federación de Rusia cuenta con una instalación naval ubicada en la ciudad de Tartus, localizada en las márgenes del Mar Mediterráneo. Desde allí opera un “centro de mantenimiento técnico”. El poco calado del puerto impide a los buques de guerra rusos fondear en la costa, lo que lleva a que permanezcan anclados alejados de la ciudad, aunque lo suficientemente próximos al puerto.
La presencia militar de Rusia en Siria se amplió en el marco del conflicto interno que vive el país. Ejemplo de ello fue la construcción de otra instalación localizada en Latakia, cercana al Mar Mediterráneo y su involucramiento directo en el conflicto. Rusia instaló una torre de control aéreo y amplió sus facilidades de viviendas prefabricadas ubicadas en un aeródromo capaces de acoger y albergar cientos efectivos militares. La Federación de Rusia solicitó también de países vecinos a Siria permiso para sobrevolar con aviones de carga sus espacios aéreos, esto como parte del puente establecido para allegar armamentos a Siria por la vía aérea.
En Siria también fueron emplazados aviones de combate y personal de combate rusos que incluyen la presencia de vehículos blindados de transportación de tropas tipo BTR-8-2ª, y de otros medios más sofisticados, como son los sistemas defensivos capaces de derribar cualquier avión o misil aéreo lanzado contra el país. Rusia también ha participó activamente en el entrenamiento de las fuerzas armadas sirias, incluso dotándoles con nuevos equipos de combate para el personal que opera en el aire y tierra.
Entre finales de septiembre de 2015 y 14 de marzo de 2016, la Federación de Rusia inició un sistemático involucramiento de personal de combate en Siria que conllevó el desplazamiento en tierra de tropas, incluyendo unidades especializadas. También desplegó sobre el espacio aéreo sirio aviación estratégica proveniente de la propia Rusia para efectuar operaciones de bombardeo sobre posiciones yijadistas controladas por el ISIS y otros grupos hostiles al gobierno sirio. Rusia también instaló nuevos sistemas defensivos “tierra-aire” para proteger el espacio aéreo sirio de incursiones aéreas desde Israel y Turquía, así como contra misiles lanzados desde el mar por parte de medios navales pertenecientes a la OTAN.
Poco a poco, con el apoyo de la Federación de Rusia, la República Islámica de Irán y de las milicias de Hezbolá, el Ejército sirio fue tomando la ofensiva en los diferentes frentes de guerra, colocando a la defensiva al denominado “Ejército Libre Sirio” y las milicias fundamentalistas mercenarias, incluyendo grupos vinculados a Al Qaeda e ISIS, introducidas con el apoyo de las monarquías árabes de la región dentro de Siria como lo hicieron antes en Libia. Así, gradualmente, aunque aún no en forma definitiva, el gobierno sirio fue recuperando gran parte de las zonas ocupadas por grupos opositores, mercenarios, el Estado Islámico, Turquía y los Estados Unidos.
De acuerdo con el profesor Michael Chossudovsky, en un artículo publicado para Global Research bajo el título America is Losing its Covert Syria War: U. S. Sponsored Al Nusra Rebels Defeated by Syrian Armed Forces de 12 de mayo de 2013, ya a esta altura, el ejército sirio había logrado interrumpir las rutas de suministro de armas a los grupos mercenarios entrenados por Estados Unidos de Al Qaeda y del Frente Al Nusra (Estado Islámico o ISIS), infligiéndoles numerosas bajas y diezmando sus unidades de combate.
En 2017 el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, apuntaba que unos 503,223 kilómetros cuadrados del territorio sirio que estaba dominado por el autoproclamado Estado Islámico, estaba entonces en manos de las fuerzas gubernamentales, lo que dejaba al grupo terrorista con el control de sólo el 5% del país árabe. A partir de entonces los enfrentamientos militares se redujeron significativamente, aunque la guerra civil iniciada en 2011 propiamente no concluyó.
En días recientes, en una operación militar denominada “Disuasión de la agresión”, mediante una coalición llamada “Mando de Operaciones Militares” al mando de la organización yihadista “Hayat Tahrir al- Sham” (Organismo de Liberación de Levante), se dio la ocupación militar de la segunda ciudad más importante de Siria, Alepo y en Idlib y en la provincia vecina, de la ciudad de Hama. Se indica, además, que los rebeldes habrían capturado al menos otras 14 ciudades antes de llegar a la capital, Damasco.
