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Comunidades y grupos reviven planteles escolares cerrados por el gobierno PDF Imprimir Correo
Escrito por Gabriela Ortiz Díaz | Claridad   
Jueves, 19 de Abril de 2018 23:29

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La administración actual y las pasadas dos han sido responsables de cierres masivos de planteles escolares amprándose en el cumplimiento del Plan Fiscal de Puerto Rico, en la redirección del presupuesto del Departamento de Educación (DE), hacia el mejoramiento de la calidad de la enseñanza o en la baja de matrícula que va dejando la emigración de cientos de puertorriqueños y puertorriqueñas en los últimos años.

 

 



Bajo el gobierno de Ricardo Rosselló Nevares y a través de la designada Julia Keleher, algunos de los objetivos para el desarrollo del nuevo DE que suenan una y otra vez en cada mensaje ofrecido son: atender las necesidades del estudiantado, mejorar la calidad de la educación, transformar el sistema público de enseñanza, priorizar la compra de materiales escolares y comprometerse con el magisterio.

Aunque diversos sectores del país han tronado contra el más reciente anuncio del cierre de 283 escuelas para agosto 2018 – padres y madres, alcaldes, senadores y legisladores, comunidades, estudiantes, sindicatos magisteriales –, aludiendo que el Gobierno no ha hecho públicos los criterios utilizados para cerrar planteles, la secretaria justifica el ejercicio realizado para llegar a este número de escuelas utilizando factores como: matrícula, condiciones de la planta física, zonas de incidencia criminal, distancia, accesibilidad, aprovechamiento académico y servicios a estudiantes de educación especial.

Desde mayo 2017, se calcula una reducción de 38,762 estudiantes, cifra utilizada por el DE para reafirmar la propuesta de sólo mantener abiertos los planteles realmente necesarios. A pesar de la exactitud con la que manejan esa cifra mediáticamente, existe incertidumbre en cuanto a otros datos como por ejemplo: cuánto realmente se ahorran en presupuesto al cerrar esas escuelas, o cómo pretenden ahorrar dinero mientras le pagan miles a Keleher y se prevén contratos a asesores para el DE.

Ante todos los atropellos que ha venido sufriendo la educación pública de este País – como el de vender escuelas a entidades religiosas por $1 – han sido las comunidades las que han redirigido el rumbo de los planteles cerrados, estructuras dadas al vandalismo o a convertirse en estorbos públicos.

Tal es el caso de la escuela elemental de Parcelas Suárez en Loíza, Gregorio “Goyín” Lanzo Cirino, que fue cerrada por falta de matrícula bajo la administración del ex gobernador Alejandro García Padilla, pero convertida en centro comunal por la junta de residentes del sector. Liderados por Alexis Correa, la comunidad decidió apoderarse del plantel, gestión que comenzó con la compra y cambio de candados. Luego, durante todo el 2016, se sometieron a un proceso legal para solicitar la escuela al DE y al Departamento de Carreteras, agencia que requirió aproximadamente mil dólares por el plantel escolar. Sin embargo el traspaso de la escuela se hizo gratuitamente tras la junta de residentes someter una resolución conjunta a la Asamblea Legislativa.

Desde el 2017, se ofrecen talleres y otros servicios de lunes a viernes de 8 de la mañana a 4 de la tarde, se arrendan salones al Programa Head Start, se utilizó como refugio tras María, se mantiene habilitada y vigilada.



Comuna Educativa, Cultural y Empresarial Cajey


Por otra parte, desde el 2016, Rosita Rosado ha sido la cabecilla de la Comuna Educativa Cultural y Empresarial Cajey (CECE), pensada para desarrollarse en la escuela de la comunidad Alejandro Tapia del barrio Las Vegas de Cayey, en desuso por más de 12 años. Al obtener los permisos del Departamento de Educación y del Municipio, la pequeña escuela se ha convertido en una cocina comercial y un salón para ofrecer talleres. La fase 1, que es la cocina, está montada en un 80 por ciento gracias a fondos donados a través de propuestas.

