La propuesta de consulta de estatus presentada al gobernador Fortuño por el Presidente del Partido Independentista Puertorriqueño ha levantado serias interrogantes y preocupaciones.
Desde el punto de vista estratégico, es al menos una propuesta muy peligrosa para el independentismo.
En primer lugar, en aras de ilegitimar el ELA y la colonia, la propuesta del PIP le da legitimidad a la anexión como solución al problema colonial. El derecho internacional vigente sólo reconoce la validez de la integración de una nación a otra cuando la misma surge de un país soberano a otro, en igualdad de condiciones, que libre y soberanamente deciden integrarse, reservándose ambas partes el derecho a disolver dicha integración si en algún momento y en el pleno ejercicio de su soberanía, a alguna de las partes no le conviene o no desea continuar integrado. Ése podría ser el caso si la república independiente de Puerto Rico llega a acuerdos de integración con los países caribeños que nos rodean para constituir un bloque económico y político que resulte beneficioso para todas las partes. El día que a Puerto Rico no le convenga dicha integración, podrá en el ejercicio pleno de su soberanía separarse de la misma.
Transitar desde la colonia a la anexión a la metrópolis, no es otra cosa que la culminación del colonialismo y no puede ser reconocido como una solución válida por el independentismo, menos aún si no se reconoce el derecho a la secesión. El derecho a la separación de un Estado de la unión americana no está contemplado en el esquema de la estadidad. En la anexión colonial no hay derecho a la secesión. Para los independentistas la anexión desde la colonia ha sido y es inaceptable y no se le puede dar legitimidad alguna a dicha pretensión. Significaría nada más y nada menos que la disolución de la nación puertorriqueña.
En segundo lugar, la propuesta de plebiscito del compañero Rubén Berríos constituye un atraso en la defensa de la Asamblea Constitucional de Estatus como mecanismo procesal para la descolonización de Puerto Rico. No se puede estar afirmando en los documentos programáticos del Partido que se defiende e impulsa la Asamblea Constitucional de Estatus y en la práctica sabotear dicha alternativa con propuestas como la formulada por el Presidente del PIP. Dicha ambivalencia le resta fuerza a la Constituyente y causa confusión en el pueblo.
En tercer lugar, la propuesta pipiola rompe con el consenso y acuerdo al que habíamos llegado en reunión multilateral sostenida en el Comité Nacional del PIP el 12 de abril de los corrientes, con la participación de representantes de ese partido, del MINH, el Partido Nacionalista, el Movimiento Al Socialismo y el Frente Socialista. En dicha reunión acordamos unánimemente constituirnos en un Frente Independentista Antiplebiscitario, en el que trabajaríamos de forma coordinada para deslegitimar el plebiscito propuesto por el Comité Interagencial de Casa Blanca y el PNP, realizando trabajo educativo y de movilización a nivel nacional, internacional y en las comunidades puertorriqueñas en Estados Unidos.
Sin consultar y sin encomendarse a nadie, Rubén decidió por su lado que su idea era mejor, e inmediatamente hizo un llamado para que todo el independentismo apoyara su propuesta. Así no se construye la unidad necesaria.
De otra parte, para un importante sector del independentismo y de los movimientos soberanistas, la participación de la diáspora en cualquier proceso o mecanismo descolonizador es un asunto cardinal, fundamental, siendo Puerto Rico una nación dividida como resultado del colonialismo y con más de la mitad de su población residiendo en Estados Unidos.
El acuerdo PIP-PNP sólo sirve para que Fortuño le presente a Obama un cuadro halagador en cuanto a que se está caminando hacia la descolonización y le servirá a Wáshington para argumentar, ante la proximidad de las vistas del Comité de Descolonización de la ONU a celebrarse el próximo lunes 20 de junio, la falsa imagen de que en Puerto Rico ya está encaminado el proceso de autodeterminación conducente a la descolonización.
En esa encrucijada nos ha metido la propuesta del PIP. Claro que el directorio del PNP la va a aceptar. Y claro que de llevarse a cabo un plebiscito como el propuesto, el PIP se quedará solo en su defensa. Amplios sectores del independentismo consideramos que la propuesta de Rubén Berríos es un error estratégico garrafal, por lo que tendremos que combatirlo e insistir en que nos atengamos al derecho internacional vigente en el proceso de descolonización de Puerto Rico.
Nada de lo anterior significa que no podamos continuar esfuerzos por acordar y realizar acciones conjuntas con el PIP producto del diálogo y dirigidas a adelantar la causa de la justicia social, la descolonización e independencia. Más aún, reconocemos que el PIP, como cualquier organización política, tiene el derecho de impulsar su línea política y concepción organizativa. Pero el rompimiento unilateral de consensos y acuerdos no conducen a adelantar la unidad necesaria entre el movimiento patriótico puertorriqueño.
*El autor es médico, Copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano y miembro de la Junta Directiva de CLARIDAD.
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