De acuerdo con “europa press”, la intervención de la Federación de Rusia, la República Islámica de Irán y Hezbolá había permitido al gobierno de Bashar al-Asaad mantener el control del 70% de Siria. Indica que luego de iniciada la ofensiva contra el gobierno de al-Assad varios grupos competían por el control del terrero en dicho país:
Se estima en más de 300 mil el número de muertos en Siria desde el inicio del conflicto en 2011.
Se informa que el Ejército de Siria amplió su zona de seguridad en el entorno de la estratégica ciudad septentrional de Hama tras violentos combates con los grupos islamistas. Según reportó la agencia oficial siria SANA, el Ejército de Bashar Al Asad "continuó sus operaciones contra las posiciones y ejes de movimiento de las organizaciones terroristas en la periferia norte de Hama" y consiguió "ampliar la zona de seguridad de la ciudad de Hama, capital de una provincia con el mismo nombre, en unos 20 kms., mientras que la alianza kurdo/siria rechazó un ataque de "mercenarios turcos" en su zona de influencia en el este del río Éufrates.
La estratégica autovía M5, que es columna vertebral del país de norte a sur, fue uno de los objetivos de la alianza islamista del Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe) que ya había logrado tomar amplios territorios en el noroeste del país árabe en la ofensiva que lanzó el 27 de noviembre.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos con sede en el Reino Unido había informado, luego de una semana del inicio de la ofensiva, que el HTS y sus aliados, que "fracasaron" en sus intentos por dominar el monte Jabal Zein al Abedin, muy cerca de la capital de Hama. Todo indicó que la información no correspondía a la realidad.
Según el Observatorio, el Ejército sirio habría lanzado en la madrugada del 4 de diciembre de 2024 un contraataque en el que consiguió recuperar el control de las localidades de Kafraa y Marshahour, al noreste de Hama, y obligó a los insurgentes a retirarse "hasta 10 kilómetros" de la ciudad. Tampoco esta información correspondía con la realidad.
Tanto medios locales sirios como el Observatorio reportaron que refuerzos militares y grupos armados locales habían llegado a las periferias norte, este y oeste de Hama para apoyar al ejército sirio, entre ellos varios estudiantes de la Academia Militar de Alepo, que con ayuda rusa lograron escapar tras haber sido rodeados por varios días por fuerzas del HTS. Sin embargo, en otra información proveniente de medios de prensa se indicaba la captura de Hama por parte de los insurgentes de Hayat Tahrir Al Sham (HTS).
En un parte de 6 de diciembre de 2024, la BBC indicaba que el presidente sirio habría prometido “aplastar” a los rebeldes y ha acusaba a la potencias occidentales de rediseñar el mapa de la región, mientras sus aliados clave, la Federación de Rusia y la República Islámica de Irán ofrecían “apoyo incondicional” a su gobierno. Se indicaba que aviones de guerra rusos habían intensificado sus ataques en zonas controladas por los insurgentes; que las milicias apoyadas por Irán habían enviado combatientes para reforzar las líneas defensivas del gobierno y que Teherán había dicho que estaba dispuesta a enviar fuerzas adicionales a Siria si así lo solicita dicho gobierno. Aparentemente nada de esto ocurrió.
Mientras tanto, facciones insurgentes apoyadas por Turquía aprovecharon la retirada del gobierno sirio en la región norte de su territorio para lanzar una ofensiva separada en una zona del territorio cerca de Alepo controlada por las “Fuerzas Democráticas Sirias” (FCS), una alianza de milicias lideradas por los kurdos,
Procurando buscar razones para que se diera esta escalada, algunos observadores atribuyeron la situación a que, como resultado de la crisis latente entre Israel, Hezbolá, Hamás y la República Islámica de Irán, a lo que se añaden los casi tres años de guerra de la OTAN y la Federación de Rusia en Ucrania, habían dejado a un lado el nivel de involucramiento de los aliados de Siria en el conflicto. La situación, indican, ha sido aprovechada tanto por Estados Unidos como sus aliados y Turquía para irrumpir en una alianza aún frágil en el conflicto. En ella participan viejos grupos opositores en Siria junto a nuevos grupos emergentes provenientes de lo que otrora fuera Al Qaeda, ISIS y el Frente Al Nusra en Siria. Este factor es uno que puede estar presente en esta ofensiva, pero a nuestro juicio no se trata del único factor a considerar. Hay que buscar la explicación más allá.
