Rafael Cancel Miranda, nuestro héroe nacional y querido compatriota tiene a su haber una memoria prodigiosa. En la sala de su hogar, junto a su esposa y compañera de lucha María de los Ángeles Vázquez (Angie para nosotros, María para Rafael), nos remontó hacia sus miles de anécdotas de Cuba, pero sobre todo, sus vivencias en la Misión de Puerto Rico en Cuba Juan Mari Brás.
A las preguntas de Néstor, Rafael va de un recuerdo a otro en cuestión de segundos. Nos relata cuando conoció a Fidel, su regreso a Cuba luego de salir de la prisión junto a Oscar Collazo, Irving Flores y Lolita Lebrón y sus remembranzas, muchas jocosas, de los compañeros y compañeras de la Misión, siempre su punto de llegada a Cuba, y sobre los visitantes que tocaban a la puerta y eran punto fijo en la única embajada de Puerto Rico.
Conoció a Fidel cuando el dirigente cubano viajó a la ciudad de Nueva York como presidente de los Países No Alineados (NOAL) a dar un discurso en la ONU en el 1979, y los nacionalistas recién habían sido indultados. Cancel explica que fueron invitados al acto y que ‘’a su llegada al aeropuerto los esperaba el FBI que los acompañaron hasta el hotel’’, dice entre risas.
¿El primer viaje de ustedes a Cuba, cuando se da?
‘’En la última semana de octubre y la primera de noviembre de 1979’’, especifica María de los Ángeles, a lo que Rafaelito añade que ‘’la Misión coordinaba’’ toda la estadía, conferencias, visitas, entrevistas, etcétera. ‘’Todo era coordinado por la Misión, incluyendo el tratamiento médico que tuve una vez. Siempre tuve el respeto de que ella era quien nos representaba’’.
¿Quién era el delegado o delegada en la Misión?
‘’Yo recuerdo a Doris (Pizarro) a Muriente… pero más recuerdo a Doris porque fuimos a reunirnos con Roberto Fernández Retamar y al carro se le vació una goma y cuando buscamos la de repuesto, (risas) también estaba vacía’’.
‘’En ese primer viaje, también estuvo mi madre Pupa. Ella me dice que acompañó a Lolita a la ONU y a Cuba’’, comenta Néstor.
‘’Fíjate que la recuerdo que en la reunión que tuvimos con la Federación de Mujeres Cubanas, estaba Lolita y le estaban dando el merecido homenaje y la invitaron a la mesa y Pupa estaba atrás calladita. Yo me levanté y les dije: aquí hay una persona de grandes méritos patrióticos y es doña Pupa’, yo la mencioné, ella estaba allí’’.
¿En esa ocasión del viaje a Cuba, volviste a encontrarte con Fidel?
‘’Sí, los cuatro recibimos de él la Orden Playa Girón y la Medalla Conmemorativa del XX Aniversario de sus manos, ahí está la foto. (Se refiere al folleto de la extensa entrevista Sadismo sofisticado que le hiciera la cubana Juana R. Carrasco donde se despliega la foto de Cancel y Fidel en una toma histórica de dos titanes que hermanan a Puerto Rico y Cuba.) Un compañero en la Misión me dijo que Fidel saldría para Panamá pero quería que me quedara tres días más para que hablara en Pinar del Río’’.
La conversación continúa hilvanando recuerdos de la Misión de Puerto Rico en Cuba. No hay que hacer preguntas.
Rafaelito señala que estuvo presente en reuniones y actividades que no eran necesariamente de independentistas, como por ejemplo el Congreso Económico que reunió a personas de distintas ideologías. También destacó la función de enlace de la Misión entre Cuba y boricuas que necesitan tratamiento médico u otras ayudas pertinentes.
Pelegrín García
‘’Tengo una anécdota muy bonita’’. Aquí Rafaelito llama a María de los Ángeles para que le ayude a recordar. ‘’Un doctor de nombre Felipe Cárdenas, esposo de la compañera Georgina Chabau que trabajó con Arbesú nos pregunta si nosotros sabíamos dónde estaba la tumba de Pelegrín García, revolucionario puertorriqueño. El doctor había estado en Nueva York y había participado en el movimiento libertador. Él quería que le pusiéramos unas rosas en su nombre en la tumba de Pelegrín García. Me explica las razones. El mensaje que escribió Fidel, el primer mensaje que escribió Fidel cuando lo encarcelan’’…
Rafaelito se dirige a su María: ‘’Cuéntale la historia, que tú tienes mejor memoria’’. María de los Ángeles relata la historia que una vez más une a dos revolucionarios: Fidel y Pelegrín, a Cuba y Puerto Rico y a la Misión.
‘’Fidel estaba preso después del Moncada y le entregó un mensaje a su primera esposa, Mirta Díaz-Balart, para que lo divulgara. Ella sacó el mensaje de la cárcel pero no sabía qué hacer para difundirlo. Había muerto alguien en esos días en La Habana y en la funeraria, Mirta se encuentra con la mamá de Felipe y le relata lo de Fidel y el mensaje. La madre de Felipe le dice: Ve al hospital y busca a un puertorriqueño que está allí hospitalizado. Él no está enfermo, lo que tiene es ‘estancitis’. (Nos miramos extrañados con la palabra) María explica que Pelegrín acostumbraba hospitalizarse para descansar, era su ‘estancia’. (Mi carcajada fue sonora.)
