Texto del Informe de viaje del ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter a Cuba, Marzo 28-30, 2011.
1ro de abril, 2011
Por invitación del presidente Raúl Castro, Rosalynn y yo visitamos La Habana en nombre del Centro Carter, junto con John Hardman, Jennifer McCoy, Robert Pastor, Melissa Montgomery, John Moores, y Diane Rosenberg.
El ex presidente Jimmy Carter durante su visita a Fidel Castro, 29 de marzo del 2011.
Los objetivos del viaje fueron los siguientes:
a.familiarizarse con el presidente Raúl Castro para determinar sus objetivos inmediatos y a largo plazo para Cuba. El Congreso del Partido se realizará en abril (en el 50 aniversario de Bahía de Cochinos) y los cubanos adoptarán planes de reformas económicas y sociales;
b.explorar ideas sobre cómo podrían mejorarse las relaciones Estados Unidos-Cuba;
c.visitar las figuras clave en los sectores gubernamental e independiente; y
d.conocer lo más posible sobre los casos de los Cinco Cubanos presos en los EE.UU. y Alan Gross en Cuba.
Antes del viaje tuve conversaciones con la Secretaria de Estado Clinton, el asesor de Seguridad Nacional Donilon, y Judy Gross.
Existe una incompatibilidad fundamental entre las políticas de Cuba y EE.UU., basada en más de medio siglo de esfuerzos de los líderes en Washington para desestabilizar y provocar cambios en el régimen comunista de Fidel y Raúl Castro.
Un embargo económico continúa contra Cuba, codificado por la Ley Helms-Burton, aprobada durante la administración Clinton. Actividades o fondos empleados bajo sus auspicios, según lo expresado oficialmente en la ley, y también asumida por los cubanos, se limitan a los programas de promoción de la democracia diseñada para debilitar y derrocar al régimen de Castro. Estas actividades de EE.UU. están autorizadas por la ley estadounidense y son consideradas un delito contra el Estado por la ley cubana.
A excepción de ciertas causas familiares (académica, periodística, o religioso) y las familias cubanoamericanas, los ciudadanos estadounidenses se ven privados del derecho a visitar Cuba.
Los cubanos saben que, como presidente, levanté todas las restricciones de viaje y di grandes pasos hacia la normalización de relaciones diplomáticas. Esto incluía el establecimiento de secciones de interés en La Habana y Washington, a través de las cuales podría conducirse un mínimo de intercambio diplomático.
Una grave preocupación
Fuimos recibidos en el aeropuerto por el canciller Bruno Rodríguez, Jorge Alberto Bolaños, jefe de la Sección de Intereses de Cuba, y Jonathan Farrar, jefe de Misión de EEUU en La Habana. Llegué a nuestro hotel con el ministro de Relaciones Exteriores, quien reconoció algunas medidas positivas adoptadas por el gobierno de Obama (que yo enumeré en detalle), pero mantuvo que el impacto global de las políticas recientes han sido muy perjudiciales para Cuba, sobre todo debido a un endurecimiento de la las transacciones financieras a través de bancos extranjeros. Además, el programa “promoción de la democracia” a través de la Ley Helms-Burton, que es una estrategia de cambio de régimen financiado con $20 millones, sigue siendo una fuente de grave preocupación.
Nuestra primera sesión de información fue en la Sección de Intereses de EE.UU., donde también hablé con el personal asignado (en español e inglés). Nos sorprendió el tamaño de la plantilla -50 estadounidenses y 270 cubanos. Parece que hay un contacto directo mínimo entre diplomáticos estadounidenses y altos funcionarios cubanos.
A continuación tuvimos una visita muy agradable a los líderes de la comunidad judía en Cuba. Aunque no existe un rabino en Cuba, los 1,500 judíos cubanos tienen un programa festivo religioso y social. Ellos dicen que tienen plena libertad de culto y la comunicación por internet adecuada con el mundo exterior, y que no tuvieron contacto sustancial con Alan Gross.
Nuestra siguiente reunión fue con el cardenal Jaime Ortega, quien explicó el procedimiento por el cual el gobierno cubano permitió la liberación de los restantes 52 prisioneros políticos del grupo original de 75 encarcelados desde marzo de 2003, además de un adicional grupo de 74 en los últimos seis meses. A doce de ellos se les permitió permanecer en Cuba y los otros fueron enviados como exiliados a España. El Cardenal también nos brindó una breve charla sobre la situación de los diversos grupos religiosos en Cuba.