En las próximas semanas se podrá valorar cuál es la capacidad del Estado sirio, para junto a sus aliados tradicionales, detener esta ofensiva y restaurar el orden institucional en el país.
La República Árabe Siria: su interminable guerra civil (Segunda parte)
9 de diciembre de 2024
No habían transcurridas 48 horas desde que elaboráramos el escrito anterior, el gobierno de Bashar Al-assad en la República Árabe Siria colapsó. Lo que se consideraba una coalición poco estable entre sí, tomó las principales ciudades sirias forzando la salida del país del presidente y su familia al exilio en la capital de la Federación de Rusia. Con la salida del presidente constitucional sirio, se ponía fin al gobierno de este y su padre, quien desde 1970 rigieron los destinos del país.
La situación en Siria fue aprovechada ampliamente por Israel y Estados Unidos, el primero para ampliar su zona de control militar hacia el interior de Siria desde las Alturas de Golán, capturadas a Siria durante la Guerra de los Seis Días de 1967; y en el caso de Estados Unidos junto a Israel, destruyendo instalaciones militares que sirvieran de base apoyo a los insurgentes dentro del territorio sirio. En el caso particular de Estados Unidos, además, se ha aprovechado el momento para dirigir una operación aérea contra bastiones de ISIS tanto en Iraq como en Siria en el territorio que una vez se proclamó califato en la zona colindante entre ambos países. De acuerdo con los primeros datos dados a conocer por el Comando Central de Estados Unidos, al menos 75 objetivos de ISIS al interior de Siria fueron objeto de ataques.
De acuerdo con voceros israelíes, el objetivo de la ocupación de mayores territorios dentro de Siria por las Fuerzas de Defensa de Israel es impedir que las fuerzas armadas sirias o los civiles se acerquen a las posiciones israelíes previamente capturadas a Siria. Las operaciones de Israel incluyen, además, ataques contra bases del ejército sirio, sistemas antiaéreos, talleres de fabricación de armamentos y almacenes de misiles balísticos, como también facilidades de aduanas y de inteligencia militar. La ocupación de territorio sirio por parte de Israel ha sido condenada por Egipto como un intento de imponer una nueva realidad sobre el terreno. Israel ha indicado que se trata de una medida temporal y limitada destinada a garantizar su seguridad. El mismo argumento de siempre.
No deja de sorprender el desmoronamiento del Ejército sirio en momentos en que aún contaba con el respaldo de la fuerza aérea rusa en sus operaciones al interior del país, mucho más la rapidez del desplazamiento de las fuerzas insurgentes hacia Damasco, la capital del país. También podría indicarse del papel jugado por Hezbolá y la Guardia Revolucionaria de Irán en Siria, quienes habían sido puntuales en el sostenimiento del gobierno sirio. De hecho, el Ministro de Relaciones Exteriores de la República Islámica de Irán, Abbas Araqchi, se declaró “sorprendido” por el éxito de la ofensiva insurgente y le atribuyó incompetencia al ejército sirio al no prever, a pesar de los datos que tenía, la ofensiva insurgente. A tales efectos declaró que “en términos de inteligencia, nuestros aliados (Siria) eran plenamente conscientes de los acontecimientos en Idlib”, provincia donde residía el bastión más importante de “Hayat Tahrir al Sham”, organización que encabezó la ofensiva. Señaló, además, que en esta última etapa, el gobierno sirio no solicitó su ayuda. También criticó que el gobernante no promoviera un diálogo con la oposición, lo que Irán le habría recomendado.
Al presente el presidente de Estados Unidos considera si retira la calificación de terrorista a su principal dirigente Al Julani, y a la organización como organización que promueve el terrorismo.