Esta iniciativa beneficiará completamente a la comunidad cayeyana. La idea primordial es apostar por la sustentabilidad económica de proyectos de autogestión. En ese sentido, se montará un negocio que produciría un efecto dominó: confeccionar pasteles y guanimes con las viandas e ingredientes que le compren a los agricultores locales y luego, venderlos a las lechoneras de Guavate, que son empresas puertorriqueñas.



Centro de Apoyo Mútuo de Las Carolinas

Asimismo, el pasado 6 de noviembre, residentes de la comunidad Las Carolinas de Caguas prepararon el primer almuerzo para los vecinos más necesitados en la cocina de la Escuela María Montañez Gómez, la cual decidieron tomar porque la habían vandalizado luego de que el Departamento de Educación decidiera cerrarla hace más de un año.

Siguiendo el concepto del Centro de Apoyo Mútuo (CAM) que se gestó en el casco urbano de Caguas para cubrir, prioritariamente, las necesidades alimentarias de los sectores más próximos, Carmen Lydia Texidor quiso emprender un CAM en Las Carolinas para aportar con comida preparada a los y las encamados, incapacitadas y cuidadores de estas personas residentes de los sectores Fanguito, Casucha, Chiringa, Los Ramos, Los Lozada, Las parcelas viejas y la urbanización.



Sede de Experiencias Vivas de Aprendizaje, SEVA

Otras iniciativas comunitarias que han surgido a raíz del cierre de planteles escolares son el Proyecto Siembra y la Sede de Experiencias Vivas de Aprendizaje (SEVA), ambas gestadas para funcionar en lo que era la Escuela Antonio R. Barceló de Culebra, cerrada por la administración pasada.

La organización sin fines de lucro Mujeres de Islas adoptó hace cuatro años esta escuela antes de que el municipio de Culebra lograra demoler el plantel, ubicado en una de las calles principales del casco del pueblo, para convertirlo en un estacionamiento.

La Antonio R. Barceló se cerró con la excusa de trasladar al estudiantado a la Escuela Ecológica que construirían. “Quizás el plantel estaba desmejorado, pero nada que no se pudiera arreglar. Siempre ha sido un edificio hermoso, con áreas verdes y ventilación… [Imagino] que, como siempre ocurre en Puerto Rico, había unos fondos para construir nuevas escuelas y se decidió hacer un nuevo modelo que se llamó Escuela Ecológica. Lo triste es que nunca ha sido escuela ecológica, aunque tiene celdas solares en el techo”, comentó a este medio la líder Mari Carmen Carbonell.

El Proyecto Siembra, el cual se mantiene por el apoyo económico de la organización federal AmeriCorps, pretende lograr un Culebra más sustentable. “Era espeluznaste pensar en el volumen de concreto que se hubiese tenido que mover de dar paso a ese estacionamiento, que le hubiese dado prioridad a los carros en vez de a la gente”, dijo Carbonell.

Mujeres de Islas solicitó la ayuda a AmeriCorps para insertarse en la escuela. Una vez aprobados los fondos, crearon el Proyecto Siembra y acapararon varios salones del plantel para ofrecer taller de madera, costura, arte, siembra y para darle mantenimiento a las áreas comunes. Dado el resultado positivo del apoderamiento del espacio, se unió la Fundación de Culebra con el concepto de escuela de música. De igual forma, el Proyecto Siembra sostiene vínculos con el la niñez temprana y la juventud de Culebra a través de la Escuela Ecológica. Así esto, el voluntariado que ha creído en la gestión que se realiza desde este plantel retomado ofrece servicio a la comunidad por 12 horas de lunes a viernes.

Mientras más la gente se envuelva en este tipo de proyectos, más sólido se vuelve el quehacer comunitario, capaz de aplacar la gestión gubernamental de cerrar planteles escolares y aniquilar el porvenir del pueblo puertorriqueño en aras de beneficiar a un puñado de personas.