Rosalynn, Jennifer y yo tuvimos una extensa reunión privada con el canciller Rodríguez, que repitió gran parte de nuestra conversación anterior y se concentró en el caso de Alan Gross, quien fue detenido, juzgado y condenado en su quinta visita a Cuba por “actos contra la independencia del Estado. “En virtud de un subcontrato de USAID, que estaba en posesión de equipos diseñados para mejorar la comunicación por internet, supuestamente en beneficio de la comunidad judía cubana, utilizando fondos bajo la Ley Helms-Burton. (Yo había sido informado por los cubanos que el prisionero estadounidense Alan Gross no sería puesto en libertad durante mi visita, pero creo que esta es una posibilidad después de que su proceso de apelación se haya completado.)
La lista del terrorismo
En nuestro desayuno con los embajadores de España, Canadá, Hungría, México, Naciones Unidas, la Unión Europea, Suecia, Brasil y Colombia, ellos reafirmaron lo que el Ministro de Relaciones Exteriores había dicho acerca de los efectos adversos en sus bancos y sus movimientos de fondos hacia Cuba como resultado de la de las recientes restricciones bancarias más severas que ha impuesto EE.UU.
Planteamos una pregunta sobre la lista de terroristas, y los embajadores de España y Colombia dijeron que no estaban preocupados por la presencia de miembros de las FARC, la ETA, y el ELN en Cuba. De hecho, sostienen que esto aumenta su capacidad para tratar más eficazmente con estos grupos. De hecho, los miembros de ETA están allí a petición del gobierno español.
Después tuvimos una amplia exposición sobre la política económica cubana a cargo de Osvaldo Martínez, Presidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional. Describió los problemas actuales de Cuba y destacó las medidas adoptadas o previstas para “el progreso prudente” hacia la reducción de control del Estado sobre la agricultura, el comercio y los servicios. Ahora, por ejemplo, sólo alrededor del 50 por ciento de la tierra cultivable se utiliza, y las tierras ociosas se pondrán a disposición de las familias privadas en arrendamientos por “tiempo indefinido”. Cientos de miles de otros ciudadanos están siendo alentados a adoptar los medios privados de empleo.
Después de visitar un enorme centro para la tercera edad, tuvimos un almuerzo con el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, quien describió los objetivos del próximo Congreso de alrededor de 1,000 personas. Dijo que más de 2/3 de los párrafos propuestos se ha modificado para dar cabida a las sugerencias de los ciudadanos.
Una promesa de Clinton
A continuación, nos reunimos con dos madres y tres esposas de los “Cinco Cubanos”, que han sido encarcelados por más de doce años. El juicio en el altamente cargado clima político de Miami se consideró sesgado por un Tribunal de Apelación, pero las apelaciones posteriores les han sido negadas. Altos funcionarios cubanos afirman que contaban con una garantía personal del Presidente Clinton de que no habría vuelos de avionetas sobre La Habana, y que EE.UU. fue advertido de que no se permitirían más “violaciones de la soberanía de Cuba”. A pesar de esto, una avioneta [sic] reiteró su misión y fue derribado [en realidad fueron tres aviones los que volaron ese día y dos fueron derribados. N.E.]. Estos funcionarios afirmaron que el miembro de los 5 cubanos que fue condenado por el asesinato de la tripulación del avión no estuvo involucrado en el incidente.
Rosalynn, Jennifer y yo tuvimos luego una extensa reunión con el presidente Raúl Castro, donde cubrimos de nuevo muchos de los mismos problemas económicos y políticos. El presentó un panorama general de la revolución cubana, los sucesos de Bahía de Cochinos, la relación a menudo de confrontación con la Unión Soviética, la participación de sus fuerzas armadas en Angola y otros lugares, su relación con Fidel, y una descripción de la intervención que realizará en el Congreso del Partido. Recibió bien mi sugerencia de que él y sus ministros tengan acceso más fácil y más frecuente con los diplomáticos extranjeros. Todos los miembros de nuestro grupo se unieron a otros altos funcionarios cubanos en una cena ofrecida por el presidente.
El miércoles por la mañana nos reunimos con un grupo de disidentes activos, los blogueros y otros, y con 10 de los 12 prisioneros políticos recientemente liberados y sus esposas, quienes informaron que siguen insistiendo en que a sus compañeros exiliados en España se les permita regresar a Cuba. Ellos se quejaron de la dificultad para obtener documentos de identidad y renovación de licencias de conducir.
Rosalynn y yo hicimos una larga visita a Alan Gross en un hospital militar donde está confinado. Él expresó pesar por estar siendo tratado mucho mejor que sus compañeros de prisión (después del tratamiento anterior más pobre) y dijo que tenía comunicación adecuada con su esposa y familia.
Luego visitamos a Fidel en su domicilio particular y lo encontramos vigoroso, alerta y particularmente dedicado a monitorear los voluminosos informes de los medios de comunicación acerca de su lista de temas prescritos. Su principal preocupación de salud en cuestión es la rodilla izquierda y el hombro derecho, gravemente dañados en una caída durante una ceremonia en honor del Che Guevara en el 2004.