Si bien al presente la dimensión de los saqueos por parte de la población contra las instalaciones y propiedades de integrantes del anterior gobierno no compara con los saqueos y destrucción desarrollada tras la caída de Saddan Hussein en Iraq, ciertamente es incierta la situación presente con relación a miles de integrantes de la cúpula gubernamental, mandos del depuesto gobierno y miembros directivos de las fuerzas armadas de Siria. Se indica que miles de soldados han cruzado la frontera hacia Iraq y una vez allí, han entregado sus armas; así como la liberación de cientos de prisioneros en la prisión de Saydnaya, donde se alega se encontraba un centro de torturas a prisioneros políticos por el gobierno de Bashar Al- assad. Se menciona también la quema de edificios administrativos y destrucción en las facilidades del aeropuerto militar.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas fue convocado a petición de la Federación de Rusia para una reunión de emergencia a puertas cerradas para discutir la situación en dicho país en momentos en que aún era prematura cualquier conjetura de que la salida de Bashar Al-assad del gobierno o la captura de la capital por parte de los insurgentes hubiera concluido la situación interna en el país. Recordemos una vez más las grandes divisiones, diferencias y objetivos que se han trazado los diferentes grupos opositores al gobierno derrocado. Si la opción de resolver tales diferencias a través de la lucha armada, a Siria le esperan largos años de inestabilidad política, esta vez ampliando lo que hasta ahora ha sido una guerra civil en la cual son las grandes potencias extranjeras las que realmente combaten a través de organizaciones insurgentes, cada una procurando adelantar sus intereses geopolíticos en la región. De ahí que distintas voces se expresen favoreciendo la búsqueda de una salida diplomática y no militar.
Entre quienes favorecen la salida diplomática se encuentra la Federación de Rusia dada la importancia que reviste para dicho país mantener su presencia en instalaciones navales y aéreas que tiene dicho país en la costa mediterránea, particularmente en Tartus, lo que le asegura a la Flota del Mar Negro el acceso al Mar Mediterráneo. De ahí la expresión que aparece en la publicación RIA Novosti, la cual indica que los insurgentes, le han garantizado a dicho país que sus instalaciones no corren peligro en estos momentos. Esta afirmación, sin embargo, podría verse en jaque a partir de lo que sea la influencia de Estados Unidos e Israel en el nuevo diseño de gobierno en Siria. Igualmente, el gobierno iraní ha manifestado que ha abierto canales de comunicación con las organizaciones insurgentes.
Mediante una declaración que nadie anticiparía, indica la agencia Reuters que Hamás felicitó al pueblo sirio por la caída del régimen de Bashar al-asaad indicando que había alcanzado “sus aspiraciones de libertad y justicia”. Señala Reuters que Hamás expresó su deseo de que el triunfo insurgente, permita la “unidad nacional de Siria” así como “continuar su histórico y esencial papel en el apoyo al pueblo palestino.”
Siria corre el riesgo de fractura como estado nacional si prevalecen las discrepancias entre las fuerzas insurgentes y éstas son incapaces de lograr la conformación de un gobierno de unidad nacional. Como hemos señalado, este escenario ocurrió hace poco más de una década en Libia. El hecho de que las diferentes agrupaciones estén armadas, ello sin tomar en consideración el acopio de armamento que permanece en el país tras la caída del gobierno, es más que suficiente para pensar en una nueva y larga guerra entre las distintas facciones que tornaría al país en una inmensa hoguera donde a la larga, quienes saldrían beneficiados es Occidente e Israel utilizando dicho terreno, junto con Iraq, como plataforma idónea para su próximo y real objetivo: la República Islámica de Irán.
Un ataque a Irán por parte de Occidente e Israel, de seguro, precipitará un nuevo conflicto que a la larga involucrará eventualmente a la Federación de Rusia.
La República Árabe Siria: su interminable guerra civil (Tercera parte)
17 de diciembre de 2024
En los dos recientes escritos sobre la situación en la República Árabe de Siria, hemos discutido el contexto histórico del desarrollo de dicho país y su relación con los Estados vecinos; las distintas corrientes dentro de la confesión musulmana de sus habitantes; su composición étnica y la distribución en su territorio entre tales conglomerados étnicos; el desarrollo del país bajo el mandato del ex presidente Bashar al- Assad; la guerra civil interna desarrollada durante la pasada década y su relación con los de intereses geopolíticos y geoestratégicos de Estados Unidos, la Unión Europea, Israel, Turquía, la República Islámica de Irán e Israel, en conjunto con otros Estados árabes de la región; y por supuesto, las luchas internas que llevaron a la caída del gobierno de Bashar al- Asaad.