La administración actual y las pasadas dos han sido responsables de cierres masivos de planteles escolares amprándose en el cumplimiento del Plan Fiscal de Puerto Rico, en la redirección del presupuesto del Departamento de Educación (DE) hacia el mejoramiento de la calidad de la enseñanza o en la baja de matrícula que va dejando la emigración de cientos de puertorriqueños y puertorriqueñas en los últimos años.

Bajo el gobierno de Ricardo Rosselló Nevares y a través de la designada Julia Keleher, algunos de los objetivos para el desarrollo del nuevo DE que suenan una y otra vez en cada mensaje ofrecido son: atender las necesidades del estudiantado, mejorar la calidad de la educación, transformar el sistema público de enseñanza, priorizar la compra de materiales escolares y comprometerse con el magisterio.

Aunque diversos sectores del país han tronado contra el más reciente anuncio del cierre de 283 escuelas para agosto 2018 – padres y madres, alcaldes, senadores y legisladores, comunidades, estudiantes, sindicatos magisteriales –, aludiendo que el Gobierno no ha hecho públicos los criterios utilizados para cerrar planteles, la secretaria justifica el ejercicio realizado para llegar a este número de escuelas utilizando factores como: matrícula, condiciones de la planta física, zonas de incidencia criminal, distancia, accesibilidad, aprovechamiento académico y servicios a estudiantes de educación especial.

Desde mayo 2017, se calcula una reducción de 38,762 estudiantes, cifra utilizada por el DE para reafirmar la propuesta de sólo mantener abiertos los planteles realmente necesarios. A pesar de la exactitud con la que manejan esa cifra mediáticamente, existe incertidumbre en cuanto a otros datos como por ejemplo: cuánto realmente se ahorran en presupuesto al cerrar esas escuelas, o cómo pretenden ahorrar dinero mientras le pagan miles a Keleher y se prevén contratos a asesores para el DE.

Ante todos los atropellos que ha venido sufriendo la educación pública de este País – como el de vender escuelas a entidades religiosas por $1 – han sido las comunidades las que han redirigido el rumbo de los planteles cerrados, estructuras dadas al vandalismo o a convertirse en estorbos públicos.

Tal es el caso de la escuela elemental de Parcelas Suárez en Loíza, Gregorio “Goyín” Lanzo Cirino, que fue cerrada por falta de matrícula bajo la administración del ex gobernador Alejandro García Padilla, pero convertida en centro comunal por la junta de residentes del sector. Liderados por Alexis Correa, la comunidad decidió apoderarse del plantel, gestión que comenzó con la compra y cambio de candados. Luego, durante todo el 2016, se sometieron a un proceso legal para solicitar la escuela al DE y al Departamento de Carreteras, agencia que requirió aproximadamente mil dólares por el plantel escolar. Sin embargo el traspaso de la escuela se hizo gratuitamente tras la junta de residentes someter una resolución conjunta a la Asamblea Legislativa.

Desde el 2017, se ofrecen talleres y otros servicios de lunes a viernes de 8 de la mañana a 4 de la tarde, se arrendan salones al Programa Head Start, se utilizó como refugio tras María, se mantiene habilitada y vigilada.

 

Comuna Educativa, Cultural y Empresarial Cajey

Por otra parte, desde el 2016, Rosita Rosado ha sido la cabecilla de la Comuna Educativa Cultural y Empresarial Cajey (CECE), pensada para desarrollarse en la escuela de la comunidad Alejandro Tapia del barrio Las Vegas de Cayey, en desuso por más de 12 años. Al obtener los permisos del Departamento de Educación y del Municipio, la pequeña escuela se ha convertido en una cocina comercial y un salón para ofrecer talleres. La fase 1, que es la cocina, está montada en un 80 por ciento gracias a fondos donados a través de propuestas.