Antes de salir de La Habana, tuve una conferencia de prensa, una entrevista de televisión, y otra breve reunión con el presidente Castro, quien me recibió en el aeropuerto, donde repetí mi petición de que el señor Gross sea puesto en libertad y trasladé las preocupaciones recibidas de los grupos disidentes. Se comprometió a investigar los problemas e informarme personalmente sobre sus decisiones.
En resumen, creo que los objetivos básicos del Centro Carter se cumplieron durante la visita.
Algunas notas sobre la visita: Raúl, Fidel y otros líderes están completamente familiarizados con nuestro sistema político y las presiones especiales de una decreciente pero todavía poderosa minoría de cubanoamericanos. Ellos saben que la Ley Helms-Burton no puede ser derogada y son expertos en la autoridad que el presidente estadounidense puede ejercer.
Tanto en privado como público continué abogando por el fin de nuestro bloqueo económico contra el pueblo cubano, el levantamiento de todos los viajes, el comercio y las restricciones financieras, la liberación de Alan Gross y los Cinco, y el fin de la política de EE.UU. para señalar que Cuba promueve el terrorismo. Y por la libertad de expresión, de reunión y de viajar en Cuba, y el establecimiento de relaciones plenas entre los dos países. En el aeropuerto, Raúl le dijo a la prensa, “Estoy de acuerdo con todo lo que el presidente Carter dijo”.
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Trip Report by Former U.S. President Jimmy Carter to Cuba, March 28-30, 2011.
April 1, 2011
At the invitation of President Raul Castro, Rosalynn and I visited Havana on behalf of The Carter Center, accompanied by John Hardman, Jennifer McCoy, Robert Pastor, Melissa Montgomery, John Moores, and Diane Rosenberg.
The goals of our trip were to:
1. become acquainted with President Raul Castro and to ascertain his immediate and long-term goals for Cuba. The Party Congress will convene in April (on the 50th anniversary of the Bay of Pigs) and Cubans will adopt plans for economic and social reforms;
2. explore ideas on how United States-Cuba relations might be improved;
3. visit with key players in government and independent sectors; and
4. learn as much as possible about the cases of the Cuban Five prisoners in the U.S. and Alan Gross in Cuba.
Prior to the trip I had conversations with Secretary of State Clinton, National Security Advisor Donilon, and Judy Gross.
There is a fundamental incompatibility between policies of Cuba and the U.S., based on more than half a century of efforts by leaders in Washington to disrupt and bring about changes in the communist regime of Fidel and Raul Castro.
An economic embargo continues against Cuba, codified into law by the Helms-Burton Act passed during the Clinton administration. Activities or funds expended under its auspices, as expressed officially in the Act, and also assumed by Cubans, are limited to democracy promotion programs designed to weaken and overthrow the Castro regime. Such U.S. activities are authorized by U.S. law and considered a crime against the state by Cuban law.
Except for certain causes (academic, journalistic, or religious) and Cuban-American families, American citizens are deprived of the right to visit Cuba.
The Cubans know that, as president, I lifted all travel restraints and made strides toward normalizing diplomatic relations. This included the establishment of Interest Sections in Havana and Washington, through which a modicum of diplomatic exchange could be conducted.
We were met at the airport by Foreign Minister Bruno Rodriguez, Cuban Interest Section Chief Jorge Alberto Bolaños, and U.S. Chief of Mission Jonathan Farrar. I rode to our hotel with the foreign minister, who acknowledged some positive steps taken by the Obama administration (which I enumerated in detail), but maintained that the overall impact of recent policies had been very damaging to Cuba, primarily because of a tightening of financial transactions through foreign banks. Also, the continuing Helms-Burton program for "democracy promotion," which is a regime change strategy funded at $20 million, remains a serious source of concern.
Our first briefing was at the U.S. Interest Section, where I also spoke to the assembled staff (in Spanish and English). We were surprised at the size of the staff - 50 Americans and 270 Cubans. There seems to be minimal direct contact between American diplomats and top Cuban officials.
We next had a delightful visit with leaders of the Cuban Jewish community. Although there is no rabbi in Cuba, the 1,500 Cuban Jews have a lively religious and social agenda. They say they have complete freedom to worship and adequate internet communication with the outside world, and that they had no substantive contact with Alan Gross.
Our next meeting was with Cardinal Jaime Ortega, who explained the procedure by which the Cuban government permitted the release of the remaining 52 of the original 75 political prisoners incarcerated since March 2003 plus an additional 74 others over the last six months. Twelve of them were permitted to remain in Cuba and the others were exiled to Spain. The Cardinal also gave us a briefing on the status of the various religious groups in Cuba.