En toda la narrativa de los sucesos que llevan a la caída el gobierno sirio destaca la figura de Abu Mohammed Al Jolani, líder de la agrupación Hayat Tahrir Al Sham (“Organización para la Liberación del Levante”, HTS). Sectores de la prensa internacional destacan a Al Jolani y al HTS como resultante de una división en Al-Qaeda y el Frente al-Nusra en 2016 atribuyendo la misma a diferencias ideológicas sin distinguir diferencias entre Al-Qaeda y el Frente al-Nusra.
Al Jolani nació en Arabia Saudita, hijo de exiliados sirios, cuya familia regresó a Siria a finales de 1980. Estando allí, Al Jolani se desplazó hacia Iraq para unirse a quienes enfrentaron la ocupación estadounidense en dicho país. Estuvo por varios años prisionero en cárceles estadounidenses en Iraq, regresando a Siria donde contribuyó a organizar el Frente al-Nusra. Como tal, defiende la visión fundamentalista suni dentro de la fe musulmana.
Es importante destacar que el Frente al-Nusra en Siria procede de lo que fue el Estado Islámico de Iraq y Levante, mejor conocido como ISIS, el cual ocupó un vasto territorio entre lo que es Iraq y Siria, donde estableció un califato. La estructura de ISIS en Siria se le denominó Frente al-Nusra. La diferencia política entre Al Qaeda e ISIS, es que el primero se estructura a base de células que operan de manera compartimentada y están distribuidas en decenas de países del mundo, mientras que ISIS se organiza en un territorio particular y desde allí lleva a cabo su misión yihadista. Tanto ISIS como Al Qaeda son organizaciones islámicas dentro de la corriente confesional musulmana suni.
En un artículo que aparece en la versión electrónica de Foreign Affairs correspondiente a marzo-abril de 2015 bajo la firma de Audrey Kurth Cronin con el título ISIS is not a Terrorist Group el autor proporciona un análisis dirigido a que el lector pueda distinguir entre lo que es ISIS y lo que es Al Qaeda. Indica que si bien en el plano ideológico, retórico y en los objetivos perseguidos a largo plazo entre ISIS y Al Qaeda no existen diferencias fundamentales, al extremo que ambos grupos fueron en un momento aliados, ciertamente no son iguales. Para el autor, ISIS constituye una “amenaza jihadista post Al Qaeda”.
Según este, las células y redes fundadas por Al Qaeda compuestas por docenas o cientos de miembros, atacan civiles pero no mantienen espacios territoriales, evitando así, confrontar directamente fuerzas militares contrarias. ISIS por el contrario, opera con miles de combatientes, desplazando con ellos la ocupación de amplias extensiones de territorio entre Siria e Iraq, con amplias líneas de comunicaciones, con amplia capacidad militar, desarrollo de infraestructura, autofinanciamiento e involucramiento en amplias y complejas operaciones militares. Mientras Al Qaeda se considera a sí misma la avanzada a escala mundial de un movimiento islámico, ISIS procura establecer, a juicio del autor, un Estado islámico puro bajo el territorio que controla en el Medio Oriente. No distinguir estas diferencias conduciría al error de creer que las estrategias ya ensayadas contra Al Qaeda en otros escenarios, serían igualmente aplicables en el manejo de ISIS.
El origen de ISIS, según describe el autor, se encuentra a raíz de la invasión de Estados Unidos a Iraq en el año 2003, cuando un grupo de combatientes suníes intentaron, mediante el ataque a los sectores chiitas en dicho país, fomentar una guerra civil interna. En ese momento la organización de Al Qaeda en Iraq la dirigía Abu Musab al-Zarqawi, muerto en un ataque aéreo de Estados Unidos en el año 2006. Esta organización, que estuvo a punto de desaparecer, se rearticuló en las prisiones mantenidas por Estados Unidos en Iraq, de donde se formaron las primeras redes, convirtiéndose Abu Back-al Baghdadi en su nuevo dirigente, proclamándose a su vez califa del nuevo Estado Islámico. Otras fuentes señalan también la adhesión a ISIS de algunos de los ex prisioneros liberados de la prisión que mantenía Estados Unidos en Guantánamo.
