Uno de los escasos triunfos que los estadoístas han logrado en Puerto Rico es haber construido la narrativa de que son mayoría. Muchos, tal vez demasiados, lo creen. Siendo un partido que se moviliza por razón del estatus y que ha ganado elecciones por centenares de miles de votos, parece fácil creer que son mayoría o, al menos, un grupo muy grande. Hay hasta quien dice que son “la mitad del país”. Pero la realidad es otra: los últimos dos plebiscitos han demostrado que los estadistas son una minoría no solo del país, sino incluso del registro electoral.

En junio de 2017 el PNP se inventó un plebiscito con las tres fórmulas clásicas de estatus: estadidad, independencia y el ELA “como está”. La opción de la estadidad obtuvo una mayoría de votos de 97.18%. Visto así, parece una victoria abrumadora. Pero hay un pequeño detalle. Solo votó el 23% del registro electoral. Nótese bien: no el 23% del País, sino el 23% de los incluidos en el registro electoral. Si hacemos un ejercicio de redondeo, puede decirse que votó una cuarta parte (25%) del registro electoral. De esa cuarta parte, casi el 100% votó por la estadidad. Así, ese 97% es solo un poco menos de la cuarta parte del registro electoral.

En 2020 el PNP volvió a las suyas y, tomando el toro por los cuernos, propuso y efectuó un plebiscito de estadidad Sí o No. Lo convoyó con las elecciones generales para disimular el chasco de 2017, cuando solo salió a votar la cuarta parte estadista del registro electoral. En este de 2020 la estadidad fue favorecida por el 52.18% de los que votaron. Otra vez hay una apariencia de mayoría, pero es solo apariencia. Porque la participación electoral en 2020 fue de 50.3%. Esto es, solo la mitad del registro electoral fue a votar, y de esa mitad, la mitad votó estadidad. La mitad de la mitad es una cuarta parte del registro electoral.

El resultado del plebiscito 2020 es compatible con el resultado de 2017. En 2017 poco menos de una cuarta parte del registro electoral salió a votar y de esa cuarta parte casi la totalidad (97%) votó estadidad. Pero es 97% del 23%, es decir, casi la totalidad de poco menos que la cuarta parte. Redondeando, una cuarta parte del registro electoral fue a votar y votó por la estadidad. En 2020 la situación es similar. La estadidad fue favorecida por la mitad de la mitad que votó, esto es, una cuarta parte del registro electoral. En consecuencia, de 2017 a 2020 la estadidad se estancó en una cuarta parte del registro electoral.

Esos dos resultados consistentemente demuestran que los defensores de la estadidad no son mayoría. Son una cuarta parte del registro electoral, es decir, son una minoría. Si tomamos como referencia el universo de los que son hábiles para votar pero que no se inscriben, el porciento de la estadidad es aún menor.

Una cosa esta bien clara: los estadistas no son la mayoría del País, ni siquiera del registro electoral. Comencemos a desmontar la narrativa de que los estadistas son mayoría. No lo son y deben ser reducidos a su papel de minoría.