Santiago de Cuba, 24 feb (PL) En el poblado de Baire, a unos 80 kilómetros de esta ciudad, y en el cementerio de Santa Ifigenia, los cubanos rememoran hoy el alzamiento que reanudó 119 años atrás las guerras por la independencia.

En ese asentamiento del municipio de Contramaestre donde se produjo el grito insurreccional, sus hombres, mujeres y niños evocaron desde muy temprano la gesta emancipadora y una peregrinación llevó flores hasta las tumbas de los próceres.

En la necrópolis de esta urbe hubo también ofrendas ante el Mausoleo a José Martí, artífice fundamental del reinicio de la contienda necesaria para librar a Cuba del yugo colonial español.

La guardia permanente de honor que desde 2002 se realiza en ese sitio sagrado, estuvo a cargo de estudiantes de escuelas militares del país, como una oportunidad de notable valor patriótico.

Lo sucedido ese domingo en Baire, bajo la tutela de Saturnino Lora, fue acuñado como arrancada de la guerra del 95, pero fueron muchas y significativas las acciones desarrolladas en otros puntos de la geografía cubana y particularmente en la porción oriental.

Así fue en la localidad matancera de Ibarra, donde se levantaron en armas patriotas dirigidos por Juan Gualberto Gómez, al igual que en Guantánamo, con las acciones desarrolladas en La Confianza, en las cuales sobresalió el genio militar de Pedro Agustín Pérez.

Trascendentes fueron los aportes de los generales Guillermón Moncada y Bartolomé Masó en los afanes insurrectos de esa jornada, con la cual se echaba a andar todo el engranaje dispuesto para reiniciar las luchas por la independencia.

Detrás de esas acciones estaba la inmensa labor organizativa y de proselitismo de Martí, quien fundó en 1892 el Partido Revolucionario Cubano como fuerza aglutinadora para conjurar las divisiones tan dañinas al anterior empeño libertario, iniciado en 1868.