Como parte de los esfuerzos de Estados Unidos y Occidente por derrocar el gobierno de Siria bajo Bashar al- Assad, el conflicto inicial se transforma a partir de 2011 en una guerra civil. La falta de estabilidad política del gobierno permitió en la porción oriental del país la incursión de las fuerzas de la organización de al-Baghdadi ocupando grandes extensiones de territorio sirio, las cuales junto a zonas de Iraq controladas por los suníes, permitieron proclamar la existencia del Estado Islámico de Iraq y Levante (EIIL o ISIS). El avance militar del EIIL (por sus siglas en ingles de ISIS) sobre el frágil gobierno de Iraq y la captura de la ciudades de Fallujah y Ramadi en enero de 2014, colocó en jaque al gobierno que Estados Unidos había dejado instalado en Iraq. Para entonces, ISIS contaba con aproximadamente 15 mil combatientes provenientes de 80 países.
De acuerdo a fuentes de inteligencia, a diferencia de las células de Al Qaeda que operan en localidades remotas o clandestinas, lo que hace más efectiva la utilización de los llamados aviones no tripulados (“drones”); los combatientes de ISIS se integraban y se confundían en las ciudades con la población civil. ISIS tenía una organización político-territorial donde operaba consistente en una estructura militar central del Califato, que establecía dos responsables de las operaciones militares, uno en Siria y otro en Iraq, y un equipo de 12 civiles responsables de los aspectos de gobierno del califato, uno para cada región bajo su control. Habiendo obtenido el control del 60% de la capacidad de producción de petróleo de Iraq y de Siria, ISIS generaba ganancias estimadas entre $1 y $3 millones diarios, a lo que se sumaban millones de dólares obtenidos de los bancos en los territorios bajo su control, oro y otros metales preciosos, a los que se sumaban importantes cantidades de dinero provenientes de la venta de piezas arqueológicas en el mercado negro.
Finalmente el autor indica que gran parte de la capacidad militar desplegada por ISIS en aquel momento provenía de la experiencia de más de una década, en la cual Estados Unidos había venido entrenando combatientes para que enfrentaran regímenes con los cuales Estados Unidos y otros países europeos promovían conflictos con el propósito de derrocar tales gobiernos y que luego les habían dado la espalda a Occidente, integrándose como combatientes del Califato que ISIS se proponía fundar en el Medio Oriente.
Otro artículo no menos importante fue el que apareció entonces en las redes sociales bajo la firma de María Lekant e Iván Sérbinov, publicado por Russia Today, titulado La plaga del siglo XXI: Todo sobre el Estado Islámico. Allí los autores señalaban que la historia del Estado Islámico se remontaba al año 2004, cuando nace como parte de Al Qaeda con el nombre de Yama´at al-Tawhid wal-Yihad (Comunidad del Monoteísmo y la Yihad). Fue formado por Abu Musab al Zarqawi a raíz de la invasión de Estados Unidos a Iraq. Indican que en el año 2004 se unió a Al Qaeda pasando a llamarse “Al Qaeda en Iraq”, y luego, en 2006, como “Consejo de los Muyahidines”, y más tarde ese mismo año, como “Dawlat al-Iraq al-Islamiyya” (Estado Islámico de Iraq).
De acuerdo con los autores, en 2011 uno de sus integrantes, Abu Mohamad Al-Jolani, fundó en Siria el “Frente Al-Nusra”, convirtiéndose así en el principal actor contra el gobierno constitucional sirio. A partir de abril de 2013 el desarrollo de la organización en ambos territorios pasaría a llamarse “Estado Islámico de Iraq y Levante” (ISIS). Diferencias entre Al Qaeda e ISIS por sus estilos de lucha llevaron a la ruptura entre ambas organizaciones. En el año 2014, para eliminar la referencia geográfica, ISIS pasó a llamarse “Califato islámico”, proclamándose “califa” a su dirigente, Abu Bakr al Baghdadi.