Ahora es Rafaelito quien interviene para explicar la palabreja. Nos cuenta que ambos se hospedaban en el mismo apartamento cerca de la Universidad de La Habana. A Pelegrín le dio un dolor y fue al hospital. Como no regresaba, Rafaelito fue a verlo. ‘’Bueno Pelegrín, ¿qué pasa, estás mal? Pelegrín le contestó por lo bajo: ‘’Chico, aquí estoy comiendo bueeeno’’. Desde entonces Pelegrín instituyó la ‘estancitis’.
Aclarada la ‘enfermedad’, María de los Ángeles continúa: ‘’Le entregas el documento, mi hijo trabaja allí, es doctor, él sabrá qué hacer’’. El mensaje pasó de Pelegrín a manos de Felipe y se divulgó. Al cabo de los años, y en una visita a la Misión estaban los Amigos de Rafael en Cuba y entre ellos, Felipe. De momento yo estoy en el grupo donde está Felipe y me pregunta si yo sabía dónde estaba enterrado Pelegrín. Le dije que no, pero mi esposo de seguro sabe. Busqué a Rafael y en efecto, conocía la ubicación. Felipe nos pidió que le lleváramos una rosa roja de su parte”.
Cuando retornaron a Puerto Rico, María de los Ángeles y Rafaelito fueron a la tumba de nuestro Pelegrín García en Cabo Rojo. Le llevaron la rosa roja, tomaron fotos y las enviaron a Felipe.
Continuamos hablando y María de los Ángeles indica que Felipe fue enviado por el Movimiento 26 de Julio a Nueva York con la encomienda de conseguir armas y allí conoció a Pelegrín. Néstor por su parte señala que Felipe fue un cirujano pediátrico revolucionario que luchó en el clandestinaje en Cuba. Añadió que el pasado octubre estuvo compartiendo con Georgina.
Otra anécdota de la Misión
‘’Está la de Olguita (Olga Sanabria) pero Olguita creo que me va a matar… pero esto es con cariño, yo la quiero mucho. Cuando Olguita estaba como delegada de la Misión, ella me llevaba en el carro. ¡Qué malo guiaba! Se paraba en medio de la calle y los cubanos le gritaban ‘oye guapa, sigue, sigue’. Se le olvidaba la emergencia… Yo le decía Olguita, tú me vas a matar, lo que no ha podido el imperio’’.
Lo mal que conducía Olga, se debió a que cuando fue nombrada delegada, vivía en Nueva York y nunca necesitó carro. Al llegar a Cuba tuvo que aprender en el vehículo de la Misión que era de cambios, explica Néstor.
‘’Y conmigo de pasajero’’, ríe Rafaelito.
Los relatos no cesan. Uno tras otro, toda una vida pasando ante mis ojos y siempre Misión. Cancel recuerda al muchacho mayagüezano que fue con él a prisión, combatiente nacionalista y a quien ya no vio más después del ataque al congreso estadounidense en el que participaron el propio Rafael, Lolita, Irving y Andrés. Los años pasaron y por fin salen de prisión, van a Cuba y allí en la Misión encuentra a su querido amigo: Reinaldo Trilla Martínez.
Luego le fue otorgada la Medalla José Martí, el más alto honor de la hermana antilla. Al momento de recibirla llamó junto a él a Paquita Pesquera y a un nieto de ella que estaban presentes en la ceremonia para que compartieran con él el homenaje.
Sobre los amigos visitantes continuos a la Misión está Ricardo Alarcón a quien ‘’conoce desde siempre’’. Incluso cuando viaja a Cuba, esa última hora de estadía la pasa con Alarcón, como un rito iniciado entre camaradas que se abrazaron por primera vez en la Misión.
El significado de la Misión
María de los Ángeles toma la palabra. ‘’La Misión, obviamente la función política es fundamental y para Rafael, llegar a la Misión era llegar a un punto de encuentro con lo más grande del movimiento revolucionario latinoamericano e internacional, pero para ambos, la Misión era la casa, pero la casa en el sentido de un hogar… era como llegar a la casa de la familia. Cuando Rafael iba solo, como cuando le estaban dando un tratamiento de ozono, yo lo llamaba y me decía “aquí estoy en la Misión tomándome un juguito que me trajo doña Suni.” Edwin, Raquel, los nenes, se convirtieron en parte de esa familia grande. Para Rafael era llegar a su casa fuera de Puerto Rico’’.
Rafael continúa el pensamiento de María de los Ángeles. “La Misión, como diría Hostos de Puerto Rico es el punto de partida”, para todos los puertorriqueños.
*Artículo en el programa de mano del 50 aniversario de la Misión de Puerto Rico en Cuba Juan Mari Brás. |