(San Juan, 25 de septiembre 2011). Portavoces del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH) anticiparon una nueva crisis en los servicios de salud [...]
para los recipientes del plan gubernamental MiSalud, cuando culmine el periodo de transición al nuevo plan que administrara dicho programa a partir del 1ro de noviembre.
“Dentro de poco más de un mes debe comenzar el nuevo intermediario o aseguradora que administre MiSalud y a estas alturas no se sabe su identidad. Esto augura graves problemas con médicos y entidades proveedoras de servicios de salud, ya que no se ha negociado tarifas ni condiciones contractuales con el nuevo intermediario” advirtió el Dr. Héctor L. Pesquera, médico de familia y copresidente del MINH.
“Ante el descontento de los profesionales de la salud con la imposición unilateral de tarifas que han experimentado en al pasado y con los atrasos en pagos, es fácil entender que la nueva entidad administradora tendrá problemas para estructurar una red de proveedores que ofrezca servicios a 840,000 personas en menos de un mes”, alertó el galeno.
Ante el deterioro de los indicadores de salud que se ha experimentado en las últimas dos décadas en Puerto Rico, tales como la mortalidad infantil, los embarazos prematuros, los embarazos en adolescentes, la salud mental, los suicidios y la violencia doméstica entre otros, es hora de reconocer que el modelo existente cuesta demasiado y no sirve, no funciona.
Coincidimos con el Dr. Ibrahim Pérez en que la salud pública no puede verse como un negocio, como una mercancía que se compra y se vende. Proponemos un sistema de salud fundamentado en la salud como un derecho humano de todos y todas, centrado en el paciente; un modelo de salud integrado para todo Puerto Rico, con énfasis en el cuidado primario y la prevención.
Como primer paso, con el fin de evitar que el sistema de salud público siga el curso de deterioro progresivo en que se encuentra y su eventual colapso, proponemos como lo han hecho otros sectores del país, establecer el modelo de pagador único. Es decir, una oficina gubernamental que sea la responsable de contratar proveedores y pagar directamente por los servicios prestados, tal y como hace actualmente la ACAA. De esta manera se eliminarían las compañías aseguradoras como intermediarios y se utilizarían esos millones de dólares en mejorar los servicios a los más necesitados, los beneficiarios de MiSalud.
De otra parte, la Oficina de pagador único estaría en condiciones óptimas para ponerle controles a la industria farmacéutica y abaratar los precios de los medicamentos utilizados en el sistema al negociar precios ajustados por volumen.
Pero para lograr un verdadero salto cualitativo en nuestra calidad de vida y de salud, será necesario implantar un Sistema Universal de Salud que permita la integración y mejor utilización de los recursos disponibles.
Es por eso que como segundo paso, proponemos que se le dé curso inmediato a los estudios y ajustes necesarios para estructurar y operar un Sistema Universal de Salud en Puerto Rico, como lo han hecho los países más adelantados del mundo en materia de salud.
Para implantar un sistema de salud como el que se propone: moderno, accesible a todos y todas, a la altura de los países desarrollados del mundo y lograr el deseado salto cualitativo en nuestra calidad de vida, será necesario:
1. Que el pueblo y su gobierno reconozcan que la salud es un derecho fundamental del ser humano, no una mercancía que se compra y se vende.
2. Sacar a los mercaderes del Templo.
3. Integrar todos los sistemas y recursos, económicos y humanos que hoy funcionan desarticulados, para constituir un solo sistema de salud, accesible a todos y todas; desde el que tiene el dinero para comprar un plan privado hasta el que no tiene ni para comprar una curita.
4. Invertir la Pirámide para que la Prevención sea la base del sistema.
El reclamo por un cambio radical en la prestación de servicios de salud en Puerto Rico es multisectorial, amplio y contundente. La crisis y deterioro del modelo existente nos presenta un reto y nos ofrece una oportunidad para impulsar un cambio verdaderamente cualitativo en la salud pública y en la defensa de la salud como un derecho humano fundamental, no como un privilegio de los que tienen dinero. No hay espacios para más parches. Es momento del cambio revolucionario. |