Rosalynn, Jennifer, and I had an extensive private session with Foreign Minister Rodriguez, who repeated much of our previous conversation and concentrated on the case of Alan Gross, who was arrested, tried, and convicted on his fifth visit to Cuba for "acts against the independence of the state." Under a USAID subcontract, he was in possession of equipment designed to enhance internet communication, ostensibly for the benefit of the Cuban Jewish community, using funds under the Helms-Burton Act. (I had been informed by the Cubans that American prisoner Alan Gross would not be released during my visit, but believe that this is a possibility after his appeals process is completed.)
In our breakfast meeting with ambassadors from Spain, Canada, Hungary, Mexico, UN, EU, Sweden, Brazil and Colombia, they reaffirmed what the Foreign Minister had said about the adverse effect on their banks and their movement of funds into Cuba as a result of new and more severe U.S. banking restrictions.
We raised a question about the terrorist list, and the Ambassadors from Spain and Colombia said they were not concerned about the presence of members of FARC, ETA, and ELN in Cuba. Indeed, they maintained that this enhances their ability to deal more effectively with these groups. In fact, ETA members are there at the request of the Spanish government.
We then had an extensive briefing on Cuban economic policy by Oswaldo Martinez, President of the National Assembly Economic Commission. He described Cuba's current problems and outlined steps being taken or contemplated for "cautious progress" toward reductions in state control over farming, trade, and services. Now, for instance, only about 50 percent of arable land is used, and idle land is being made available to private families on leases for "indefinite time." Several hundred thousand other citizens are being encouraged to adopt private means of employment.
After visiting an enormous senior citizens center we had lunch with National Assembly President Ricardo Alarcon, who further described the goals of the impending Congress assembly of about 1,000 people. He stated that more than 2/3 of the proposed paragraphs had been amended to accommodate suggestions from citizens.
We then met with two mothers and three wives of the "Cuban Five," who have now been incarcerated for more than twelve years. Their trial in the highly charged Miami political climate was considered to be biased by a U.S. appellate court, but subsequent appeals have been denied. Top Cuban officials claim they had personal assurance from President Clinton that there would be no more small plane flights over Havana, and that the U.S. was warned that no more "violations of Cuban sovereignty" would be permitted. Despite this, the small plane repeated its mission and was shot down. These officials claimed that the member of the Cuban 5 who was convicted of murder of the plane's crew could not have been involved.
Rosalynn, Jennifer, and I then had an extensive meeting with President Raul Castro, where we covered again many of the same economic and political issues. He gave an overview of the Cuban revolution, the Bay of Pigs incident, Cuba's often confrontational relationship with the Soviet Union, their armed forces' involvement in Angola and other places, his relationship with Fidel, and an outline of the speech he will make to the Party Congress. He received well my suggestion that he and his ministers have easier and more frequent access to foreign diplomats. All members of our group then joined other top Cuban officials at a supper hosted by the president.
Wednesday morning we met with a group of active dissidents, bloggers, and others and then hosted 10 of the 12 recently released political prisoners and their wives, who reported that they were still insisting that those exiled to Spain be permitted to return to Cuba. They complained about their difficulty in getting renewed ID cards and drivers' licenses.
Rosalynn and I had an extensive visit with Alan Gross in a military hospital where he is confined. He expressed some regrets at now being treated much better than his fellow prisoners (after earlier poorer treatment) and said he had adequate communications with his wife and family.
We then visited Fidel in his private home and found him to be vigorous, alert, and especially intent on monitoring voluminous media reports on his list of prescribed subjects. His primary health problem concerned his left knee and right shoulder, badly injured in a fall in 2004 at a ceremony honoring Che Guevara.
Before leaving Havana, I had a press conference, a TV interview, and another brief session with President Castro, who met me at the airport, where I repeated my request that Mr. Gross be released and relayed concerns I had received from the dissident groups. He promised to investigate the concerns and report his decisions to me.
In all, I believe the basic goals of The Carter Center were realized during the visit.
Some notes about the visit: Raul, Fidel, and other leaders are thoroughly familiar with our political system and the special pressures from a fading but still powerful minority of Cuban-Americans. They know that Helms-Burton cannot be repealed, and are experts on what authority the president has.
Both privately and publicly I continued to call for the end of our economic blockade against the Cuban people, the lifting of all travel, trade, and financial restraints, the release of Alan Gross and the Cuban Five, and end to U.S. policy that Cuba promotes terrorism, for freedom of speech, assembly, and travel in Cuba, and the establishment of full relations between our two countries. At the airport, Raul told the press, "I agree with everything that President Carter said." |