Un “califato” es un término que corresponde, según el Diccionario de la Lengua Española, al territorio gobernado por un califa. Este a su vez, constituye el “[T]ítulo de los príncipes sarracenos que, como sucesores de Mahoma, ejercieron la suprema potestad religiosa y civil en Asia.” El último califato existente en la región proviene del imperio otomano, un califato suní, el cual existió desde 1517 hasta 1924 que fuera abolido por Turquía mediante la reforma constitucional llevada a cabo en 1926 estableciendo un gobierno secular.
Previo a 1916, en lo que hoy constituye Iraq, existían tres provincias semi independientes, consistentes en Bagdad, donde residían musulmanes árabes, principalmente de la corriente suní dentro la fe islámica; Mosul, donde se concentraba la población kurda de Iraq; y Basra, colindante con la República Islámica de Irán, poblada mayormente por musulmanes que profesan la corriente chiita dentro del Islam. Si examinamos el espacio geográfico donde se asentó ISIS dentro de Iraq, encontraremos que se trata precisamente de aquella región semi independiente conocida antes de 1916 como Bagdad.
El Estado moderno de Iraq, como hoy lo conocemos, es una criatura del Imperio Inglés de 1921 donde al retirarse el Imperio del territorio, dejó establecido una monarquía suní. Fueron los ingleses y los suníes dejados a la cabeza del Estado de Iraq quienes reprimieron el movimiento de independencia de la región kurda, y más adelante, el gobierno suní en Iraq durante y después del Golpe de Estado dado a la monarquía en 1958, estableciendo el gobierno del Partido Baath más adelante en 1968 hasta el derrocamiento de Saddam Hussein tras la intervención de Occidente en el año 2003.
De hecho, Joachim Hagopian, en el escrito titulado Will the US- Created ISIS Attack American on US soil?, publicado por la página electrónica de “Global Research”, indicaba que de acuerdo con un Comandante militar estadounidense de la prisión en la cual se encontraba Abu Bakr al- Baghdadi, el Coronel Kenneth King, éste a su salida de prisión en 2009 le señaló: “Muchachos, los veo en Nueva York” (“I´ll see you guys in New York”).
Si bien hasta mediados de 2015 el gobierno de al-Assad había perdido la mayoría de su territorio, capturado por los yihadistas de ISIS, kurdos y otras corrientes étnicas junto a la ocupación militar de territorio por parte de Israel, Turquía y Estados Unidos, a partir de entonces, con el apoyo militar de las milicias de Hezbolá, Irán y la Federación de Rusia, el gobierno sirio logró recuperar gran parte del territorio, aproximadamente dos tercios, hasta la reciente ofensiva de los grupos insurgentes.
En el caso de Turquía, lo que antes se llamó Ejército Libre Sirio (ELS), a partir de 2017 pasó a llamarse Ejército Nacional Sirio (ENS), vinculado al Ejército turco y otros grupos vinculados con los Hermanos Musulmanes y el gobierno de Qatar. Este ENS es contrario a la Fuerzas Democráticas Sirias localizadas al norte del país, lideradas por los kurdos, árabes y otros grupos rebeldes. La región ocupada se conoce como Administración Autónoma del Norte y Este de Siria. En el norte de Siria, Turquía también ocupa una parte del país donde pretendía establecer una zona de amortiguamiento con Siria. Estados Unidos, por su parte, mantiene una estrecha colaboración con las organizaciones kurdas en la región.
En lo que fue en un momento dado una amplia zona desértica entre Siria e Iraq, donde se constituyó ISIS como califato en 2014, la presencia de dicha organización a partir de 2019 se ha reducido sustancialmente a pequeños territorios discontinuos dentro de Siria donde aún gobiernan. De acuerdo con Amnistía Internacional, en prisiones del gobierno sirio permanecían 11,500 combatientes vinculados con ISIS, 14,500 mujeres y 30,000 niños recluidos en al menos 27 centros de detención y dos campamentos de confinamiento.
En el sur, en medio de la frontera entre Jordania e Iraq con Siria, se encuentran otras instalaciones de Estados Unidos, así como el control de las Alturas del Golán por parte de Israel. Si bien ha disminuido la presencia de Hezbolá, la Federación de Rusia e Irán en suelo sirio, no dejan de estar presente intereses militares de dichos entidades en el desarrollo de la situación político/militar en Siria.