Esta iniciativa beneficiará completamente a la comunidad cayeyana. La idea primordial es apostar por la sustentabilidad económica de proyectos de autogestión. En ese sentido, se montará un negocio que produciría un efecto dominó: confeccionar pasteles y guanimes con las viandas e ingredientes que le compren a los agricultores locales y luego, venderlos a las lechoneras de Guavate, que son empresas puertorriqueñas.

 

Centro de Apoyo Mútuo de Las Carolinas

Asimismo, el pasado 6 de noviembre, residentes de la comunidad Las Carolinas de Caguas prepararon el primer almuerzo para los vecinos más necesitados en la cocina de la Escuela María Montañez Gómez, la cual decidieron tomar porque la habían vandalizado luego de que el Departamento de Educación decidiera cerrarla hace más de un año.

Siguiendo el concepto del Centro de Apoyo Mútuo (CAM) que se gestó en el casco urbano de Caguas para cubrir, prioritariamente, las necesidades alimentarias de los sectores más próximos, Carmen Lydia Texidor quiso emprender un CAM en Las Carolinas para aportar con comida preparada a los y las encamados, incapacitadas y cuidadores de estas personas residentes de los sectores Fanguito, Casucha, Chiringa, Los Ramos, Los Lozada, Las parcelas viejas y la urbanización.

 

Sede de Experiencias Vivas de Aprendizaje, SEVA

Otras iniciativas comunitarias que han surgido a raíz del cierre de planteles escolares son el Proyecto Siembra y la Sede de Experiencias Vivas de Aprendizaje (SEVA), ambas gestadas para funcionar en lo que era la Escuela Antonio R. Barceló de Culebra, cerrada por la administración pasada.

La organización sin fines de lucro Mujeres de Islas adoptó hace cuatro años esta escuela antes de que el municipio de Culebra lograra demoler el plantel, ubicado en una de las calles principales del casco del pueblo, para convertirlo en un estacionamiento.

La Antonio R. Barceló se cerró con la excusa de trasladar al estudiantado a la Escuela Ecológica que construirían. “Quizás el plantel estaba desmejorado, pero nada que no se pudiera arreglar. Siempre ha sido un edificio hermoso, con áreas verdes y ventilación… [Imagino] que, como siempre ocurre en Puerto Rico, había unos fondos para construir nuevas escuelas y se decidió hacer un nuevo modelo que se llamó Escuela Ecológica. Lo triste es que nunca ha sido escuela ecológica, aunque tiene celdas solares en el techo”, comentó a este medio la líder Mari Carmen Carbonell.

El Proyecto Siembra, el cual se mantiene por el apoyo económico de la organización federal AmeriCorps, pretende lograr un Culebra más sustentable. “Era espeluznaste pensar en el volumen de concreto que se hubiese tenido que mover de dar paso a ese estacionamiento, que le hubiese dado prioridad a los carros en vez de a la gente”, dijo Carbonell.

Mujeres de Islas solicitó la ayuda a AmeriCorps para insertarse en la escuela. Una vez aprobados los fondos, crearon el Proyecto Siembra y acapararon varios salones del plantel para ofrecer taller de madera, costura, arte, siembra y para darle mantenimiento a las áreas comunes. Dado el resultado positivo del apoderamiento del espacio, se unió la Fundación de Culebra con el concepto de escuela de música. De igual forma, el Proyecto Siembra sostiene vínculos con el la niñez temprana y la juventud de Culebra a través de la Escuela Ecológica. Así esto, el voluntariado que ha creído en la gestión que se realiza desde este plantel retomado ofrece servicio a la comunidad por 12 horas de lunes a viernes.

Mientras más la gente se envuelva en este tipo de proyectos, más sólido se vuelve el quehacer comunitario, capaz de aplacar la gestión gubernamental de cerrar planteles escolares y aniquilar el porvenir del pueblo puertorriqueño en aras de beneficiar a un puñado de personas.

 

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