El vacío de poder en Siria ha sido aprovechado por Israel para lanzar cientos de ataques militares contra objetivos en Siria que han incluido la destrucción de su modestas fuerzas navales, aeropuertos, instalaciones del ejército, la destrucción de armamentos y depósitos de municiones, incluyendo medios aéreos, sistemas anti aéreos, tanques, artillería y unidades blindadas, todo ello para evitar que caigan en manos de los distintos grupos insurgentes y evitar su uso futuro contra Israel.
La caída del gobierno sirio ha colocado en ascuas la presencia rusa en la región, en particular la continuación o no de su instalación naval en Tartus, o su base aérea en Latakia, bajo un convenio de uso de las instalaciones negociado con el gobierno depuesto hasta 2066.
Es un secreto a voces que hay una clara diferencia entre la alianza de estas fuerzas en el proceso de derrocar al gobierno de Bashar al-Assad y la permanencia de tal alianza a la hora de acordar cuáles fuerzas sostendrán la viabilidad de un nuevo gobierno y su transición. Entre las distintas agrupaciones hay diferencias de contenido lo suficientemente evidentes como para asumir en la permanencia de un gobierno de consenso entre todas las fuerzas insurgentes es viable, o de ser viable, por cuánto tiempo.
La experiencia histórica nos habla de situaciones donde un gobierno en particular, independientemente nuestras simpatías o antipatías con el ejercicio de su autoridad, ha tenido la capacidad de permitir la unidad de diferentes componentes en un Estado unitario, como fue el caso de Yugoeslavia luego de la Segunda Guerra Mundial con Joseph Broz (Tito), o la experiencia de la propia Unión Soviética tras el triunfo de la Revolución Rusa, y lo que vino a ser cada uno de estos Estados una vez se produjo la fractura de su unidad política.
En Siria se entremezclan confesionalmente hablando, las religiones musulmana y cristiana; en el marco de las corrientes musulmanas, los sunis, los chiitas y los alawitas; en las corrientes étnicas, los árabes, kurdos y otras nacionalidades; sumado a lo anterior, las evidentes divisiones desde el punto de vista de clases sociales y su posicionamiento frente al capitalismo como modo de producción, que aunque no se mencionan regularmente, también existen. A lo anterior sumamos, los intereses de los actores internacionales en este profundo conflicto y los planes para la redistribución de la región en zonas de influencia económica, política y militar. Con la edición de 17 de diciembre del periódico español El País, ”las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza armada liderada por kurdos que actúa en el norte del país, ha avisado de la intención de Ankara de “ocupar todo el territorio sirio y anexionarlo a Turquía”, después de que facciones proturcas hayan tomado la ciudad norteña de Manbij y pretendan ahora hacerse con la de Kobani. En un comunicado, las FDS afirman que con el fin de ocupar el territorio sirio, ‘el Estado turco está movilizando un gran número de tropas y mercenarios a lo largo de la frontera, equipándolos con armamento pesado’, y añade que ‘los ataques y amenazas diarios son una realidad constante’.
El País señala, además, que el “diario estadounidense The Wall Street Journal recogía esta mañana en una publicación que Turquía y sus milicias aliadas están reuniendo fuerzas a lo largo de la frontera con Siria, preparándose para una incursión de “gran escala”. Además, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha manifestado que “no hay lugar” para organizaciones terroristas en Oriente Próximo, ‘incluyendo al Estado Islámico y las milicias kurdas’. Erdogan ha hablado en una rueda de prensa conjunta con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Ankara, la capital turca. Por otra parte, el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, ha afirmado que “una vez derrotado el poder militar y gubernamental de Hamás en Gaza, Israel controlará la seguridad en Gaza con total libertad de acción.”
Indica, además, que el enviado especial de la Organización de Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, “ha advertido en una sesión del Consejo de Seguridad dedicada a la situación en Siria que ‘el conflicto aún no ha terminado’, y ha citado los combates abiertos en el noreste del país y los bombardeos repetidos de la aviación israelí en los Altos del Golán y otros lugares, que según sus cálculos, suman ya 350 ataques”.
Se habla ya de cómo encaminar en los próximos meses un proceso de revisión constitucional que permita producir una nueva constitución en Siria. Se habla también de la formación de un nuevo gobierno de unidad que sea inclusivo. Ya veremos.
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